Por: Victor Zajdenberg
“Hasta la fecha de esta nota se ha confirmado que son más de 20 personas las asesinadas por atentados terroristas y antisemitas en Israel durante este año”.
Desde Amalek (tribu del desierto de la época bíblica) hasta nuestros días el antisemitismo se ha ido metamorfoseando durante más de 3.000 años convirtiéndose en una judeofobia atroz para transformarse actualmente en un antiisraelismo abarcativo a todos los judíos de Occidente, sean israelíes o diaspóricos.
Se creía que la gran hecatombe sufrida durante la Shoah (Holocausto judío) sería el final de las milenarias persecuciones, asesinatos e incineraciones sufridas durante semejante período de la historia. La visión recibida de esqueletos humanos apenas vivientes en los campos de Dachau y otros por los asombrados soldados aliados del General Dwight Eisenhower y los sobrevivientes desarropados como piltrafas que encontraron los espantados soldados soviéticos del General Gucorgui Zhukov en Auschwitz hubiera sido más que suficiente para darle un punto final a la vil carrera de odio hacia los judíos enquistado en las enfermas neuronas de los promotores, desarrolladores y ejecutores de la miserable construcción de un antisemitismo que ocupó todos los campos del subdesarrollo humano: el religioso, el social, el filosófico, el ideológico, el clasista y el racista.
La teocrática República Islámica de Irán fogonea ignominiosamente a la “media luna nórdica” del Medio Oriente que controla, el deseo de destruir al Estado de Israel, al que denomina “el pequeño satán”, uniéndola al que considera “el gran satán” que serían los Estados Unidos de Norteamérica. Domina una parte de Irak, gran parte de Siria, en el Líbano posee un ejército paralelo al nacional denominado Hezbollah, en Gaza dispone de los lacayos del Hamas, la Jihad, etc., y a través de los nombrados emite órdenes a los terroristas de Judea, Samaria y Jerusalem oriental para provocar todo tipo de atentados criminales y asesinatos de civiles.
Pero tan preocupante como estos datos son los que suceden en el “civilizado Occidente”. Cuando los jihadistas asesinan a una madre y a sus dos jóvenes hijas británico-israelíes la BBC de Londres habla de un simple “tiroteo en la Cisjordania ocupada” al referirse al atentado realizado por los asesinos y se abstiene de identificar a los agresores. El Gobierno del Reino Unido elaboró un débil comunicado sin siquiera mencionar a los atacantes.
“Gloria a Lucy (Leah) la madre de las hermanas Maia y Rina Dee, Z´L” que descansan en el Cementerio de Kfar Ezion.
Un diario inglés, The Morning Star, publica un censurable artículo de Jeremy Corbyn, judío antisemita que también los hay, en el que culpa a los “crímenes de Israel” por el creciente antisemitismo. Qué pensar de la Naciones Unidas (ONU) cuando su relatora especial, Francesca Albanese, afirma que “Israel no tiene derecho a defenderse” como si estuviese viviendo en la Alemania nazi. Esta funcionaria de la ONU tiene una larga historia de antisemitismo acusando al “Lobby Judío” de controlar a los Estados Unidos. Compara a los israelíes con los nazis, justifica el terrorismo palestino, expresa su apoyo al BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones), acusa al Estado Judío de Apartheid, genocidio y crímenes de guerra. Es gravísimo que la ONU no haya repudiado ni expulsado a esta fanática antisemita.
Asimismo, es dramáticamente incomprensible como 60 ONG han pedido a la ONU que no adopte la definición de Antisemitismo de la IHRA (International Holocaust Remembrance Alliance) de la propia Naciones Unidas, entre ellas la Human Rights Watch (HRW) para la que no existen las obligaciones y deberes humanos, la dogmatizada estadounidense ACLU y la siempre desubicada israelí B´Tselem.
En Alemania se escuchan en las marchas custodiadas por la Policía y sin intervención gubernamental cánticos de “muerte a los judíos” y “muerte a Israel”. La ADL (Anti Difamation League) en los Estados Unidos computa miles de ataques y atentados antisemitas en Universidades (Profesores y alumnos), Comunidades judías, puentes, rutas y en el propio Partido Demócrata del presidente Biden. Lo mismo sucede en Canadá, Australia, Francia, etc.
Cabe destacar que, en el Lejano Oriente, en China, India, Japón, Singapur, etc. no existe el antisemitismo en ninguna de sus formas descriptas en esta nota.