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Ajad Haam: el profeta de la cultura hebrea

Por: Victor Zajdenberg

Prólogo

Se intentará sintetizar, en este ensayo, la vida y obra de Ajad Haam, el profeta de la cultura hebrea y para ello se debe recurrir a los orígenes del Sionismo, Movimiento Judío de Liberación Nacional, que se constituyó con todas las corrientes del Judaísmo de la Diáspora, cuyos Precursores fueron:

La consolidación de este Movimiento se fue fortaleciendo con la señera figura de

Asher Zvi Hirsch Ginsberg nació en 1856 cerca de la ciudad de Kiev (Ucrania) y murió en 1927 en la Palestina Británica. Su hogar pertenecía a la tradición del Jasidismo místico del Baal Shem Tov y ya a los 16 años se convirtió en un erudito del Talmud. Mientras tanto fue aprendiendo, además del hebreo, el idioma ruso y alemán ampliados más tarde con el latín, el francés y el inglés, lo que le ha posibilitado penetrar en la bibliografía del nuevo movimiento de la Hascalá (Iluminismo) del filósofo judío alemán Moisés Mendelsshon, lo que le permitió ingresar en los amplios estudios universales del racionalismo humanista.

Al profundizar los nuevos conocimientos y vislumbrar los peligros de la asimilación decide escribir su primer artículo “Lo Ze Hadérej” (No Es Éste el Camino) con el pseudónimo Ajad Haam, o sea “Uno del Pueblo”, nombre a partir del cual desarrollará todo su sendero intelectual, político, filosófico y cultural.

Su ideario fundamental consistía en crear en Palestina el centro cultural hebreo del judaísmo de donde emanaría, cual fuerza centrípeta, la atracción a los judíos de la Diáspora con el idioma hebreo unificador. