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El retorno: teshuvá

Por: Rafael Ayala Veis

La vida depende de nuestras decisiones, podemos escoger qué camino seguir, tenemos el libre albedrio de hacer el bien o el mal; así mismo debemos ser responsables de nuestros actos y saber que estos, bien sean malos o buenos, tendrán consecuencias.

La historia narrada en este libro es real y verdadera,  el propósito primordial es dar fiel testimonio de la intervención divina en nuestras vidas y mostrar al mundo que a pesar de haber caído a lo más profundo de las adicciones y del pecado, siempre hay una esperanza, una luz al final del túnel. Es una historia que envuelve muchos aspectos de mi vida que tal vez en diferentes circunstancias no me hubiera atrevido a compartir. Un ejemplo de superación personal, de fe en acción, de fuerza de voluntad, de saber tomar decisiones correctas, pero también muestra el lado opuesto, de cómo se puede caer tan bajo y herir tanta gente con tus decisiones equivocadas.

La historia empieza en Alemania en los comienzos de la segunda guerra mundial que culmino con el terrible holocausto nazi. De cómo una familia judía, mi familia en este caso, logra escapar milagrosamente y después de un viaje sin destino final, son recibidos con los brazos abiertos en un olvidado pero hermoso puerto Colombiano, en el mar Pacifico, Buenaventura. Esta familia creció y floreció en esta ciudad y gracias al Eterno somos hoy más de 25 personas.

Describo mi niñez y mi juventud y de cómo empezó mi vida a cambiar y a tomar la dirección errónea, mis primeros pasos en el uso de las drogas, el comienzo de mis vínculos con las mafias dedicadas al narcotráfico, y mi decisión de viajar a los Estados Unidos de América en busca de ese sueño de dinero y de buena vida, y por supuesto sin Dios y sin ley.

Dediqué más de 20 años de mi vida al narcotráfico y demás delitos relacionados con esta empresa; tuve mucho dinero y poder, una vida llena de lujos y de perdición; arrastrando conmigo a todos los seres queridos, incluyendo a mis hijos, que habían nacido en esta tierra. Siempre fui egoísta y orgulloso y creí que mi imperio iba a durar toda la vida. Así mismo como fue mi ascenso en esta vida, también lo fue mi descenso, tortuoso y lleno de mucho dolor. Termine en prisión y de nada me sirvió, aprendí más, hasta que todo llego a su fin y después de ser perseguido y acosado por las autoridades y por mi conciencia, tuve que huir con el rabo entre las piernas, tuve que regresas a mi país.

El descenso a las profundidades infernales empezó tan pronto pise tierra Colombiana, con el auto-estima por el suelo, sin dinero, sin poder, empecé a consumir droga como loco, específicamente la peor droga que puede existir y que está acabando con nuestra gente: "el bazuco". A pesar del apoyo incondicional de mi familia no fue posible frenar la caída. Destruí toda confianza y todo vínculo con todos y me quede solo. Empecé a vivir en las calles de Bogotá, aprendí el arte del reciclaje, que me proporcionaba los medios para comprar toda la droga que necesitara; lentamente me fui convirtiendo en un "desechable", término usado por el común cuando describen a los habitantes de la calle o indigentes, todo este proceso duro aproximadamente 10 años, de los cuales 7 los viví en El Cartucho. Camine por toda Colombia consumiendo bazuco en cuanta ciudad estuve; a pesar de mi locura, puedo decir, cuan bella es mi tierra, pero conocí mucha maldad en todas partes, corrupción, indiferencia y drogadicción como nunca lo hubiera imaginado. 

Al borde de la muerte y esperándola con ansiedad, ocurrió un milagro y logre ser rescatado, el Todopoderoso, mi Creador, me tendió una mano y me dio fuerzas para salir de este infierno. Y gracias a Él, tome la decisión más importante de mi vida, cambiar, dejar la maldad, las drogas, empezar de nuevo. Logre rehabilitarme en un centro humilde pero con personas que me brindaron amor y esperanza y allí encontré el camino de regreso a casa.

En este tiempo la chispa judía en mi interior empezó a brotar y descubrí que había un programa para que los judíos pudieran retronar a sus raíces y vivir en Israel. Después de otro milagro logre ser incluido en el programa y en el 2005 viaje a mi nueva patria, la de mis ancestros, la tierra de las promesas.  Vivo en Jerusalén desde hace 9 años, llevo 14 años limpios de droga, alcohol, cigarrillos, y estoy en la lucha cambiando día a día hasta llegar a convertirme en la persona que debía de haber sido antes de tomar las decisiones equivocadas.

Pude darme cuenta del propósito que tiene Dios en mi vida, me permitió, me inspiro con su espíritu y logre escribir este libro, para dedicar el resto de mi vida a contar las maravillas y prodigios que hizo en mi vida y de llevar un mensaje de esperanza a todas las personas que estén sufriendo los flagelos de la droga y la delincuencia. Mi granito de arena para lograr la paz en Colombia.