Por: Dr Natalio Daitch
"Cada generación exaltará Tus obras ante la siguiente y Tus prodigios relatará". Salmo 145-4
El pueblo judío ha logrado con singular éxito, mantener la histórica cadena generacional. Superando (a lo largo de siglos) inmensos obstáculos y peligros y amenazas externas, de igual forma, logrando sortear y superar, enormes y profundas crisis, que involucran deserciones individuales y colectivas, y en ciertas épocas movimientos o tendencias seudo-asimilacionistas que han causado verdaderos estragos en la demografía judía.
Luego de esta breve introducción, si pensamos que formar parte de esta cadena generacional y de sus eslabones, implica fundamentalmente conservar un modo de vida judía raigal, apegándose cada cual, según su nivel y posibilidad a la ley de Moisés, de tal forma que el nieto intente vivir y mantener los valores de sus padres y abuelos, podremos apreciar el colosal desafío que implica la existencia para cada hebreo en forma individual y para el conjunto en la consideración grupal.
Si repasamos las últimas décadas, podríamos apreciar, rápidos cambios en un relativo y corto espacio de tiempo histórico. Es decir, una aceleración continua que se sostiene desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Si repasamos brevemente los Boomers (nacidos hasta 1964), los X (nacidos entre 1965-1979), los Y( millennials 1980-1995 o "nativos digitales"), los Z (nacidos entre 1996-2010, o centennials, la generación más hiperconectada), y lo último y novedoso, los Pandemials(fruto de la crisis del coronavirus).
Si bien estos grupos humanos, se relacionan en relación a la tecnología y su inserción en el medio laboral, qué duda cabe, que los cambios sufridos impactan en el psiquismo global, y en la forma de pensar el mundo, sentir, y hacer, y su relación con sus semejantes y ni que hablar con su creencia y religión. El vínculo con su judaísmo en especial.
Siempre recordando lo que me decía mi madre (Aida k. de Daitch Z"L), cuando en reiteradas ocasiones citaba el Salmo 24, versículo 6 donde el Rey David sentencia: "Tal es la generación de los que Le buscan, de los que buscan Tu faz: (la progenie) de Yaakov.Sela". Es decir, ella apreciaba las diferencias generacionales, en relación a su judaísmo, el contexto histórico particular de cada época, con características propias y distintivas las unas de las otras, intentando comparaciones y destacando diferencias notables e ineludibles entre el idishkait del presente, si pensamos el hoy para nosotros, con el pintoresco y sufrido mundo del Shtetl (o de la pequeña aldea) y del rabinismo o judaísmo rabínico tradicional, fruto de esa lucha colosal y de "tracción a sangre" de los justos y piadosos de aquella generación, luchando en medio de la pobreza y a la sombra de las persecuciones y matanzas por mantener(conservar) la vida judía, tal como ellos la habían recibido de sus ancestros y basados en la Sagrada Torá y de sus eternos principios y bases, o fundamentos que no pueden ni deben modificarse pese al paso del tiempo.
Dejando atrás la famosa frase: "todo tiempo pasado fue mejor", cada tiempo muta su ropaje, pero según el Eclesiastés (el Rey Salomón) lo esencial permanece. Y es por este sendero que podemos citar el capítulo 3-15: "Aquello que fue ya es, y lo que ha de ser, fue ya; y D'os restaura lo que pasó". Y luego podemos continuar con el 1-7: "Todos los ríos van a dar al mar, pero el mar jamás se sacia (se llena): A su punto de origen vuelven los ríos, para de allí volver a fluir".
Y es que el hijo de David, comprende y expresa los ciclos de la historia y el devenir de los humanos, y sentencia en forma inapelable en el versículo 9: "Lo que ya ha acontecido volverá a acontecer; lo que ya se ha hecho volverá a hacer ¡y no hay nada nuevo bajo el sol!".
Para concluir: hoy por hoy, más que nunca, nos hacen vivir en la época de la ansiedad y del miedo, y millones de personas, por encima de cualquier adelanto tecnológico y científico, expresan de múltiples y variadas formas el vacío existencial, si en sus vidas falta ese contenido puro y cristalino, que constituye el sostén y que nutre ese enorme vacío espiritual, que los deja huérfanos emocionales, en medio de mundo que siempre se las arregla para "vendernos" fuegos de artificio, espejismos e ilusiones, o fantasías, o productos truchos o pasajeros, que solo terminan hundiendo el alma divina de todo aquel que permuta la fe verdadera y eterna, para entregarse a una falsa idolatría versión siglo XXI y a la adoración de toda clase de ídolos de barro.
Por eso, siempre recuero a mi abuelo Moisés Daitch, que le repetía a ese niño que era yo: "¡cuidado, que no todo lo que reluce es oro!".
Este es el desafío para cada judío, no caer en el engaño de otros y de uno mismo. La verdad humana cambia o muta, pero la verdad del Todopoderoso permanece por siempre y hasta el final de los tiempos. Constituirse en un eslabón de esa cadena de transmisión, es el mejor de los servicios a los cuales podemos aspirar. Solo aferrándonos a este cuerpo, enganchándonos en el sendero de los Patriarcas (los denominados pastores del Cantar de los Cantares), y solo de esta forma, podremos encontrar el verdadero GPS (el Norte o la brújula), para poder surcar con mayor seguridad el siempre bravío mar de la existencia.