Por: Victor Zajdenberg
Debemos reconocer que escribir sobre esta obra fundamental que describe la lucha encarada por el Movimiento clandestino IRGÚN (Organización Militar Nacional de Eretz Israel) contra las “Fuerzas de Ocupación Británicas” de Palestina, dirigida por un líder de la Independencia judía de la envergadura de Menajem Beiguin, resulta una tarea compleja, ardua y extremadamente difícil. Este libro, profundo y emocionante, no solo desarrolla la vida y obra de un hacedor incansable por la liberación de su patria ancestral sino que aclara con precisión, y una verdad sin tapujos, varios hechos históricos (algunos muy dolorosos) que otros actores y dirigentes encumbrados del Ishuv (población judía) tergiversaron, queriendo con ello ocultar y/o amañar dichos hechos con fines políticos personales, partidarios, sindicales e ideológicos.
En primer término Beguin nos esclarece las diferencias estratégicas y tácticas entre el IRGÚN y la oficialista HAGANÁ (Organización de Autodefensa Judía, en dependencia directa con la Agencia Judía). El IRGÚN consideraba que el Mandato Británico, elegido por la Liga de las Naciones para establecer un HOGAR NACIONAL JUDÍO en Palestina, había traicionado los objetivos de la Declaración Balfour (1917), las declaraciones de la Conferencia de San Remo (1922) y al Pueblo Judío, impidiendo la inmigración judía para contentar a sus aliados árabes, por lo que el Mandato se había transformado en un “Ejército de Ocupación” contra el cual había que luchar militarmente.
La potencia ocupante británica llegó a desplegar en Palestina hasta 100.000 efectivos que no solo permitían los ataques árabes contra las colonias judías sino que dedicaban sus esfuerzos a incautar las armas defensivas de los judíos y a ejecutar en la horca a los luchadores mártires del IRGÚN. En síntesis, mientras la HAGANA solo actuaba contra los ataques y atentados árabes a los poblados judíos y las autoridades oficiales de la Agencia Judía seguían las interminables negociaciones con el nefasto Gobierno laborista inglés de Attlee y Bevin, el IRGÚN entendió que la independencia se encaminaba hacia un callejón sin salida: Gran Bretaña no se iría de Palestina y no establecería el HOGAR NACIONAL JUDÍO.
Decisiones como el atentado al Hotel King David en Jerusalem, central del Comando Británico; la formidable acción contra la Fortaleza de Acre para liberar a los prisioneros luchadores por la libertad; el drama de Deir Yasin y la desinteligencia que provocó una tragedia entre hermanos con el barco Altalena que traía armas y activistas para la guerra en Jerusalem, asediada por la Legión Árabe, son explicadas con los mínimos detalles por el autor y líder del Irgún Menajem Beiguin. Las casi 500 páginas de “LA REBELIÓN” dan un panorama integral de los heroicos momentos anteriores y posteriores a la Declaración de la Independencia del Estado de Israel.
El lema “Luchamos, luego existimos” y el análisis de que “la política británica en el Medio Oriente quisiera no salvar a los judíos”, antes y durante la 2ª. Guerra Mundial, implicaba la acusación de dejar a los judíos en las garras de la bestia nazi. Miles de judíos rumanos que podrían haber sido salvados por la Cruz Roja, pasando por Turquía hacia Palestina, fueron desautorizados por el Mandato Británico en un acto de vil complicidad con sus asesinos nazis. Entre 1945 y 1947 oficiales británicos formaron la famosa Legión Árabe de Transjordania con el Gral. John Bagot Glubb al frente, más conocido por su nombre árabe Glubb Pashá, quien dirigió en 1948 la batalla con la que se apropiaron de la ciudad vieja de Jerusalem.
El apasionante 1er. capítulo “El camino hacia la libertad” amerita una lectura especial pues describe sus inicios en el Betar de Polonia hasta su anhelado arribo en 1942 a Eretz Israel.
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