Por: Victor Zajdenberg
He tomado el término “Judeofobia” del Profesor y Escritor Gustavo Perednik y habré de utilizar la denominación “islamonazismo” creada por el Filósofo y Escritor Marcelo Birmajer.
El Objetivo de este artículo es tratar de entender como se ha logrado formar una perversa simbiosis entre la ideología de la Izquierda Occidental y el Yihadismo Terrorista. ¿Qué tienen en común éstos dos patéticos brazos antagónicos para conjugar y reflotar el nuevo antisemitismo llamado ahora antisionismo y anti israelismo? Habrá que mancomunar para este análisis diversas disciplinas como la Historia, la Sociología, la Educación y la Cultura de ambas ramas, asociadas para encarar conjuntamente el mal absoluto.
La ideología izquierdista Occidental mama en los orígenes del marxismo antisemita. Carlos Marx que fue un judío renegado, no solo pretendía la Revolución Social proletaria absolutista, sino además la anulación del judaísmo.
Hitler, en sus memorias, se sorprende de su acuerdo con Marx en el tema de “La Cuestión Judía”. Caída y desintegrada la Unión Soviética la Izquierda intelectual europea y el Trotskismo latinoamericano pierden, por un tiempo, el rumbo del “proletariado universal” y comienza la búsqueda de otros soportes, antes denigrados por ellos mismos, que la hagan revivir. Así aparecen Antonio Gramsci, Michel Foucault, Noam Chomsky y otros quienes descubren que pueden volver a soñar con la “Dictadura Cultural” hemipléjica por medio del adoctrinamiento en la educación tendenciosa, la cultura direccionada, el poscolonialismo perimido y los sesgados medios de comunicación, utilizando para ello como escalón para la toma del poder a las Instituciones democráticas liberales.
El Yihadismo Teocrático basamenta su vil ideología en el extremismo coránico sosteniendo que toda tierra conquistada por el islam durante su desarrollo histórico no puede pertenecer a los infieles cristianos y/o judíos. El lema que inscriben en sus manifiestos es la toma del poder absoluto desde la India hasta Francia, incluyendo la española “Al Andaluz”, tierras que habían sido conquistadas y perdidas por el antiguo Imperio Arábigo. La Carta Fundacional de la Organización Terrorista Hamas dice: “Israel existirá hasta que el islam lo aniquile”. “Cuando el judío se esconderá detrás de las piedras y árboles éstos dirán: <Oh musulmanes, hay un judío detrás de mí, ven a matarlo>” (art.7).
El Estado de Israel representa para ambas corrientes totalitarias, la Izquierda y la Yihadista, un supuesto injerto poscolonial y una religión opuesta al ateísmo trotskista y al fundamentalismo terrorista. Puede observarse entonces la conformación de una incomprensible síntesis entre opuestos tan contrarios que aparece como un absurdo absoluto y, sin embargo, han logrado conjugarse en manifestaciones de idiotas útiles y absurdas proclamas conjuntas, todos inculcados por ideologías antinatura.
Veamos algunas pocas contradicciones de ese engendro Izquierdista-Yihadista. Se supone que la Izquierda, en su nuevo manual cuasi revolucionario defiende la “Igualdad de género”. Pues bien; que se atreva alguna defensora de este derecho a viajar e instalarse en la República islámica de Irán donde los “Guardianes de la Virtud” golpean, encarcelan, violan y asesinan a cualquier mujer que no lleve el velo obligatorio como corresponde. ¿Qué les pasaría a los organizadores de las marchas y fiestas LGBTQI+ si decidieran realizarlas en cualquiera de los 54 países musulmanes? ¡Seguramente los lapidarían, decapitarían o sepultarían vivos!
Surge entonces la pregunta definitiva: ¿Qué tienen que ver unos con los otros cuando las diferencias culturales y sociológicas son tan enormes que las hacen imposible de justificar? Solo queda una respuesta para cada una de las agrupaciones criminales mencionadas: la Judeofobia de la Izquierda Occidental y Trotskista se ha mimetizado con el islamonazismo del Yihadismo terrorista, ambos furibundos defensores del totalitarismo absoluto de sus ideologías y enemigas acérrimas del Estado Judío de Israel, única Democracia Liberal del Medio Oriente y de la libertad que goza el judaísmo global.