Por: Pilar Rahola
ND: Como homenaje al notable Shimón Peres Z”L, publicamos esta importante nota que escribió nuestra amiga la periodista Pilar Rahola en su blog y fue reproducida en diversos diarios.
La Vanguardia España – octubre 2 de 2016
“Si dejamos de ser democráticos, dejaremos de ser judíos”, decía a menudo”
Padre nuestro, Rey nuestro”, reza el Avinu Malkeinu, la solemne oración judía que se recita después de la Amidá y antes de la lectura de la Torá, y que se considera la base del padrenuestro cristiano. Desde que el músico polaco Max Janowski le hizo una composición musical, y una intensa interpretación de Barbra Streisand le dio notoriedad internacional, se ha convertido en un cántico espiritual universal que trasciende fronteras y dioses. Y ha sido el Avinu Malkeinu, interpretado por David d’Or, el que acompañó el cuerpo de Shimon Peres en su viaje final, tal como él mismo había deseado. A su lado, mandatarios de todo el mundo, las banderas a media asta de decenas de países y una nación agradecida y doliente, que ahora se siente más huérfana. Su hija Tsvia lo expresó en términos personales –“digo adiós a dos personas, a Shimon Peres, el honorable presidente, y a la persona que mi madre llamaba Bujik y yo llamaba papá”–, pero esa dualidad entre el líder y el padre la sienten como propia millones de judíos. “Estamos rotos”, me decía mi amigo Ariel, desde Israel.
Ha muerto el último de una notable estirpe de líderes mundiales, cuya capacidad para luchar por su patria nunca lo alejó de los valores fundamentales que la inspiraban. “Si dejamos de ser democráticos, dejaremos de ser judíos”, decía a menudo, y yo misma pude escucharlo, cuando tuve el honor de una reunión privada en Tel Aviv. Me pareció un hombre profundo que trascendía los límites de la política y cuya obsesión por la paz iba pareja al amor por su pueblo. Por supuesto, ello no evitó que luchara con las armas en cada ocasión histórica que fue necesario. Militante de la Haganá, colaborador de Ben Gurión y responsable del desarrollo nuclear israelí, a Peres nunca le tembló la mano en la defensa de Israel, pero tampoco dejó de trabajar, hasta el último aliento, por un acuerdo con los palestinos. Y como prueba, el bello gesto del presidente Abas acudiendo a su funeral, a pesar de las brutales críticas que ha recibido de Al Fatah y de Hamas. En su piel tenía, como todo judío, el estigma de la tragedia, con la mayoría de su familia materna quemada viva por los nazis en la sinagoga de su pueblo polaco. Sin embargo, nunca se asentó en el dolor ni el odio, y su mirada política siempre fue tan realista en las decisiones como optimista en las esperanzas, quizás porque su pueblo milenario, como él mismo decía, siempre navegaba contra corriente. Lo expresó en estos términos: “Nosotros existimos desde hace 4.000 años y pasamos 2.000 en la diáspora. Nadie en el Medio Oriente habla su idioma original, excepto Israel. Cuando empezamos, hace 64 años, éramos 650.000 personas. Así que, saben, tal vez estamos nadando un poco en contra de la corriente, pero seguimos nadando”.
Descanse en paz el último gran líder de luz, un infatigable constructor de la paz. Zijrono Libraja.