Imprímeme

Halajá, tradición y realidad

Por: Rav Daniel Shmuels

En Hashavua, esta sección lleva por nombre ”Halajá en la Actualidad”. El motivo para otorgar dicho nombre a esta columna semanal, por parte del autor como de la directora, es poder proporcionar al lector acerca de las diferentes posibilidades que nos puede brindar la Halajá hoy en día en temas controvertidos, de momento, de interés social, etcétera. Todo ello, desde la óptica del judaísmo ortodoxo, abarcando la opinión más Majmir (estricta) hasta la más Meikel (indulgente), para entonces poder propiciarle al lector, de una manera educativa, el concepto “dinámico y adaptativo” que hace de nuestra sagrada Halajá un Eitz Jaim (árbol de vida). 

A pesar de los múltiples temas que pueden existir en nuestra realidad inmediata y de realmente desear que nuestras circunstancias actuales fueran diferentes. Tenemos una realidad y una circunstancia sin precedentes en nuestras vidas, nuestro común denominador en este momento histórico es uno y todos sabemos su nombre; es por ello que, a pesar de probablemente caer en un tema repetitivo y sobre saturado por todos los medios audiovisuales de comunicación, la principal intención de este autor es traer a la luz los ajustes Halájicos que se han tenido que desarrollar en cuestión de segundos por toda la comunidad rabínica del mundo en los últimos días; sobre todo, en lugares donde ha habido más afectados. 

Como autor, procuro ausentarme del recorrido escrito que hago; empero, dado que las circunstancias actuales surgen de primera mano en las últimas entregas, incluyendo esta, resulta extremadamente difícil ausentarse de aquello que procuro transmitir y por ello le pido disculpas tanto al lector como a aquellos que se incomodan por la presencia del Yeshut (Ego) en una presentación Halájica. 

Si bien, algunos Poskim nos propiciaron la posibilidad de incorporar la virtualidad moderna para el Séder de Pesaj de este año; a lo cual, muchas comunidades alrededor del mundo abiertamente se adhirieron sin reserva alguna, la verdad es que son muchos más los aspectos que han cambiado para nuestra fe, una fe que vive y se nutre de su unicidad y convivencia comunitaria, de esa interacción permanente de persona a persona, donde muchos de nuestros ritos requieren de esa presencia física. Entonces, asistimos virtualmente a matrimonios que se llevan a cabo en carros para mantener la distancia social, Bar Mitzvot virtuales, Semijot virtuales, Siyumin virtuales, etcétera. 

Pero, ¿qué pasa con nuestras prácticas diarias religiosas? También las hacemos virtuales y hacemos Minyanim virtuales que no son, para el caso, un Minyan Halájico pero que de acuerdo a una encuesta personal que hice con otros rabinos, ciertamente tiene un nivel mayor de Kedushá (santidad) que rezar solo, por más que no se puedan rezar las partes públicas de la Tefilá (rezó). 

De cualquier forma, durante Jol HaMoed (días intermedios de Pesaj y Sucot) me enfrenté con tres situaciones inesperadas e infortunadas. Un total de cuatro personas adicionales en la comunidad resultaron positivas de Covid-19. Ya teníamos un caso anterior, un joven de 38 años sin condiciones médicas preexistentes que llevaba dos semanas separado de su esposa e hijo. Los nuevos casos surgieron a pesar de mi insistencia radical y extrema en mantener la distancia social y habiendo suspendido por cuatro semanas rezos, reuniones y eventos en el Shul. De todos estos casos, dos continúan en casa y tres resultaron en el hospital. 

En un inicio esto presentó retos grandes pero incomparables con los que continuaron. Bikur Holim es la Mitzvá de visitar a los enfermos, técnicamente cada comunidad tiene un grupo de personas que se responsabiliza de esto aparte de los familiares y allegados del enfermo. Actualmente, esta Mitzvá no se puede llevar a cabo con pacientes Covid-19. En el sur de la Florida, cada distrito tiene un rabino temporal encargado llamado “chaplain”, los verdaderos chaplain de cada distrito se encuentran en el grupo de mayor riesgo; por lo cual, se ha creado esta figura temporal. Son ellos a quienes se debe contactar y son ellos quienes llevan a cabo esta función en nombre de la familia y de sus seres queridos. Empero, en el caso de pacientes con ventilador el acceso es restringido aún para el chaplain a menos que sea para sus últimos momentos. En dichos momentos es él quien se comunica con la familia para que ellos le hablen al enfermo y ambas partes escuchen las oraciones finales que acostumbramos recitar. 

