Imprímeme
We want Mashiaj now
Por: Yosef Rothstein
Hay una visión ingenua que dice que si nos cuidamos de no hablar lashón haRa, hacemos los preceptos con devoción, damos caridad los unos a los otros, o si somos rectos y buenos así acercaremos al mashiaj. Desafortunadamente no funciona así, ojalá fuera tan fácil. Piensan que es como si Ds nos observara desde el cielo y que por los esfuerzos que el pueblo de Israel hace para ser buenos Ds va a decir de un día al otro: ¡Se merecen al mashiaj!
La cruda verdad es que de hecho ese es el camino más seguro para posponer la llegada del mashiaj. ¿Por qué? Porque para traer al mashiaj lo que hay que hacer es traer al mashiaj. Es decir, para que venga hay que actuar; hay que hacer las acciones requeridas para que gobierne un rey que sea descendiente del rey David en la tierra de Israel sobre el pueblo de Israel. Y parte de ese trabajo es traer a los judíos a Israel, establecer un Estado, empezar a buscar a una persona de la casa de David que sea apropiado para el cargo, coronarlo, que licite el templo, etc. Así sí se trae al mashiaj.
Es como pensar que la mejor forma de poner sal en la sopa es agregándole azúcar al café; es importante que haya azúcar en el café, pero eso no ayudará a la ausencia de la sal en la sopa. Lo mismo ocurre en cuanto a la llegada del mashiaj: hacer buenas acciones es lindo, pero no tiene nada que ver con el mashiaj, y por eso, la visión de “haz mitzvot y el mashiaj vendrá” solo alejará al mashiaj.
Yo personalmente crecí creyendo eso, que para traer la redención del pueblo de Israel bastaba con cumplir mitzvot. Era el clásico niño judío de Bogotá que estudiaba en el Colegio Hebreo e iba a la suka-móvil, que todos los años asistía a la encendida de la Hanukiya en la 94 y que asistía al Day Camp. Yo también creí que bastaba con amar al prójimo como a uno mismo. Fue una vez que llegué a Israel que me di cuenta que son 2 cosas importantes pero vienen separadas: traer al mashiaj y hacer mitzvot. No estoy diciendo que hacer mitzvot sea algo negativo jas veshalom, todo lo contrario, BH hay personas dispuestas a hacer cosas extremas con el fin de que sus hermanos cumplan mitzvot. Ese amor lo vi al entrar al ejército.
Actualmente estoy en mi servicio militar en Israel como comandante de las fuerzas de seguridad en Judea y Samaria. Recuerdo una vez durante la fiesta de Purim que nos dijeron que se necesitaban personas para cuidar la Cueva de los Patriarcas en Hebrón. Los soldados que cuidarían no podrían escuchar la meguilá porque estarían cuidando, el resto de soldados sí podría asistir a la lectura. Me voluntaricé y fui a cuidar (lo curioso es que los primeros en voluntarizarnos fuimos los de kipá tejida). Después de unas cuantas horas de guardia, escuchamos por el radio que las personas ya estaban yéndose a sus casas, y después de un par de minutos, vino un joven judío de New York hasta mi para leer la mueguilá conmigo (cabe resaltar que para ir a donde yo estaba no era fácil: estaba en la mitad de Hebrón rodeado de árabes en una zona peligrosa).
En otra ocasión, estaba en la Ciudad vieja de Jerusalem durante el invierno. Al rededor de las 2:00a.m, en un frío casi nevando, se nos acercaron unos estudiantes de yeshivá a traernos café caliente y a “parchar” con nosotros. También recuerdo que en otra ocasión, durante Pesaj, hubo una donación a soldados solitarios, por lo que a mi apartamento llegaron varias cajas de matzot (lo mismo ocurrió en sukot con las 4 especies).
Tengo más historias así, y seguramente ustedes han escuchado miles de historias mejores, pero estas historias no son lo que hace grande a este pequeño grupo de nuestro pueblo, sino el cómo llegaron a esas historias, cuál es el motivo que los impulsa a dar lo mejor por alguien o el porqué tener que hacer tanto por un hermano: amar al prójimo como a ti mismo. No cabe duda que todas las acciones que hacen son buenas, no lo dudo. Pero cuando hablamos de la redención es otro tema.
En el judaísmo, a diferencia del cristianismo, creemos que lo principal es el proceso de la redención. El cristianismo convirtió la escénica del mashiaj en algo mágico, algo místico; en algo que se centra en un hombre. Nosotros también decimos que hay un hombre redentor, pero lo principal no es él sino que lo principal es la redención como tal. Lo importante es el movimiento que rodea al mashiaj, no él en específico. Es más, Rabi Akiva consideró a Bar Kojba como el mashiaj no por hacer milagros o por hacer mitzvot, sino porque lideró batallas. Una persona que liberó al pueblo, alguien que quería la independencia del pueblo.
Por eso los invito a que esta semana al encender las velas de januká recuerden por qué se encienden. Recuerden que es para recordar la independencia nacional que los macabeos lograron. Recuerden que no solo basta con encender la vela, sino que hay que hacer parte de la redención que ocurre en nuestros días.
נס גדול היה פה