Imprímeme
Turquía
Por: Victor Zajdenberg
Desde hace más de diez años Turquía, bajo la conducción de su Presidente Recep Tayyip Erdogán, comenzó un lento pero decidido alejamiento, no solo de los principios laicos y occidentales del Fundador Kemal Atatürk, sino también de una amistad de más de 500 años con los Judíos originarios de Sefarad y con el Estado de Israel. Actualmente, a pesar de seguir teniendo Relaciones Diplomáticas, su enemistad descontrolada lo lleva a acusar a Israel de todos los males del Medio Oriente defendiendo a los terroristas del Hamas y el Hezbollah. Esta dolorosa situación me ha llevado a elaborar este escrito basado en la famosa canción de Alberto Cortez y cantada por Joan Manuel Serrat.
“Cuando un amigo se va,
Queda un espacio vacío”.
Nadie mejor que Cortez y Serrat para expresar el dolor que se siente cuando un amigo se aleja dejando un angustiante espacio vacío.
La historia de las excelentes relaciones de Turquía con los judíos tiene varias centurias y se remiten a la tragedia de Sefarad en el siglo XV cuando estos fueran brutalmente expulsados de España por los bárbaros reyes católicos Isabel y Fernando.
No solo fueron desterrados los judíos de Sefarad; también fueron convertidos por la fuerza, degradados, expoliados y eliminados por el fuego en las hogueras de la “Santa Inquisición”. Con esta encarnizada limpieza étnica y religiosa, España logró convertirse en un Imperio limpio de judíos (judenrein) por muchos siglos.
La parte antisemita de la España actual aún no ha pagado lo suficiente por los males e injusticias que sus antecesores descargaron sobre el Pueblo Judío, prosiguiendo con sus políticas de odio hacia todo lo que respira aire de judaísmo, sionismo e Israel.
Mas hoy, siglo XXI y 500 años después de estos hechos, no hablaremos de España.
“Cuando un amigo se va,
Queda un tizón encendido”.
Pero el espíritu de Sefarad no pudo ser apagado y a pesar de los criminales designios de los Reyes Católicos, los sufridos integrantes de la grey judía se expandieron al norte hacia Holanda y al este hacia Turquía, el poderoso Imperio Otomano.
En su camino hacia el doloroso exilio, los judíos de Sefarad fueron creando comunidades, sinagogas, casas de estudio (Ieshivot) y nuevas fuentes económicas y culturales.
La primera sinagoga levantada fuera de España fue la de Dubrovnik (hoy Croacia) la que todavía está en pie y representa la más antigua de toda Europa luego de las que España destruyera o usurpara para reconvertirlas en iglesias católicas.
En distintas ciudades del trayecto hacia el Imperio Otomano se construyeron centros comunitarios activos y plenos como en Split (Croacia), Sarajevo (Bosnia), Sofía (Bulgaria), Atenas (Grecia) y en toda la geografía otomana.
“Cuando un amigo se va,
Una estrella se ha perdido”.
Los judíos de Sefarad fueron progresando dentro y cerca de los límites del nuevo Imperio Otomano quien en el año 1453 venciera dramáticamente al milenario Imperio Bizantino, comenzando con este trascendental hecho histórico un largo período de enfrentamientos entre los turcos y las distintas potencias europeas cristianas de aquella época, entre ellas la cristianísima España.
Lentamente los judíos de Turquía fueron guardando en la memoria colectiva la estrella perdida de Sefarad creando una nueva y floreciente comunidad que perduró hasta los tiempos actuales con creaciones culturales, litúrgicas, musicales y culinarias que los ha distinguido durante más de 500 años.
Tales fueron las influencias y las bonanzas, en cantidad y calidad, que aportaron los inmigrantes judíos al Imperio que le permitieron al Sultán Otomano no desaprovechar las oportunidades de manifestar su agradecimiento, mofándose de los Reyes Católicos, por enviarle gente tan valiosa sin pedir nada a cambio.
“Cuando un amigo se va,
Se detienen los caminos”.
Los judíos sefaraditas de Turquía se convirtieron en sus ciudadanos más fieles en agradecimiento a la libertad y seguridad que siempre tuvieron en sus dominios.
