Por: Menashe Fefer
Aproximadamente en 1930 llegó a Colombia, procedente de Polonia, el Sr. Menashe Heiblum, junto con su Sra. Esposa Pola y 4 hijas pequeñas: Raquel, Frida, Ana, y Julia.
Llegaron en barco a Puerto Colombia y allí a través del río Magdalena llegaron a Puerto Salgar donde cogieron un tren que los trajo a Bogotá, 2 días después a la Estación de la Sábana en la Calle13 con carrera 18.
Don Menashe no sabía el idioma Español, sus recursos económicos eran limitados, sin embargo encontró una casa pequeña en arriendo en la calle 20 con carrera 16 donde incómodamente se alojó con toda su familia.
Había varios vecinos judíos que hablaban idish.
Comenzó a hacer lo que hacía en Polonia: pan.
Se dio cuenta con el tiempo que no existía el matzot para Pesaj y comenzó a prepararlo.
Se defendía para mantener su familia y se enteró de las serias dificultades de otros “paisanos” que llegaban y no tenían dónde vivir ni qué comer.
En su pequeña casita alojó durante días, meses y años a estas personas (entre ellos el joven Pincus Fefer y su hermano Manuel padre de Menashe Fefer) que a su vez le colaboraban a don Menashe Heiblum para hacer pan y de alguna manera acomodaron alrededor de 6 – 8 personas al tiempo en la misma casa.
Pasó el tiempo y las hijas de don Menashe Heiblum se casaron Bogotá:
Raquel con Pincus Fefer (tío de Menashe Fefer),
Frida se casó con Ignacio Lipnik (padres de Salomón Lipnik, vive en Bogotá),
Ana se casó con Jacobo Lipnik (padres de David Lipnik, vive en Bogotá)
Julia, la hija menor, murió.
El Sr. Menashe Heiblum iba con frecuencia a la Estación de la Sabana y cuando llegaba el tren preguntaba a los viajeros que se bajaban: ¿Yid? ¿Yid? ¿Yid? (judío). Solamente con la intención de ayudar.
Su alumno como panadero fue don Pincus Fefer, quien abrió después una panadería. La señora doña Ana Lipnik a quien todavía muchos comunitarios recuerdan por su espectacular selección de pasteles “La Soledad”, -El Rav Alfredo enviciado con sus pasteles de agras- y la bisnieta Eliana estudiando pastelería. Lo que se hereda, no se hurta.
Don Menashe murió en Bogotá en 1950 y sus restos reposan en el Cementerio Hebreo del barrio Inglés.
También ya fallecieron su esposa e hijas.
Dejó altos valores como ser humano que todos sus descendientes conocen.