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Halajá ausente y el entendimiento del racismo sistémico

Por: Rav Daniel Shmuels

Durante las últimas semanas, en Estados Unidos y otros países, hemos sido testigos de protestas pacíficas y protestas violentas por el asesinato de un hombre negro a manos de un policía blanco. A esto se agregan otra cantidad de asesinatos, pasados y actuales, bajo similares circunstancias donde se evidencia algo conocido como racismo sistémico, un síntoma social que acoge a la unión americana desde la Guerra Civil.

Más allá de quién tiene la razón, de si las protestas pacíficas conllevan a que existan las violentas, etcétera, es importante saber cuál es nuestra posición como pueblo al respecto, qué dice la Halajá frente al racismo y más allá de ello, si existe racismo dentro de nuestro pueblo y hacia otros pueblos.

Pues bien, ni nuestra sagrada Halajá ni nuestra tradición histórica se refiere al concepto de raza de una manera que pueda ser considerada problemática o excluyente. De hecho; el Midrash (texto no Halájico) Pirkey DeRebbe Eliezer habla de Shem, hijo de Noaj y ancestro del pueblo judío, como un hombre con tez de color negra. Sin embargo, el concepto de racismo puede ser desestimado completamente para el judaísmo  con el Mandamiento central de nuestra Torá, el cual rezamos todas las mañanas, que dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Lev 19:34). La expresión “tu prójimo” es absolutamente incluyente de todas las personas y no solamente se aplica a raza sino también a las demás posibles diferencias sociales y culturales que existan entre nosotros y para con otros pueblos. 

Ahora bien, podemos llevar el asunto de igualdad racial bajo este contexto aún más atrás, a la Creación. El hecho es simple, todos en esta tierra somos descendientes de un padre y una madre; a saber, Adam y Java. La Mishná de Sanhedrin 4:5 nos pregunta: “¿Por qué Dios creó enjambres de abejas, manadas de leones, hordas de venados, grupos de peces, bandadas de pájaros y sólo una pareja humana?” Entonces responde: “Para que nadie le pueda decir a otro: ‘Mi ascendencia es mejor que la tuya’”. Definitivamente palabras sabias de la Mishná.

De cualquier forma se nos presenta un inconveniente de Lashón (lenguaje) tanto en la Halajá como en la Torá, por cuanto ninguno de estos textos sagrados para nosotros habla explícitamente de raza, no hay un Mandamiento o Halajá que específicamente use la palabra “raza” como tal. Es nuestra obvia deducción, y la de nuestros sabios, que  tal o cual pasaje aluden a condenar el racismo, la segregación racial, social, económica, etcétera. 

Es bajo esa óptica que subrayamos, una y otra vez, que la Torá constantemente nos recuerda que tratemos a los extraños y vecinos con Ahavá, amor. Es más, entre otros motivos muy importantes, es por ello que la Halajá prohíbe que se le pregunte o recuerde a un converso acerca de su pasado o de ser converso. Esto es Halajá y todo el mundo se la pasa por encima como si fuera de lo más bonito, cuando lo que la Halajá está proponiendo es que no exista esa discrepancia racial entre nosotros y hacia los demás. ¡Esto me horroriza! Rabinos preguntándole a personas de color si son conversos o si son judíos de verdad. Rabinos, los representantes de la ley judía que promueven racismo entre nosotros. Tristemente me han llegado reportes de docenas de eventos de esta índole por personas ancestralmente judías. Entonces, ¿qué tan cierto es que no somos racistas entre nosotros y con los demás?

Lamentablemente no considero ni consideraré jamás estos casos continuos de racismo sistemático como aislados porque surgen por lo menos dos o tres veces al semestre, esa cantidad no es un asunto aislado, un asunto aislado es una vez cada diez años. Menos aislado y totalmente aceptado como la gran salvación es la segregación racial sistemática que la Takaná Siria propone a sus miembros; a saber, la prohibición de toda conversión y la asignación sistemática de todo judío sirio casado con un judío Ashkenazí como sirio de segunda categoría. ¡Que belleza de Takaná! Nosotros contra nosotros mismos y contra futuros judíos que no han hecho nada más que amar nuestros preceptos y a nuestro pueblo. Esto, es un ejemplo de racismo sistemático investido de Halajá ...¡y contra nosotros mismos!

Entonces, ¿qué tanto racismo puede existir contra otras razas? ¿Razas? El pueblo judío es un pueblo, no es una raza, es un pueblo que profesa la misma religión, es un pueblo que no tiene raza, somos blancos, negros, asiáticos, indígenas, somos y provenimos de todas las razas y de todo tipo de mezcla racial. Ese cuentico de los sirios que los Askenazí son todos conversos y por eso no son lo suficientemente judíos para ellos, al igual que los Ashkenazí rechazando en principio a los sirios porque son muy medio orientales para ser judíos, son expresiones de un racismo sistemático que existe entre nosotros pero que bajo toda perspectiva, no viene a lugar porque como lo hemos visto, lo que nuestros sabios nos inculcaron, a partir de la Torá y la Halajá, fue a no segregar y a no juzgar a alguien, entre otros, por el color de su piel. 

Somos un pueblo que a través de la historia ha sido perseguido, excluido, rechazado y asesinado masivamente; entonces, ¿cómo es posible que exista la más mínima expresión de racismo sistémico entre nosotros y hacia otros pueblos? Existe una explicación desde la psicología que va más allá del espectro de este texto. Ahora bien, ¡no! No estoy diciendo que amemos a los Nazis o a los anti semitas, eso es un absurdum absurdum. Estoy diciendo que todos merecemos la oportunidad de preguntarnos, si la Torá y la Halajá nos están subrayando la importancia de no segregar a alguien por motivos raciales, así sea un aspecto implícito de dichos versículos, ¿qué tanto estamos haciendo para que esto no suceda entre nosotros y hacia otros grupos sociales?