Imprímeme
Un caso Halájico, el caso de muchos
Por: Rav Daniel Shmuels
Por varios meses, yo diría más de un año, he tenido en el tintero el escrito que pretendo presentar hoy. Verdad sea dicha, no he encontrado el momento adecuado para publicarlo por lo controvertido que resulta en estos tiempos de división y polarización social; ello, debido a su parcialidad y sesgo que será evidente al lector.
Muy probablemente este sea el momento menos indicado y por ello mismo considero que es el momento preciso de presentarlo; obviamente, con varios retoques para calmar los ánimos que pueden herir susceptibilidades.
Hace más de ocho años el Gran Rabinato de Israel, justo antes de Shabat, decidió anular cientos de miles de conversiones ortodoxas que consideraban inapropiadas e inválidas por diferentes motivos. Entre los motivos citados aparecían tribunales rabínicos considerados no Halájicos, anotemos que tal concepto es inexistente en nuestra Halajá porque lo único que haría no Halájico a un Beit Din es que uno o todos sus miembros no sean hombres judíos mayores de trece años. Otro motivo que apareció fue la gran cantidad de conversos que no son Shomer Mitzvot, etcétera.
Esta repentina y absurda decisión por parte del Gran Rabinato surgió después que varios tribunales rabínicos en Israel y la diáspora se quejarán sobre el aumento de conversos “dudosos”, particularmente, en las Américas. Si bien, no deja de ser curioso que nuestras instituciones judiciales ancestrales se quejaran frente a una entidad que no tiene ninguna validez Halájica, no deja de ser importante el que justamente haya surgido una queja común entre tantos tribunales dentro de Medinat Israel como en la diáspora.
El origen puntual de la queja y de la decisión es tan oscuro como la decisión misma del Gran Rabinato; sin embargo, hay datos que apuntan a un incremento en casos llevados al Gran Rabinato a partir del 2008; sobre todo, casos de conversiones realizadas en Nueva York para ser revisadas y subsecuentemente anuladas. Algo así como cuando las embajadas anulan visas con el sello de: Anulado Sin Prejuicio. Esto le daría la posibilidad al Gran Rabinato de reafirmar su posición para negarle el judaísmo a los reformistas, los conservadores y los ortodoxos liberales, ah... y obviamente a todo converso que proviniese de esos grupos.
De cualquier forma y a pesar de las protestas realizadas por activistas, las conversiones anuladas desde entonces más las adicionales, a través de los años, hasta el sol de hoy siguen estando anuladas sin ningún cambio alguno.
La cosa intentó cambiar de rumbo hace cuatro años cuando una mujer convertida en Nueva York, casada con un israelí, intentó demandar tanto al tribunal rabínico local de Israel como al Gran Rabinato. La demanda no resultó en su favor y en última instancia tuvo que someterse al escrutinio y detallado seguimiento de una conversión bajo la supervisión del Gran Rabinato para que su matrimonio fuera religiosamente aceptado.
He aquí lo interesante y tal vez lo polarizado del asunto. A finales de ese año, diecisiete tribunales rabínicos alrededor del mundo decidieron anular la conversión de otra mujer que había llevado a término su proceso de conversión con el mismo rabino de Nueva York. La única diferencia es que dicha mujer jamás se presentó frente al Gran Rabinato ni frente a nadie más para validar su conversión o matrimonio; de hecho, a esa mujer no le importa lo que ningún tribunal rabínico diga de ella.
Ahora bien, ¿por qué tanto antagonismo contra esta mujer? No puedo dar una respuesta certera pero creo que radica en el hecho que ella es una figura pública que en ese momento se transformó en una figura política debido a su padre pero cuyo devenir y proceder no representan en lo más mínimo las exigencias que una mujer conversa ortodoxa debe llevar a cabo de acuerdo a la Halajá; por el contrario, constantemente y de manera pública ha tergiversado y mentido acerca de lo que verdaderamente es el judaísmo ortodoxo, evidenciando una ignorancia abismal donde aún no es capaz de decir una Brajá correctamente.
Si bien, dicho caso es notorio por el perfil público de la mujer en mención, este caso es el de muchos conversos que resultan en escrutinio por su manera de vivir el judaísmo, un judaísmo sin Kashrut, sin Tzniut, sin Shomer Shabat y sin mucho judaísmo más que la idea de ser judío de papel. Lo cual sí es un problema para el judaísmo ortodoxo por más que lo queramos justificar y decidamos mirar al otro lado.
Lo interesante de este caso es que tanto tribunales tradicionales como liberales se unieron en unísono para anular esa conversión, anular ese matrimonio, tildar a esa mujer de “Chikse” y a los hijos de ese matrimonio de “Goyim”. Digo interesante porque la ultra ortodoxia se caracteriza por ser excluyente; sin embargo, la ortodoxia moderna y abierta pretenden ser incluyentes; empero, ambos extremos se unieron para destituir públicamente a esta mujer de su judaísmo por siempre.
El Din resultó simple para los tribunales de extrema derecha, el devenir de esa mujer no es judío, su estilo de vida no es judío, existe evidencia material que la mujer sigue practicando la idolatría y que no cumple ningún precepto de la Torá, el rabino que la convirtió fue retribuido con una suma elevada de miles de dólares, lo cual descalifica dicha conversión, al rabino y a su tribunal Por soborno. “Esta mujer nunca ha sido judía y jamás lo será”, palabras puntuales y finales de 10 tribunales rabínicos ortodoxos de la diáspora y dos de Medinat Israel.
Para los tribunales modernos y abiertos el asunto fue un tanto más complejo; sin embargo, sus Din llegaron al mismo punto que el de los ultra ortodoxos; a saber, esa mujer no es judía. Siendo más Halájicos y más meticulosos en su análisis, estos tribunales tomaron como base la opinión del Rambam respecto a las conversiones para entonces determinar el estatus Halájico de dicha persona.
De acuerdo al Rambam, todo converso es judío si su inmersión se llevó a cabo bajo la supervisión de tres judíos laicos mayores de trece años sin ningún tipo de coerción. Para estos tribunales el pago no es soborno sino prestación de servicios. Así que la mujer en cuestión es judía. De igual manera, el Rambam establece que todo converso debe ser juzgado como judío porque judío es. Y a esta mujer se la juzga como judía pero en dicho juicio y bajo la opinión más “indulgente” de la Halajá se la despoja de todo judaísmo actual por medio de la figura Halájica de Karet, donde ella y su descendencia no forman parte del Pacto de Avraham Avinu a partir de ese momento. En pocas palabras, la reconocieron como judía pero a la vez la expulsaron del judaísmo siendo judía para entonces convertirla en no judía.
¡No! Esa no es la opinión de todos los tribunales rabínicos pero sí es la opinión de varios tribunales rabínicos reconocidos como los más respetados en todo el mundo y ello sienta un precedente enorme para aquellos que del anonimato pasan a la luz pública siendo sólo judíos conversos de papel. Por ello mismo, el Rambam enfatiza en la importancia de no exponer el estatus de converso de absolutamente nadie, para que este tipo de actos antagonistas contra alguien no se convierta en una bola de nieve.