Por: Victor Zajdenberg
Ante la sorprendente situación global creada por el “corona-virus” muchos políticos, economistas y sanitaristas han comenzado a determinar cómo se ha podido convertir, con tanta velocidad, una epidemia originada en Wuhan, una localidad en China, en una pandemia mundial con su consecuente descalabro económico y social.
Los primeros resultados implican, cada vez con mayor énfasis, al Régimen totalitario de China y a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Veamos las pruebas y los argumentos que exhiben los investigadores y analistas de diversos países.
CHINA: Hace unos años Guy Sorman, Profesor, Economista, Escritor y reconocido analista político francés, pasó un año recorriendo la China profunda de sus pueblos y provincias, experiencia que plasmó en un libro que subtituló “El Imperio de las mentiras” (Editorial Sudamericana) en el cual detalló las calamitosas injusticias, la corrupción del poder, la censura y autocensura obligada, la vigilancia continua, la burda propaganda y la represión indignante sobre sus 1.300 millones de habitantes. A mediados de Noviembre de 2019 un médico de Wuhan comenzó a alarmarse al comprobar que un número anormal de pacientes estaba contrayendo una especie de gripe no conocida que producía un porcentaje superior de muertes. Decidió primero informar a sus colegas médicos del hospital los que apelaron al Director del mismo quien tomó un tiempo para la toma de una decisión. A mediados de Diciembre 2019 los médicos de Wuhan resolvieron informar al Gobierno sobre el nuevo coronavirus.
Sostiene Guy Sorman: “Al Gobierno de China no le gustan las malas noticias y durante un mes decidieron decir que no era cierto”. De inmediato encarcelaron a los médicos prohibiéndoles decir la verdad. Mientras tanto el virus se fue esparciendo por toda la Provincia de Hubei y de allí al país. El intenso tráfico comercial y humano entre China y el mundo provocó que los transportes y viajeros, principalmente de Europa y EE.UU, se llevaran el virus a sus respectivos hogares. Es por ello que Guy Sorman remata: “De no haber sido por ese retraso de orden político, la enfermedad podría haber sido contenida en Wuhan. Considero por ello al Gobierno chino responsable directo de esta pandemia”. Varios países europeos y Gran Bretaña ya han comenzado a elaborar una demanda billonaria por los incontables costos que harán recaer sobre China por esta nefasta actuación de este gobierno dictatorial.
OMS: Críticos de todo el planeta han acusado a la OMS y especialmente a su Jefe, el etíope Tedros A. Ghebreyesus, no solo de haber actuado tarde y mal sino también de haber elogiado a China cuando debería haberlos denunciado por su inicua tropelía. Dicho tiempo y espacio otorgado por la OMS a China permitió que el virus cruzara fronteras y continentes ya que de Noviembre 2019 a Febrero 2020 millones de personas viajaron alrededor del mundo sin saber lo que estaba sucediendo. Ello fue lo que provocó una enfermedad en epidemia para luego transformarse en pandemia. Dolorosa e inimaginable realidad que puede provocar la desidia de una Dictadura.
PRÓLOGO: La “Economía Política” es la ciencia que se ocupa del estudio de las leyes y principios de la naturaleza que rigen la producción y distribución de bienes a fin de satisfacer las necesidades humanas. En cambio las “Políticas Económicas” son aquellas que un Estado o Gobierno de turno establece como prioridades decisorias que se suponen podrían o deberían mejorar la situación económica de un país y sus ciudadanos. Estas pueden cambiarse según los resultados de dichas políticas mediante medidas de “prueba y error” o análisis de “costo-beneficio”; en cambio el desvío desmedido de las leyes naturales, más temprano que tarde, conduce a una crisis inevitable que en términos económicos se denomina “quiebra”, “default” o el nombre con el que se lo quiera disfrazar.
