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Huyendo de la ultra-ortodoxia ¿Qué camino tomar?
Por: Raquel Goldschmidt
A propósito de la nueva serie de Reality en Netflix “Una vida nada ortodoxa”, sobre una mujer que siendo nacida y criada en la comunidad ultraortodoxa de Monsey, New York, y se escapó de sus rígidas exigencias y restricciones hacia la mujer. Actualmente es una famosa diseñadora Julia Haart, una mujer de 50 años, la CEO de la compañía de modas Elite World Group creada junto con su actual esposo Silvio Scaglia.
En el reality Julia muestra que a 3 de sus 4 hijos los retiró también del medio ultra-ortodoxo donde vivían para ofrecerles la “oportunidad” de una vida más abierta y menos enclaustrada, con menos delimitaciones y casi cero de ritual judío.
En resumen, Julia demuestra que heredó de su medio ultra-ortodoxo anterior, la rigidez y la presión a la cual supuestamente ella y sus hijos se veían sometidos, en su intento de enfocar a su familia a la “nueva vida” fuera de la ultra-ortodoxia.
En el transcurso de la serie ella envía a su hija de 14 años a los brazos de otra chica para que experimente ser lesbiana y se muestra una escena en la que durante un evento familiar, la hija se besa durante un buen tiempo con su amiguita lesbiana, de manera desvergonzada, algo que no muy frecuentemente se puede ver en festividades “laicas” en un marco familiar, a veces ni en un marco social.
Enfrenta a su yerno para que avance rápidamente a la vida libre forzándolo a tal punto que la esposa (su hija), intenta ponerle límites para que no se meta en su vida privada, pero no lo logra, se mete a fondo y lucha por imponer su nueva ideología.
Así va avanzando cada episodio con su imposición que se pasa de límites hasta llegar a la vida íntima de su empleado homosexual no judío a quien le etiqueta como una persona que no se quiere a sí mismo, solo porque él no desea dejarse imponer la idea de Julia de presentarle una pareja homosexual.
No me detengo más en la serie la cual realmente siento que no muestra una verdadera historia de “fuga” de un medio ultra-ortodoxo, sino la vida excéntrica de una mujer que en su enloquecida nueva vida intenta a toda costa que la gente a su alrededor viva y piense como ella. Y tampoco puedo decir que este sea un ejemplo de lo que realmente pasa cuando gente se fuga del medio ultra-ortodoxo.
Soy testigo de qué pasa con algunos de los personajes que abandonan la ultra-ortodoxia, generalmente debido a las presiones pero principalmente debido a que se sienten rechazados al no ser como se les impone que sean, al no pensar exactamente como se les impone que piensen y al desear conocer un poco más del mundo donde viven deseando salir de la burbuja donde se encuentran.
Mi pariente, es un joven que a la edad de 13 años estando jugando con sus hermanitos le levantó la falda jugando a una de sus pequeñas hermanitas. El papá del chico lo consideró muy grave y lo llevó donde un religioso para que le “corrija” su conducta; éste religioso no tuvo ningún inconveniente en ultrajarlo como parte de su “terapia” de corrección.
La madre, acusó a este señor ante las autoridades, quien al parecer ya había hecho otro tanto con otros chicos, pero en el medio no era bien visto éste tipo de acusaciones. Finalmente, después de un par de años de lucha los resultados fueron: La madre del chico rechazada, humillada y arrojada de la comunidad, le prohibieron a las amigas de la madre hablarle. En esas condiciones, dolorosamente tuvo que ir a vivir a otra ciudad religiosa en Israel. Se divorció del padre de los chicos porque él la trataba como si estuviera loca. El chico fue cuestionado por las autoridades del país y a pesar de haber comprobado la veracidad de lo que sucedió, jamás se hizo algo al respecto.
El chico estuvo en un lugar para jóvenes con problemas por el trauma con el que había quedado, allí decidió cortarse los peyot y el cabello dejando un estilo muy moderno, retiró la kipá de su cabeza, se vistió de jeanes y camisetas y se dedicó a entrenar caballos, hoy es un joven muy atractivo, que mezcla la religión y su vida actual no religiosa, él va a pasar Shabat donde la mamá quien le acepta su nuevo rumbo no religioso mientras que no influya en sus otros hermanos.
Su mamá lo apoya en su nueva vida y aunque ella sigue siendo religiosa no le impone nada, su hijo tampoco le impone nada a nadie ni a sus hermanos, como el caso del reality. El sigue su vida laica con algo de judaísmo.
Un caso parecido sucedió con otro personaje de Colombia quien tomó la línea ultra-ortodoxa, siendo hoy un Rosh Yeshive en otra comunidad es un hombre sabio y bondadoso, él le ayudó mucho a la madre del chico para salir delante de su difícil momento.
Otro hermano del chico que estaba en la yeshivah, resolvió salirse del medio un par de años después y también lleva una vida laica pero comprometido con su madre durante los días de Shabat y festividades judías. La hermana mayor se casó dentro de la línea ultra-ortodoxa, es muy feliz y visita a su mamá con cierta frecuencia. Solo una hija, casi que desapareció del mapa, pocas veces llama o visita a su madre, mucho menos al padre.
Para algunas personas la vida ultra-ortodoxa es una vida de espiritualidad y de crecimiento, claro está que se requiere sacrificio y extrema convicción. Se vive dentro de una burbuja donde no llegan ni las noticias del mundo. Se estudia mucho judaísmo y es la función principal. Los ultra-ortodoxos creen que la existencia de Israel solo se debe dar cuando llegue el Meshiaj, mientras tanto para ellos Israel no existe. Entre ellos se apoyan y se ayudan mucho, claro está, mientras todos tengan una línea de conducta y de pensamiento.
Algunas comunidades son un poco más abiertas y permiten que los jóvenes ya mayores estudien un poco más materias laicas (los varones), y algunos hasta permiten que entren al ejército de Israel.
En Israel existen grupos e instituciones que ayudan a reubicarse a una realidad nueva a quienes desertan de la ultra-ortodoxia.
Israel necesita sabios y estudiosos de judaísmo, sería importante que una de sus funciones sea ser parte de todo el pueblo de Israel, reconociendo que incluso quienes no piensan ni actúan como ellos, son también sus hermanos.
La historia de Israel nos enseña que cuando estamos unidos somos un pueblo que irradia luz, cuando nos rechazamos y nos agredimos, los resultados suelen ser desastrosos.