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El desajuste geopolítico actual

Por: Victor Zajdenberg

Comienza a extrañarse la época bipolar del siglo pasado donde existía una disuasión nuclear equilibrada y compartida entre Occidente y Oriente, es decir entre Estados Unidos con sus aliados liberales y capitalistas y la comunista Unión Soviética con sus asociados europeos del este y asiáticos. Era el terror nuclear el que sostenía este escenario de cierta tranquilidad para la humanidad.

Actualmente, en cambio, se está viviendo la era del “Siegfried”. Este apelativo contiene varios significados; el primero de ellos conforma en el idioma alemán la unión de dos palabras: “sieg” significa “victoria” y “fried” quiere decir “paz”, o sea “victoria para la paz”; ganar o ganar una guerra para establecer un período de tranquilidad dominante.

Siegfried o Sigfrido en español es un héroe legendario de la mitología germánica que al matar a un dragón y bañarse con su sangre se volvió inmortal. ¿Será la Rusia de Putin el nuevo “Siegfried” que invade, mediante la llamada “operación especial”, a la ancestral y legendaria Ucrania que pretende su inclusión en la OTAN a quien considera su enemigo geopolítico? ¿O será el verdadero Siegfried Estados Unidos que, desde la desintegración de la URSS, por medio de la OTAN, avanza y se expande militarmente hacia las fronteras de la Federación Rusa, provocando el derramamiento de la sangre rusa y ucraniana?

Es evidente que en la época de la Guerra Fría existieron estadistas que, en 1962, han impedido que estalle una guerra nuclear, como lo fueron el Presidente John F. Kennedy de los Estados Unidos y Nikita Jrushchov, ex Presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética (crisis de los misiles en Cuba).

Está a la vista que los Presidentes Joe Biden de USA y Vladimir Putin de Rusia están lejos de ser considerados líderes por la paz del mundo al haber desencadenado una guerra inútil donde se están muriendo y mutilando decenas de miles de jóvenes soldados, sacrificados en aras a la pretensión hegemónica mundial de sus naciones respectivas.

Las incalculables sanciones establecidas por occidente a Rusia casi no han resultado ni han tenido efecto alguno ya que poderosos países como China y la India importan productos de todo tipo que Rusia antes comercializaba con Europa y Estados Unidos. Solo con China Putin ha firmado convenios energéticos por 600 mil millones de dólares y una cifra similar con la India, recursos que financian su campaña militar. A su vez la India revende los cargamentos gasíferos a un precio mayor a los países europeos con los cuales obtiene ganancias como intermediario.

La Guerra Rusia-OTAN en Ucrania ha desajustado el Orden Internacional por el cual las alianzas más inimaginables se establecen sin control. En el Medio Oriente la sunita Arabia Saudita, con la intermediación de China ha reestablecido relaciones diplomáticas con la República Islámica de Irán, su enemiga chiita por excelencia. Sin embargo, la misma Arabia Saudita continúa los lentos avances de relaciones con Israel. En simultáneo Irán, Rusia y China han conformado una nueva Entente cuyo propósito es desalojar a Estados Unidos de su posición hegemónica global. Pero a su vez Rusia sigue permitiendo que la aviación israelí continúe con sus operativos en los cielos de Siria para destruir los armamentos que vienen de Irán para el Hezbollah en el Líbano.

Ocupado Biden con la Guerra en Ucrania parece no percibir las alianzas e inversiones estratégicas y comerciales que China efectúa en su propio “patio trasero” con países dictatoriales como Cuba, Venezuela y Nicaragua, incluso también con Brasil y Argentina. En Cuba ya ha sido comprobada la existencia de centrales de espionaje electrónico, montadas por China, a solo 100 km de las costas norteamericanas. ¿Qué hará el actual Gobierno de los Estados Unidos?