El primer economista de la historia, José hijo de Jacob (ver la Biblia) aconsejó al Faraón de Egipto acopiar cereales en silos durante los siete años de bonanza climática para afrontar los próximos siete años de sequía que predijo llegarían. Y así Egipto se convirtió en el Imperio más importante al que acudían todos los pueblos de la región para poder sobrevivir. En el mundo moderno puede tomarse como ejemplo del mismo concepto a Noruega, un pequeño país que luego de la 2ª. Guerra Mundial era el más pobre de Europa pero que luego de descubrir petróleo frente a sus costas no solo se convirtió en uno de los más ricos sino además decidió acopiar enormes reservas monetarias como para afrontar cualquier “Cisne Negro” que pudiera aparecer en su propio país y/o en el mundo.
EL CISNE NEGRO o el impacto de lo altamente improbable: escrito por Nassim Nicholas Taleb. ¿Qué es un cisne negro? Un suceso imprevisible (una sequía brutal, el desmoronamiento del precio del petróleo y actualmente el asesino covid-19, llamado también “la gripe china”) que se introduce en un supuesto modelo perfecto. Según Taleb los cisnes negros son parte integrante de nuestra vida para la cual, la inmensa mayoría de personas y sociedades, no toman en cuenta el factor azar. Ello nos impide reconocer las oportunidades y nos hace demasiado vulnerables. Si a esta brillante investigación de Taleb le adicionamos la adrede perversidad de muchos políticos corruptos, despilfarradores, incompetentes e ineficaces se podrá entender la vulnerabilidad y el quebranto absoluto de ciertos países cuyas poblaciones habrán de sufrir mucho más que otras más previsoras.
Los países del sur adeudados de Europa tienen la ventura (aún) de integrar la Unión Europea (UE) con el norte más ahorrativo. Es de suponer que los EE.UU sabrán utilizar transitoriamente el Keynesianismo durante la vigencia del “corona” para reinventar, cuando se pueda, un capitalismo más nacional. Es casi seguro que China utilizará sus reservas billonarias y su poder totalitario para sobrellevar la peste. El Estado de Israel abona con sus reservas la nómina de sueldos de las empresas. El problema se agrava para ciertos países latinos (salvo Chile, Uruguay) con la hiperinflación que podrá sobrevenir. Los países sin reservas monetarias y sin crédito deberían adoptar políticas económicas para las cuales Keynes, ahora, es inaplicable y probar con Schumpeter.
CAMBIO DE PARADIGMA: Thomas S. Kuhn ha escrito “La Estructura de las Revoluciones Científicas” donde estudia que el mejor camino para el progreso (en este caso la de países en emergencia) debe ser examinado sin ideas preconcebidas. Si bien el Estado presente es vital mientras dure la pandemia debería también cuidar la actividad privada, en especial las Pymes, para que como dice Joseph Schumpeter, Economista y Profesor de la Universidad de Harvard: “la Empresa y la innovación son instrumentos que sirven para efectuar una nueva interpretación dinámica del capitalismo y del desarrollo económico”.
Como no se sabe cuándo podrá ser vencido el COVID-19, el país que se encuentre en terapia intensiva por ambos males, el virus y la posible hiperinflación, debería actuar rápidamente a fin de estar preparado para resurgir de la brusca caída del PBI que pueda tener. Para ello debería, en paralelo al imprescindible gasto sanitario, comenzar a encoger el gasto público no sanitario, gastos que no condicen con la drástica disminución de la recaudación impositiva por motivos obvios. Los magros ingresos fiscales actuales deben estar destinados a la emergencia sanitaria pero también a mantener a las pequeñas y medianas empresas que son las principales dadoras de empleo y posibles desarrolladoras, innovadoras y exportadoras futuras.
De una cosa se puede estar seguro, la recuperación del “Estado de Bienestar”, en mayor o menor grado según la actuación que cada país ha tenido en esta terrible crisis del COVID-19, tardará muchos años en volver. Ya lo dijo Kenneth Rogoff, Economista y Profesor de Harvard: “Vamos a una recesión no vista desde la Gran Depresión” de la década del 30 del siglo XX. Hará falta un New Deal diferente al que Franklin D. Roosevelt, Presidente de EE.UU en aquel entonces, aplicó con el asesoramiento de John Maynard Keynes.