Por: Bernardo Kliksberg
ND: El Dr. Bernardo Kliksberg nos envió personalmente a Hashavúa e siguiente artículo el cual fue publicado anteriormente en la Revista Aurora de Israel. Importante información, no se lo pierda.
El Coronavirus ha llegado actualmente a todos los países de América Latina. Al 17/4/20 las cifras de personas infectadas eran encabezadas por Brasil con 30.891 casos. Le seguían Perú 12.491, Chile 8.870, Ecuador 8.225, y México 6.297. Argentina tenía 2.669. El total de infectados de la región se estimaba en 84.000
La pandemia encontró a América Latina en una coyuntura económica y social difícil. El Producto Bruto Interno creció en el 2019 solo en un 0.1%. Los niveles de desigualdad siguen siendo los más altos de todos los Continentes. La pobreza y la pobreza extrema vienen creciendo desde el 2014, y casi uno de cada tres de los 620 millones de habitantes de la región era pobre a fines del 2019.
La Comisión Económica de la ONU para América Latina (Cepal) prevé que todas estas cifras serán peores en el 2020. La economía se contraerá no menos de un 2%. El número de pobres aumentara en 35 millones y totalizara 220 millones. Casi el 40% de ellos serán pobres extremos, (familias que no ganan lo suficiente para poder comprar los alimentos básicos). La pobreza extrema crecerá de 67 a 90 millones.
Las condiciones económicas del mundo actual afectadas por la crisis del coronavirus perjudicaran a las economías latinoamericanas de diversos modos. Entre ellos:
1. Se reducirán las exportaciones. La demanda por las materias primas que vende la región bajará por la crisis mundial y descenderán sus precios. Ya está sucediendo con exportaciones claves como la Soja y el petróleo.
2. Serán fuertemente afectados los ingresos por turismo.
3. Habrá dificultades para importar repuestos y bienes esenciales para que sigan operando las industrias medianas y mayores.
4. Caerán las inversiones externas.
Los países de la región han optado mayoritariamente por el plan de acción contra la pandemia recomendado por la Organización Mundial de la Salud y adoptado por las naciones más exitosas en la lucha contra ella, como Corea del Sur, China, Alemania, Nueva Zelandia, Israel, y otros. Comprenden un riguroso aislamiento social, testeo masivo, reforzamiento de la capacidad hospitalaria. En el caso de América Latina que tiene 100 millones de personas hacinados en viviendas precarias, como Villas Miserias, y Favelas y altos porcentajes de personas que trabajan en la economía informal, hay la necesidad imperiosa de expandir los programas sociales para protegerlos. Para hacerlo, los gobiernos están aumentado su presión fiscal particularmente sobre las clases medias.
La situación está impactando severamente a los estratos medios y generando una ola de “nuevos pobres”.
Las trabajadoras y fecundas comunidades judías de la región, concentradas en Argentina (230000), Brasil (130000) y México (53000) que tanto han apoyado a Israel, y que le han aportado una aliá productiva y respetada, forman parte de esas clases medias, y un sector significativo de ellas están en riesgo social serio de transformarse en nuevos pobres.
Están quebrando miles de pequeñas y medianas empresas e industrias, perdiendo sus ingresos profesiones liberales, quedando sin trabajo cuentapropistas, viendo reducidos sus ingresos los jubilados. Será difícil para esas familias, sobrevivir económicamente, enviar sus hijos a las escuelas judías, pagar sus alquileres y otros gastos esenciales. Ya en la mayor comunidad, la de la Argentina, los pedidos de ayuda a las instituciones judías centrales han crecido explosivamente en lo que va del 2020.
Israel, las comunidades judías prósperas y los organismos judíos internacionales deben prepararse para para cubrirlos de una solidaridad que respete plenamente su dignidad. La necesitarán.