Por: David Alejandro Rosenthal
El último monarca de una Israel independiente, fue una mujer. Así es, la Reina Salomé Alejandra o Shelomit Alexandra, con un nombre hebreo y el otro heleno, de la dinastía asmonea. La dinastía asmonea, fue la continuidad de los Macabeos, dirigidos por Matityahu ben Yoḥanan HaKohen, quienes se levantaron contra el Imperio seléucida que había llegado a Israel antes de los Romanos. La Reina Salomé nació en el año 141 a.e.c. Fue gobernante del reino asmoneo, luego reino de Judea y también protectora del movimiento fariseo.
Salomé Alejandra fue esposa del Rey Aristóbulo I, quien fue Rey y Sumo Sacerdote solo por un año y además el primer gobernante de la dinastía asmonea, también admirador de los helenos, pero a la vez judaizante. Al morir Aristóbulo, Salomé Alexandra se casó con su cuñado, Alejandro Janneo, que tuvo un reinado tiránico. Despreciado por el pueblo por su despotismo y por no ser descendiente del Rey David, además enemigo del movimiento fariseo. Se casó con el hermano del difundo Rey, pues así lo decía la Ley del levirato. Había que casarse con la esposa del viudo, si está no había tenido hijos con él, para levantar el nombre del difunto dándole descendencia. Salomé reino con Alejandro Janneo, a quien había liberado de la prisión en la cual le había puesto su hermano el Rey y fue ella quien lo escogió como su nuevo esposo, a pesar de que era el hermano menor.
Alejandro Janneo había estado en prisión junto a sus demás hermanos y su madre que murió de hambre, por orden de Aristóbulo I. Era el menor y había sido despreciado por su padre Juan Hircano, hijo a su vez de Simón Macabeo, hijo de Matityahu. Alejandro Janneo tuvo victorias en el campo militar, como haber recuperado los límites geográficos que tuvo el reinado de David. Luego de su corto reinado junto a Salomé, antes de morir la designó a ella como su heredera en el trono. Salomé era popular, y el pueblo pensaba que no había sido cómplice de su marido. Tuvo dos hijos con Alejandro: Hircano II y Aristóbulo II, el primero fue Cohen Gadol y Rey, y el segundo fue militar y luego se reveló contra su hermano.
La Reina Salomé fue apreciada por la mayoría de rabinos y líderes fariseos, quienes asociaban su liderazgo con el favor de Hashem, pues fueron durante su reinado abundantes las lluvias, se decía que llovía para Shabat. Esto era considerado como un premio a quien cumplía los mandamientos a cabalidad. Salomé le concedió todo el poder popular y espiritual a los Fariseos. Ya que, Alejandro Janneo, a pesar que había sido odiado por los fariseos y aliado de los saduceos, igual que su hermano. Más, recomendó a su mujer que debía aliarse y gobernar con este movimiento. De hecho, fueron los fariseos los que llevaron a cabo el funeral del difunto Rey y elogiaron su nombre, haciendo creer que había sido un gran líder.
El hermano de Salomé, el rabino y erudito Simeón ben Shetah, además Nasí del Sanhedrin, fue el líder fariseo más importante junto con Judá ben Tabbai y Josué ben Perachya, quien también había sido Nasí. Pero, había sido exiliado a Alejandría, Egipto, en el reinado de Alejandro Janneo, por ser fariseos y enemigos de los saduceos. En el reinado de Salomé Alexandra, su hermano el rabino ben Shetah, instituyó la figura de la Yeshiva, centro de estudio religioso y fue considerado como un hombre justo, aunque también instauró la caza de brujas en la época.
Los fariseos y los saduceos tenían un enfrentamiento desde épocas de de Juan Hircano y con Alejandro Janneo, fueron tales los confrontamientos que llegaron a ser crucificados 3 mil fariseos a causa de un levantamiento popular en su contra. A pesar de esto, Salomé entendió que tendría a favor a los líderes religiosos y la unión del pueblo, reinando junto con los fariseos, así como su esposo se lo ordenó. Ya estando los fariseos en el poder, aconsejaron a la Reina Salomé de cobrar venganza a un grupo de saduceos, a quienes culpaban de haber aconsejado al anterior Rey de ejecutar la crucifixión de 800 o más fariseos.
Los fariseos cobraron venganza por su propia cuenta a los saduceos, sin embargo se alcanzaron a salvar la mayoría que fueron con el hijo menor de Salomé y Alejandro, Aristóbulo II, quien les ayudó a intervenir con Salomé y terminó dándole la opción a los saduceos de exiliarse de Jerusalén, capital del reino. Así las cosas, el poder de los fariseos en el reinado de Salomé Alexandra fue absoluto prácticamente, gobernando tanto en lo espiritual, como en la política. Según el historiador Flavio Josefo, Salomé fue muy observante de la tradición hebrea y se convirtió en una guardiana de esto. Excluía de su gobierno a quien no respetara las leyes sagradas, se convirtió tal cual como en un líder fariseo.
Para Flavio Josefo, el legado más grande de Salomé Alexandra, fue el poder que le otorgó a los fariseos o perushim en hebreo. Los fariseos se convertirían de hecho en la única cosmovisión judía hasta nuestros días. Luego de la destrucción del templo reconstruido por Herodes, unos cuantos años luego de Salomé Alejandra, fueron los fariseos quienes monopolizaron el sentido religioso y fundaron el judaísmo rabínico. Por lo cual se puede concluir que Salomé, fue la Reina de los fariseos y la última gobernante de una Israel independiente y soberana.
En materia política y militar, Salomé prefirió por la diplomacia, así como Salomón. Su reinado fue pacifico, pero, por ser mujer levantaba dudas sobre su eficacia al gobernar, sin embargo fueron épocas de paz. Duplicó el tamaño del ejército del reino y se le reconoce como haber sido una administradora capaz y perspicaz. Demostró ser mejor gobernante que muchos hombres que la antecedieron y fuera de Judea se le respetó como la buena diplomática que era. En realidad fue una Reina muy querida por el pueblo hebreo e inspiró a la no agresión en toda la zona, durante su corto reinado.
El único enfrentamiento con otra nación, no tuvo éxito, pero alcanzó a sitiar a Ptolemaida el Rey Tigranes II de Armenia, muy importante estratega militar, que envió un ejército de 300 mil hombres. La Reina envió regalos al Rey y diplomáticos que este no aceptó y pensaba conquistar Judea, ya habiendo conquistado a Siria. Pero, tuvo que retroceder, pues Roma le había declarado la guerra y había invadido ya parte de sus territorios en Armenia.
El reinado de Salomé Alexandra sólo tuvo lugar 9 años (76 -67 a.e.c), donde la Torah y la paz fueron reinantes. Lastimosamente, la paz duró poco, a la muerte de la Reina, sus hijos Hircano II y Aristóbulo II, a causa del segundo; entraron en una nueva guerra civil, como en la época de su padre, que terminaría haciendo que Roma interviniera y por consiguiente Judea perdiera su soberanía e independencia. Sin contar luego con la destrucción del templo de Herodes I, hijo de Antipatro de Idumea quienes gobernaron como vasallos de Roma y finalmente el exilio hasta el moderno Estado de Israel.