Hasta Kemal Ataturk, el Estadista de la Nueva Turquía surgida después de la 1ª. Guerra Mundial, consideró a los judíos como una retaguardia segura y fiel en momentos de máxima gravedad para su propia supervivencia nacional.
Esta fidelidad recíproca e interdependiente permitió elaborar lazos indestructibles entre Turquía y el renacido Estado de Israel a partir de 1948 y hasta hace poco tiempo atrás.
Muchísimos judíos salvados de la Shoáh (Holocausto) pasaron por Turquía para encaminarse hacia la Palestina Judía primero y al Estado de Israel después.
Las actividades sionistas también pudieron desarrollarse, dentro del territorio turco, sin ningún impedimento y sus relaciones con el nuevo Estado Judío fueron inmejorables.
Todos los senderos conducían hacia una verdadera amistad entre ambos pueblos.
“Cuando un amigo se va,
Empieza el alma a vibrar”.
En uno de los viajes realizados y estando en Izmir (Esmirna), la bella ciudad recostada sobre las costas del Mar Egeo, elevamos la vista al cielo para observar las maniobras que realizaban en el aire los pilotos de unos esbeltos aviones de guerra.
Sin esperar las preguntas, nuestra guía nos explicó que eran aviones israelíes que ante la imposibilidad de practicar con ellos en Israel por la proximidad de sus fronteras con los países enemigos, lo hacían en los cielos turcos.
Además ambas Fuerzas Aéreas, la turca y la israelí, realizaban ejercicios conjuntos en forma permanente y rutinaria para el estudio de operaciones interactivas.
Estábamos en los comienzos del nuevo milenio (Siglo XXI) luego del derrumbe del Muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética.
“Cuando un amigo se va,
Queda un terreno baldío”.
El año 2002 quedará marcado como el inicio de un proceso donde Turquía comienza a provocar un cambio trascendental.
En las elecciones de ese año ganan los fundamentalistas islámicos de Erdogán y con actitudes hostiles cada vez más evidentes le da un giro inesperado al timón del barco turco, desviándolo de la ruta encaminada en el siglo pasado por Kemal Ataturk.
Erdogán sabe que lo vigilan de cerca las laicas Fuerzas Armadas Republicanas y la UE (Unión Europea) que estudia su solicitud de ingreso a la misma y es por ello que decide elegir un trayecto más largo para el logro de sus objetivos, intentando engañar tanto a los militares de su país como a la disminuida Europa.
Mientras tanto la moneda de cambio que Erdogán propone a sus nuevos “amigos” terroristas del mundo árabe e islámico comienza a ser, lentamente, el Estado de Israel.
“Cuando un amigo se va,
Queda un árbol caído”.
El resto ya es historia reciente:
Calumnias crecientes contra Israel y su Ejército.
2. Acusaciones de genocidio durante los operativos en Gaza contra el Hamas.
(¡Que cinismo! ¡Que atrevidos! Los mismos que todavía no han reconocido el
Genocidio armenio y que reprimen a los kurdos en Turquía, en Siria y en Irak…..).
3. Preferencia para hablar en el pasado con Basher Asad, el ya declarado asesino de Darfur.
4. Fomento a las relaciones carnales con Jamenei, Ahmadinejad y con los actuales dirigentes de Irán
5. Cancelación de los ejercicios militares conjuntos de Turquía con Israel.
6. Puesta al aire de programas televisivos para niños presentando a los soldados israelíes como asesinos de los pobres niños palestinos.
7. Abstención en la OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) donde se condenó a Irán por su programa nuclear declarado y el recién descubierto.
8. Erdogán nunca censuró las declaraciones de Ahmadinejad y sus sucesores llamando a “borrar del mapa” a Israel y organizando conferencias para negar el Holocausto.
9. Permitir que Irán mienta sobre sus instalaciones nucleares secretas e ignorar todos los pedidos de los organismos correspondientes.
10. Es por ello que para Israel Erdogán, Premier de Turquía, ha dejado de ser un socio confiable, apto e imparcial.
“Cuando un amigo se va,
Queda un espacio vacío”.