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Halajá dinámica

Por: Rav Daniel Shmuels

En nuestra realidad inmediata, el devenir del mundo moderno se encuentra en un ascenso, al parecer inevitable, de exclusión y segregación que la humanidad no veía hace más de cincuenta años. Los ideales raciales, sociales, sexuales y religiosos de extrema derecha se han apoderado de nuestro entorno. La pregunta que nos compete es; a saber, ¿son esos ideales compatibles con nuestro judaísmo? Más aún, ¿es nuestra sagrada Halajá un árbol viviente que se debe adaptar a los nuevos tiempos o debe ser una roca petrificada estática que promueve, en su silencio inamovible, segregación, racismo, sexismo, misoginia, etcétera? Son estas preguntas las que nos competen en esta ocasión. 

Como se ha mencionado anteriormente, dentro de la ortodoxia, se ha venido desarrollando un ascendente movimiento que pretende excluir a todo aquel que no se suma a la idea de mantener la Halajá bajo un concepto inerte frente a las necesidades económicas, desarrollos sociales, circunstancias climáticas y, en última instancia, avances tecnológicos que el mundo nos presenta y ofrece hoy en día. Este movimiento radical ya ha legislado que ningún rabino de la así llamada ortodoxia moderna u ortodoxia abierta pueda ejercer sus labores rabínicas en Europa o si lo hace, lo haga bajo las alas del movimiento conservador o reformista; el cual, de acuerdo a la Halajá, y enfáticamente de acuerdo a ellos, no es judaísmo bajo ninguna perspectiva.

Si bien, a lo largo de todos estos escritos subyace la problemática de cómo llegar a un consenso de unificación solidaria de respeto con todas las denominaciones, nuestro caso radica específicamente sobre nuestra Halajá y como ella interactúa en la actualidad dentro de nuestras vidas como judíos, siendo ese nuestro objetivo principal.

El aspecto de las denominaciones cobra importancia hoy en día por cuanto ese fue el punto de partida del Jatam Sofer para determinar una Halajá en donde no se hacen cambios, no hay innovación de ningún tipo para de esa manera poder excluir radicalmente a todo judío reformista de su judaísmo. Para nuestro caso particular, el legado del Jatam Sofer fue el sentido "estricto" de su legislación para que no hubiera la más mínima posibilidad de innovación de ningún aspecto de la Halajá dentro del judaísmo, estableciendo indirectamente que toda legislación "suave" va en contra del espíritu de la Torá y por consiguiente es Asur, prohibida. Esto tuvo como consecuencia que frente a cualquier problemática que surja se legisle siempre de manera "estricta" y no "suave". El asunto llegó a extremos absurdos de no permitir asientos en sinagogas ni calentadores en invierno, elementos que tomaron años para poder ser incorporados dentro de nuestro concepto actual de sinagoga. Es ese el problema que existe dentro de la comunidad Haredi hoy en día, un concepto donde se legisla de manera estricta y todo aquello que represente cambio es Asur.

Rav Abraham Itzjak HaCohen Kook fue el primer gran rabino Ashkenazí del Mandato Británico de Palestina. Rav Kook, conocido como el Haraayah o simplemente HaRav, vivió a finales del siglo XIX y principios del XX estableciéndose como una autoridad Halájica dentro del judaísmo ortodoxo. Rav Kook fue el legislador del Jeter Mejirat, la posibilidad de vender la tierra a un no judío para resolver los problemas de posesión de tierra durante el año de Shemita para aquellos que se encuentran en la zona geográfica de Eretz Israel. Este Jeter Mejirat se venía llevando a cabo desde su institución hasta el último año de Shemita que tuvimos en donde la Rabanut se encargaba de vender la tierra a un Drusi; sin embargo, el establecimiento Haredi, en este caso Rav Shaj, decidió que ese Jeter va contra la Torá porque vender la tierra es Jadash Asur Min HaTorá  y por consiguiente hay que mantener Shemita. La pregunta que surge entonces es, ¿qué le pasa a la economía del país, al modus vivendi de la población durante este año? La respuesta del establecimiento Haredi lo dejó en las manos de donaciones internacionales. De cualquier forma; en este caso, el gobierno permitió que se llevará a cabo el Jeter; sin embargo, los rabinos se rehusaron a dar Hashgajot a nadie durante ese año porque ese Jeter es Asur Min HaTorá.

Es así como el establecimiento Haredi, en lugar de aceptar y continuar con la legislación de una de las más grandes autoridades Halájicas de nuestra historia, quien en su decisión tuvo en cuenta mantener la esencia y la pureza de la Halajá a la vez que tuvo presente las necesidades económicas y sociales de los judíos, decidió  repudiar y rechazar este Jeter que lleva más de cien años de ser practicado porque según ellos es Jadash Asur Min HaTorá. Este hecho tuvo consecuencias devastadoras para la economía de Medinat Israel.

Este es solo uno de muchos ejemplos actuales que podemos traer a colación acerca de legislaciones hechas por Rav Kook en donde se verifica y demuestra que nuestra Halajá es totalmente dinámica y está en función de ajustarse, adaptarse e innovarse en pro de las necesidades del pueblo judío. De hecho, podemos ver claramente que Rav Kook, en sus escritos, ya vislumbraba en el horizonte ese concepto de petrificación, de calcificación de la Halajá. Para Rav Kook, si no se puede innovar, si no se puede hacer cambios y si frente a los problemas que surgen dentro de nuestro judaísmo se  dice Asur (prohibido) en lugar de Mutar (permitido); entonces, no se puede funcionar como una sociedad. Es más, y esto lo tengo que escribir para que todos lo tengamos presente y entendamos la esencia de la verdadera Halajá, Rav Kook dijo: "Jayashan ItJadesh VehajaJadash ItKadesh" (aquello que es viejo será renovado y lo nuevo será santificado); es decir, todo lo opuesto de Jadash Asur Min HaTorá. A esto agregó: "Ein Isur Lajatir Et HaMutar Afalpi Shelo Na Hagu Ken VeHaver" (no hay prohibición para permitir aquello que está permitido aun cuando no hubiera sido practicado en el pasado). Nuevamente pregunto, ¿en qué parte de toda Mesora aparece una prohibición para permitir algo permitido? 

Antiguamente había una opinión que aquello que se practicaba en el pasado se convertía en un Minjag, obteniendo un estatuto Halájico y por consiguiente un grado de santidad; empero, Rav Kook nos aclaró que eso no es cierto y que el único motivo por el cual algo no se practicaba antiguamente era por razones históricas, climáticas, económicas o sociales. De esta manera nos enseñó que si no se puede encontrar una razón Halájica para que algo sea prohibido; entonces, simplemente no está prohibido.

Para el mundo Haredi todo aquello que no se hacía en el pasado está prohibido porque sencillamente no se hacía anteriormente, más no porque haya razones Halájicas al respecto. Entonces, ¿debe nuestra Halajá ser estática o dinámica? En el caso que sea dinámica, ¿cómo podemos aplicar esta Halajá a exigencias sociales como la posibilidad de mujeres rabanas, Minianim compartidos, conversiones, relaciones y/o atracción dentro del mismo género anatómico? Nuevamente, ¿debe ser nuestra Halajá dinámica o estática?