Por: Victor Zajdenberg
El reciente pacto impulsado por los Estados Unidos y conformado entre el Gobierno del Líbano y el Estado de Israel, en relación a la división de aguas territoriales del Mar Mediterráneo que contendrían posibles formaciones gasíferas, podría ser considerado parte de un terremoto geopolítico en el Medio Oriente.
Líbano, que otrora fuera la Suiza del Medio Oriente, hoy se encuentra en graves problemas económicos-financieros producto de varios factores: la guerra civil entre sus tres componentes religiosos-demográficos (Sunitas, Chiitas y Cristianos Maronitas); el surgimiento nefasto de la Organización Terrorista Hezbollah que copó con sus secuaces la Política y el Ejército Libanés; las dos guerras libradas con el Estado Judío en 1982 y en 2006; la profunda corrupción de la casta política del país y la terrible explosión de productos químicos acumulados por Hezbollah para la fabricación de explosivos, hecho que redujo a cenizas y escombros la zona portuaria de Beirut.
A todo esto Israel descubre en su área marítima de la ciudad de Haifa varios reservorios gasíferos lindantes con la zona del Mediterráneo correspondiente al Líbano. Esto cambia radicalmente la coyuntura entre ambos Estados que todavía están con un “alto el fuego” desde la Guerra de 1948-49. Líbano reclama entonces que parte de la zona marítima que contiene reservorios gasíferos le pertenecen, aunque las mediciones limítrofes indiquen que le corresponden a Israel. EE.UU interviene como mediador y por distintas motivaciones geoestratégicas el Gobierno del Primer Ministro, Yair Lapid, cede parte del área marítima de Israel al Líbano. El Presidente Joe Biden de los Estados Unidos feliz por volver a intervenir en el Medio Oriente luego de una larga ausencia; Líbano conforme por los futuros recursos energéticos y el espacio marítimo ganado a su enemigo israelí; Israel aparentemente satisfecha de aplacar con esta dación de su soberanía marítima posibles atentados, ataques terroristas y guerras del Hezbollah desde el Norte de sus fronteras.
Para Lapid es un “Acuerdo histórico que fortalece la seguridad de Israel y nuestra libertad de acción contra Hezbollah siendo un logro diplomático y económico”. La oposición dirigida por el ex Premier Benjamín Netanyahu manifestó su desacuerdo diciendo que “el Premier Lapid ha entregado territorio soberano de Israel a Hezbollah”.
Según el conocido y reconocido Profesor, Escritor y Analista Gustavo Perednik “Israel no ha firmado ningún Acuerdo con el Líbano. El Gobierno libanés ha aclarado explícitamente que no suscribe nada con Israel, con quien nada normaliza ni reconoce ningún derecho de Israel, sino que se limita a recibir aguas y territorios sin renunciar a nada. No hay Acuerdo con el Líbano, sino entrega de recursos israelíes por presión del Gobierno estadounidense. Tampoco hay silencio del Hezbollah ya que ésta banda apoyó abiertamente el despojo de Israel, que se concretó debido precisamente a sus amenazas. El Hezbollah se ve notablemente favorecido. Muchos medios lo presentan como un Acuerdo, pero no hay tal cosa”.
Como es sabido nunca las partes se han encontrado y las conversaciones y firmas fueron realizadas, cada uno por separado, ante el Representante de los Estados Unidos quien aparece como Intermediario y Garante de la Operación.
En realidad todas las concesiones territoriales realizadas por Israel con los árabes de Palestina y con el Líbano fueron frustrantes y con costos humanos dolorosos. La “Partición de Palestina” de la ONU en 1947 fue rechazada por los árabes uniéndose a 6 países para declarar la guerra a los judíos de Israel. En 1956, durante la Guerra del Canal de Suez, el Estado de Israel devolvió toda la Península de Sinaí para que luego, en 1967, el Presidente Nasser de Egipto preparara una guerra que “echaría a todos los judíos al mar”. El Acuerdo de Paz con Relaciones Diplomáticas entre Egipto e Israel de 1979 que establecía una Autonomía Palestina no impidió la prosecución de los atentados terroristas de los palestinos. La fórmula “Tierras por Paz” de Oslo – 1993 tampoco sirvió para disuadir a los terroristas de la OLP y otros en sus ataques a la población civil. El frustrado Acuerdo de Camp David del año 2.000, por culpa del subversivo Yasser Arafat, desembocó en la sangrienta 2ª intifada (1.000 israelíes asesinados y 10.000 heridos). El establecimiento de límites fronterizos en el año 2.000 entre Israel y el Líbano, homologados por la ONU, no frenó a Hezbollah para establecer 10.000 lanzaderas y 150.000 misiles en la frontera, a la vista de las Fuerzas de Paz instaladas por la Naciones Unidas justamente para impedirlo. El enorme gesto unilateral del Premier General Sharon en 2005 de entregar “Gaza por Paz” finalizó con las cuatro guerras que la Organización Terrorista Hamas desencadenó, siendo la última del 2022 provocada por la Jihad Islámica pero con el consentimiento de los usurpadores de la Franja de Gaza.
Habrá que esperar para ver si este Contrato de Cesión “Marítimo-Gasífero por Paz” esta vez se cumple y sus recursos beneficien a las poblaciones de Israel y del Líbano y no se desvíen para que el Hezbollah y la República Teocrática de Irán se fortifiquen e inicien otra descabellada guerra contra el Estado Judío.