Por: Victor Zajdenberg
Si bien el conflicto armado entre el Estado de Israel y la Organización terrorista Jihad Islámica de la Franja de Gaza ha durado solo tres jornadas, en realidad sus comienzos deben retrotraerse a semanas anteriores. Los Servicios de Inteligencia israelí habían detectado que, en diversas ciudades de Cisjordania, gobernada por la Autonomía Palestina (AP), la Jihad estaba organizando una serie de atentados dirigidos contra civiles israelíes. La Jihad de los Territorios estaba recibiendo órdenes de la Central en Gaza quién a su vez cumplía con los planes elaborados en la República Islámica de irán, enemiga acérrima del Estado Judío. Irán es el que provee los armamentos y la financiación de la Jihad de Gaza y, tangencialmente, la de Egipto.
Así comenzaron los operativos del Ejército israelí (FDI) con detenciones, algunas violentas, de centenares de sicarios integrantes de las células terroristas, entre ellos al Jefe de las mismas. Simultáneamente la FDI eliminó a dos de los máximos jerarcas de la Jihad en la zona de Gaza y es entonces que desde dicho enclave comenzaron a disparar bombas incendiarias, cohetes y misiles sobre las ciudades de Israel, a la que éste contraatacó destruyendo centros exclusivamente Jihadistas. Entre los objetivos necesarios han sido eliminados 12 miembros de la cúpula militar con precisión quirúrgica.
Fueron 1.100 cohetes lanzados desde Gaza hacia Israel de los cuales más de 200 cayeron dentro de la misma Franja, asesinando ellos mismos a decenas de gazatíes, entre ellos 15 niños y produciendo centenares de heridos. El 96% de los misiles dirigidos hacia las ciudades de Israel fueron interceptados por la eficiente Cúpula de Hierro.
La gran pregunta sería porqué el Hamas, la organización terrorista más importante de Gaza que la gobierna desde el año 2007, no intervino en ningún momento en este conflicto.
Ciertos analistas internacionales han opinado que Hamas todavía no ha podido reconstruir la destrucción ocasionada por sus aventuras militares contra Israel de años anteriores. Los fondos para dichas tareas los recibe de los Jeques de Qatar y Arabia Saudita quienes, probablemente, no deben estar ansiosos en seguir enviando dineros, teniendo el Emirato tan cerca los tiempos del Mundial de Futbol en noviembre de este año.
Otras versiones manifiestan que la Jihad Islámica, dependiente de Irán, representa para el Hamas un competidor y adversario demasiado peligroso para su poder hegemónico en la Franja de Gaza, por lo que la reacción israelí fuera solamente contra la Jihad le convenía para debilitarla y afianzar su dominio absoluto en sus tierras. Si bien al Hamas y a la Jihad los une el odio común al Estado Judío, los separan diferentes socios provenientes de ejes antagónicos: Hamas-Sunita-Qatar, con relaciones cercanas a Occidente, versus el eje Jihad Islámica-Chiita-Irán, enemiga acérrima de Estados Unidos y de Israel.
Es evidente que la sincronización entre la Inteligencia israelí, la FDI y los diversos partidos políticos sionistas funcionan eficazmente en aras a la prevención, la acción defensiva y la seguridad de la población, que no falta mucho, para alcanzar los 10 millones de habitantes.