Imprímeme
Sionismo: la Teshuvá del Pueblo Judío
Por: Yaacov Amar Rothstein
Muchos suelen creer que la persona que "hace teshuva" es aquel que comienza a ponerse un sombrero y a vestirse de abrigo negro. Creen que dejarse crecer la barba y las peiot es sinónimo de "teshuva". O por ejemplo existe la creencia de que la teshuva es simplemente cuando un individuo antes cometía faltas, pero que en un punto de su vida decide comenzar a cumplir más mitzvot. Consideran que ponerse a cuidar shabat o a comer kosher es la teshuva como tal. Pero la teshuva no es precisamente eso.
No niego que hacer teshuva necesariamente implica tener que realizar mejores acciones y así comenzar a cumplir las milenarias mitzvot de nuestro pueblo. Es decir, parte de la teshuva sin duda implica que mejoremos nuestro comportamiento práctico en base a los preceptos, para así llevar una conducta instruida por la Tora. Pero reducir el término "teshuva" al mero cumplimiento mecánico de las mitzvot es una simplificación de lo que realmente significa el concepto de la Teshuva.
¿En qué parte de la Tora se habla de hacer teshuva? Los sabios de Israel suelen llamar "la parasha de la teshuva" al capítulo 30 del libro de Devarim. Es interesante ver que en este capítulo nunca se le dice al lector "retornarás a las mitzvot", sino que dice "retornarás a Hashem tu Dios, escucharás su voz […] y harás sus mitzvot". La Tora aquí nos enseña que la teshuva realmente es la aspiración metafísica de querer reconectarse con Hashem, de forma tal que el cumplimiento de los preceptos no es la esencia de la teshuva como tal, sino que es una consecuencia de la teshuva.
Cuando el individuo comprende que los comportamientos inadecuados le impiden conectarse con Hashem, la persona empieza a mejorar su forma de actuar basándose en la Tora. Es por eso que la Tora primero habla de "retornar a Hashem" y luego sí habla de la parte práctica con el fin de enmendar las transgresiones individuales. En resumidas cuentas: el cumplimiento de las mitzvot es el síntoma de haber hecho teshuva, más no es la teshuva en sí.
Pero la idea que nos quiere dar la Tora no termina aquí. Vemos que entre esos mismos versículos de Devarim en los que nos describen el concepto de la teshuva, la Tora también nos habla del retorno a la tierra de Israel. Dice: "Y Hashem retornará a tus cautivos y te recogerá de entre todos los pueblos". Es decir, que la teshuva de por sí implica el regreso del Pueblo Judío a su tierra. Básicamente podríamos decir que la restitución de Am Israel en Eretz Israel es un una especie de "Teshuva colectiva".
En mi opinión, siendo que el retorno a la tierra de Israel es la Teshuva del colectivo, significa que el movimiento más grande de teshuva en la historia de la humanidad vendría siendo el sionismo. Fue gracias a los ideales del sionismo que logramos romper el yugo del exilio y así volvimos a nuestra tierra. De hecho, el mismo exilio fue producto de nuestra mala conducta como nación, por eso cuando nuestro pueblo logramos volver a Eretz Israel, lo que realmente estamos haciendo es enmendar nuestra transgresión colectiva. Es decir, el sionismo no es un mero movimiento de retorno a un territorio, sino que por medio de él logramos retornar a nuestra neshama hebrea para así reparar nuestra conducta nacional judía. A propósito, la palabra "Teshuva" viene del verbo en hebreo "Lashuv", lo cual traduce "Retornar".
No hay duda de que la teshuva individual es cuando una persona empieza a reparar su comportamiento como ser humano en base a la Tora, pero debemos recordar que esta teshuva individual debería darse junto a la Teshuva en el marco colectivo del Pueblo Judío. Baruj Hashem que nuestra generación es afortunada de poder presenciar esta gran Teshuva que está experimentando Am Israel al retornar a su tierra milenaria después de dos mil años.
Beezrat Hashem que cada uno de nosotros logre hacer su teshuva individual y que también logremos tomar parte de este proceso histórico del retorno a Sión. Que todos logremos dar lo mejor de nosotros en seguir apoyando nuestro Estado, pues es en él donde se expresa la milenaria aspiración de nuestros antepasados para retornar a un comportamiento colectivo ideal para así ser luz de las naciones. Que Hashem nos inscriba en el libro de la vida este año que comienza, 5781, amén.