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Sorpresas de “Nuestra Tribuna”

Por: Raquel Goldschmidt

Por cuestiones de mi estudio, estuve ojeando El periódico “Nuestra Tribuna”, emitido desde septiembre de 1933 hasta agosto de 1936. Dirigido por el Sr. Jorge Michonik Z”L.

Uno espera que los periódicos “poco desarrollados” de aquella época, bastante alejados de las actuales TICs, fueran bastante… livianos, simples, casi unipersonales. Mi gran sorpresa fue la calidad de artículos y noticias (no fake) que se podían publicar en aquella época, por ejemplo un documento el cual se confirma que Hitler era descendiente de Raquel y Abraham Hitler, una pareja de judíos alemanes de origen polaco, siendo su apellido original Friesh. En el artículo, se presenta un listado de ciudadanos polacos descendientes de Abraham Hitler hasta 1844 cuando pasan a vivir a Austria, donde resuelven convertirse al catolicismo, (lo que era muy de moda en esas épocas). Sigue el artículo contando los pormenores. Al final del artículo aparece lo que supongo es el origen: Neue Volkszeitung. Varsovia – Del Yidishch Jaime Rothstein. Bogotá. Octubre de 1933.

Ya no podía yo concentrarme en el real objetivo de mi tesis de grado, cada artículo que circulaba y por la época que se vivía, pre-Shoa, era bastante impactante. La vida comunitaria seguía, crecía y prosperaba localmente, igualmente en otros países, además de la generosa ayuda al crecimiento y desarrollo del país Colombia, donde las comunidades judías aportaban todo lo posible para su bienestar.

Entre los artículos encontré asombrada, un poema de Gabriela Mistral a los judíos. Recuerdo haber estudiado en 3° bachillerato (hoy grado 8°), a Gabriela Mistral, con el profesor Ordóñez, Mistral una chilena ganadora del Premio Nobel de literatura (1945), aunque cuando lo escribió, aún no le había sido otorgado dicho galardón. Su verdadero nombre salió a relucir junto con su importante premio: Lucila Godoy Alcayaga. A continuación el poema de Gabriela Mistral, -el cual encontré también en internet-.

Al pueblo hebreo

Raza judía, carne de dolores,
raza judía, río de amargura:
como los cielos y la tierra, dura
y crece aún tu selva de clamores.
 
Nunca han dejado orearse tus heridas;
nunca han dejado que a sombrear te tienda
para estrujar y renovar tu venda,
más que ninguna rosa enrojecida.
 
Con tus gemidos se ha arrullado el mundo.
Y juego con las hebras de tu llanto.
Los surcos de tu rostro, que amo tanto,
son cual llagas de sierra de profundos.
 
Temblando mecen su hijo las mujeres,
temblando siega el hombre su gavilla.
En tu soñar se hincó la pesadilla
y tu palabra es sólo el ¡"miserere"!
 
Raza judía, y aun te resta pecho
y voz de miel, para alabar tus lares,
y decir el Cantar de los Cantares
con lengua y labio y corazón deshechos.
 
En tu mujer camina aún María.
Sobre tu rostro va el perfil de Cristo;
por las laderas de Sión le han visto
llamarte en vano, cuando muere el día...
 
Que tu dolor en Dimas le miraba
y Él dijo a Dimas la palabra inmensa
y para ungir sus pies busca la trenza
de Magdalena ¡y la halla ensangrentada!
 
¡Raza judía, carne de dolores,
raza judía, río de amargura:
como los cielos y la tierra, dura
y crece tu ancha selva de clamores!

Aún desde aquella época se sabía de Sión, era la tierra judía, que en ese entonces se le había denominado Palestina aún desde el primer siglo de la era común. Valiente Gabriela Mistral que se atrevía, en épocas de persecución “hebrea”, a sacar la cara por el pueblo de Israel de la tierra palestina, la tierra de Sión, hoy Israel.