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El judaísmo no es una religión

Por: Yaacov Amar Rothstein

Los judíos no somos un grupo religioso. Los judíos somos un pueblo. Muchos caen en el error de decir que las principales religiones del mundo son: “cristianos, musulmanes y judíos”, como si el ser judío se tratara de una religión. Pero no es así, ya que los judíos somos un pueblo. Eso sería como decir que los “carros” pertenecen a la categoría de “manzanas y naranjas”. Obviamente los automóviles pertenecen a una categoría distinta a las frutas. Igualmente ocurre con los judíos; que lo correcto sería decir que hay: “rusos, franceses y judíos”, esa sí sería nuestra categoría ya que los judíos somos un pueblo y no una religión.

Los judíos somos los descendientes de la tribu de Judá (no de “la religión de Judá”). Somos los descendientes de aquel pueblo que salió de la esclavitud en Egipto (no de “la religión que salió de Egipto”). Los judíos somos aquellos cuyos líderes de antaño siempre fueron figuras políticas que dirigieron nacionalmente al Pueblo de Israel, como el rey David (y no figuras religiosas como “el rabino David”).

Los judíos somos aquellos que perdieron su reino hace 2000 años tras la invasión colonialista romana, pero que durante nuestro largo exilio nacional sabíamos que íbamos a regresar a nuestro territorio. Los judíos somos aquel pueblo que logró reunirse de la diáspora para así volver a la familia de las naciones en 1948 con el renacimiento del Estado de Israel.

Pero los judíos no somos una religión. El hecho de creamos en Dios no nos hace una religión. No tiene nada que ver, ya que por ejemplo existen personas deistas que no pertenecen a ninguna religión, pero aun así creen en Dios. Tal era el caso de científicos como Gauss, Plank o Mendeleev. El hecho de tener rituales tampoco nos hace una religión. Existen, por ejemplo, logias como la masonería que tienen rituales sin ser una religión. La Familia Real Británica o la Cámara de los Lores también tienen rituales, pero eso no los vuelve en “la religión inglaterrista”.

Los judíos somos un pueblo que conservamos las milenarias leyes que Dios le entregó a Moshe en el monte Sinai. Aunque el judío dejara de practicar estas leyes, él siempre seguirá siendo judío ya que lo que nos define es una identidad nacional y no una identidad religiosa. De hecho, hay innumerables judíos ateos en el mundo y aún así, frente a la Halajá ellos son igual de judíos que el más ultra-ortodoxo de Jerusalem.

Esto es algo que no ocurre con las religiones. Por ejemplo, si un cristiano deja de creer en los valores del cristianismo, esta persona deja de ser cristiano por definición. De igual modo ocurre en el islam: la persona no nace musulmán sino que nace en un estado de inclinación hacia la divinidad. Eso se llama fitrah (en árabe) y solo cuando el individuo crece es que adopta el islam como su religión.

No existe un “musulmán cristiano” ya que tanto el islam como el cristianismo son dos religiones. Lo que sí puede llegar a existir es un escenario donde haya un judío que crea en el cristianismo. Aaron Lustiger, por ejemplo, fue un judío que llegó a ser cardenal. A pesar de eso, de acuerdo a la ley judía, Lustiger siempre fue considerado judío ante la Halajá (ya que los judíos somos un pueblo, nuestra identidad es nacional y no religiosa).

O por ejemplo a Baruj Spinoza, filósofo del siglo XVII, los sabios de Israel le hicieron “herem” (decreto rabínico que prohibía a los judíos de Ámsterdam leer o escuchar las enseñanzas de Spinoza). No obstante, por más de que Spinoza se haya pronunciado en contra de los principios más básicos de la teología hebrea, al fin de cuentas él siempre fue considerado judío.

En ningún texto hebreo vas a encontrar la palabra “religión”. Ni en la Tora, ni en el Tanaj, ni en la Mishná, ni en la Guemará, ni en los Tosafot, ni en la Halajá, ni en la Kabala, etc. Lo que sí vas a encontrar es términos como “Pueblo de Israel”, “congregación”, “nación”, “tribu”, “reino”, “comunidad”, etc. Nuestros sabios tenían muy claro que nosotros los judíos somos un pueblo, no un grupo religioso.

Lo que define al judío es su pertenencia al colectivo de Israel, no su fe. Aunque sin duda la fe (emunah) en Hashem y la Torá son las herramientas que nos han conservado como pueblo a lo largo del exilio. Y vale mencionar que la aspiración del Pueblo Judío siempre fue que el exilio llegara a su fin para que así lográramos retornar a Sión. También lo que mantiene a Israel es su emunah en que llegará el mashiaj: un rey, es decir, un líder político (no una figura religiosa).

Beezrat Hashem que todos los judíos sigamos cuidando las mitzvot y tomando parte en esta cadena milenaria que se remonta desde Abraham, el patriarca de nuestra nación. Tal y como Hashem le dijo: “Haré de ti una gran nación” (Génesis 12:1). Es decir, Dios nunca le dijo a Abraham que hará de él “una gran religión”, sino una gran nación. Un pueblo. Am Israel. ¡Am Israel jai!

וְאֶעֶשְׂךָ לְגוֹי גָּדוֹל