De las tres personas en el hospital, dos fallecieron, el joven de 38 años y una señora de edad avanzada, el esposo de la difunta se encuentra ahora con ventilador. Aparte de estas dos muertes, la comunidad fue azotada con la muerte del padre de uno de los fundadores del Shul, quien murió de cancer en el páncreas. Las muertes resultaron un mayor problema, no solo por la pérdida de seres tan queridos y observantes del judaísmo dentro de nuestra Keilá, sino por la impotencia de no poder hacer absolutamente nada de lo que tradicionalmente llevamos a cabo. En ninguno de los casos pude asistir a los rezos que habitualmente hacemos antes que un enfermo fallezca. De ahí en adelante, cada aspecto que nuestra Halajá establece para el respeto y cuidado del Meit (fallecido) fue un obstáculo mayor. 

Es nuestra tradición enterrar al fallecido lo antes posible. Si la persona muere justo antes de Shabat o Yom Tov, se lo debe enterrar después del día festivo; empero, está permitido enterrar durante Jol HaMoed. La última fue la situación en la que me encontré en dos de los tres casos. Al fallecer alguien, se llama a la Jevra Kadisha comunitaria para que lave y envuelva en los Tajrijim (sudarios) al Meit. En mi locación, esto no se puede llevar a cabo ni siquiera con fallecidos no afectados por el virus por leyes sanitarias de distanciamiento social. En este punto no hay Halajá u opción que sustituya este proceso, sencillamente no se puede llevar a cabo porque la ley no lo permite; recordemos, la ley del lugar es la que prevalece si ella no está promoviendo el exterminio del judaísmo per sé. Dentro de la Halajá esto se conoce como Dina DeMaljuta Dina (la ley del reino es la ley).

Así mismo, es nuestra tradición que después de haber sido lavado y envuelto, un Shomer (cuidador) rece salmos junto al Meit antes de ser enterrado. Usualmente esto se hace durante la noche antes del entierro. Obviamente, esto tampoco se puede llevar a cabo en la actualidad con fallecidos por el virus debido a que por ley gubernamental los cuerpos son puestos, inmediatamente después de morir, en bolsas especiales y estando en ellas se deben poner al Meit directamente en el ataúd o recipiente de incineración. Para aquellos que no fallecen del virus y se encuentran en casa, existe la posibilidad de lavar y envolver ahí mismo por miembros de la casa misma y hacer las veces de Shomer hasta el entierro; de cualquier forma, cada localidad ha impuesto diferentes medidas al respecto y es necesario hablar con las autoridades competentes al respecto. En relación con el Shomer, es posible designar a una persona para que lo haga a distancia aún cuando no sea un Shomer HaMeit Halájico, se puede hacer con los Onanim (parientes directos del fallecido) a nivel virtual si así se desea. Tanto el Shomer virtual como el lavado, envoltorio y Shomer presencial de la misma casa fueron practicados en nuestros casos. 

Encima de esto, actualmente en mi sector es necesario pedir permiso a las autoridades para enterrar a un muerto. Esto, tal vez, fue lo más chocante. Horas tras horas de llamadas, emails y papeleo, finamente logré descifrar los canales apropiados para hacerlo. Sólo 10 personas con dos metros de distancia entre cada una pueden asistir al funeral. Los asistentes deben llevar tapabocas y guantes desechables en todo momento. La Kriá (ruptura de la ropa) la hizo cada individuo a sí mismo en tanto yo pronuncié la Brajá, cada uno de nosotros a dos metros de distancia. Para poder permitir decir Kadish de entierro, tomé la decisión de tener 10 hombres alrededor del enterrado en tanto las mujeres que podían asistir se encontraban a una mayor distancia del enterrado y separadas entre ellas. Esto no presentó ninguna objeción legal.

Desde una perspectiva psicológica, el periodo de Shive puede ser considerado como un periodo de terapia y apoyo intensivo donde los parientes directos del Meit son acompañados, sostenidos, visitados y alimentados por familiares y miembros. Hoy en día, esto no se puede hacer, cada quien debe regresar a su casa y sentar Shive solo, sin Minyan, sin Seudat Havrahá, sin familiares ni miembros de la comunidad que les lleven comida. Es gracias a la tecnología que hemos podido adaptarnos para crear una forma de Shive virtual que sé es conducida en círculos Jasídicos de Nueva York, cuyas circunstancias son peores en números y en restricciones.

Esperando que Am Israel siga todos los lineamientos de salubridad exigidos por cada gobierno y que todos los enfermos se curen prontamente, Shabat Shalom.