Por: Raquel Goldschmidt
La gastronomía ha sido una parte fundamental de la memoria histórica del pueblo judío. No hay celebración, festividad o incluso momentos de dolor o tristeza que no sea representado sobre la mesa del comedor -excepto Yom Kipur-.
Esta vez algo muy tradicional pero acompañado de sus múltiples interpretaciones: Las orejas de Amán que se comen en Purim.
Las orejas de Amán, llamadas también ozney Amán, o humentashen, tienen su historia. El rabino Eliézer Brodt, quien además es un investigador de literatura judía, comenta que, en el 2008, estos deliciosos pastelitos triangulares rellenos de amapola o cualquier cosa que resista el horno y bastante altos en calorías y carbohidratos fueron vendidos en Israel la módica suma de 1.225 toneladas. Hoy 15 años más tarde, no quiero ni pensar cuántos humentashen se comen en Israel. ¿Será por eso es por lo que el 64% de los adultos en Israel sufren de sobrepeso? (informe de la OSM del 2022)
La fuente más antigua que Brodt encontró se trata de la primera comedia judía llamada “Ztachus Bedechusa Dekidushin” de Yehuda Sommo (1527-1592 en Italia), comedia escrita para Purim, donde aparece este alimento asociado con uno de los personajes de la obra.
Posteriormente fue localizada la galleta en una de las poesías de los hermanos Emanuel y Yaacov Pranosish (1618-1703). Ben Yehuda, en su diccionario, también cita un fragmento de una comedia escrita por Rabi Yehuda Arieh de Módena en la que se menciona el humentashen. Además, aparece en algunas parodias litúrgicas del siglo XVII.
De lo anterior se dedujo que la palabra original fue oznei Amán y que humentashen fue posterior.
En 1846 salió un libro de recetas “The Jewish Manual” de Lady Judith Cohen Montefiore, donde salió una receta llamada “buñuelos de Amán”, en el comentario de ésta receta, la autora relata la importancia que su abuelo daba en comer los humentashen en la época de Purim.
En 1800, el rabino Michael Braver, describió en sus memorias, sobre el envío de humentashen en Purim. En las memorias de Sachs, menciona que durante la época de Purim su abuela agregaba en los paquetes de Mishloaj manot –costumbre de regalos de comida a los amigos- de sus nietos, galletitas de humentashen. Brodt describe detalladamente la cantidad de autores y personalidades que recuerdan en sus obras y memorias, los deliciosos pastelillos que en muchas ocasiones eran llamados directamente “orejas de Amán”.
Brodt revela también que el escritor e investigador Dov Yardan, en su obra, describe sobre la sordera de Amán, sugiriendo que esto tiene que ver con la comida de las oznei de Amán, relacionándolo igualmente con los ruidos que se emiten al pronunciar el nombre de Aman durante la lectura de la Meguilat Esther.
Por su parte Jaim Schaus en su obra “The Jewish festivals”, explica que en realidad los orígenes del humentashen no son judíos sino de origen alemán. Originalmente se les llamaba Mohn Tashen –Mohn: semilla de amapola, tashen: bolsillo o masa la que se rellenaba- con el paso del tiempo la gente relacionó los pasteles de esta manera: la palabra Mohn con el nombre de Amán, debido a su similitud. Con el tiempo se sugirió que las tres esquinas (de las galletas triangulares) representaban el sombrero de tres picos que utilizaba Amán. Las tres esquinas fueron también interpretadas como un símbolo de los tres patriarcas, por cuyo mérito los judíos se salvaron de las manos asesinas de Amán. Debo agregar que la tradición original es rellenar los oznei Amán con semillas de amapola.
Otro significado que se le dio al humentashen se trata de un juego de palabras, humen: Amán – tashen: tash: debilitó, o sea que Amán quiso destruir a los judíos, pero Dios lo debilitó.
Otra interpretación filosófica tiene que ver con el relleno que está oculto dentro de la masa. El milagro de Purim no es un milagro obvio como se pudo ver con las plagas de Egipto o como cuando Dios entregó las Tablas de la Ley. Es un milagro escondido. En el relato no se menciona a Dios y milagrosamente se salvan los judíos de la muerte que tenían ya a la puerta de sus vidas. El relleno está oculto en la masa, así como el milagro de Dios se oculta en la naturaleza. Por éste mismo motivo, los oznei Aman y también los kreplaj de la sopa, utilizados tradicionalmente para Purim, son parte simbólica de la festividad.
Varios datos del artículo fueron investigados y publicado en la edición 295 de Hashavúa, (marzo 10 del 2011), la publicación actual contiene algunas modificaciones pertinentes.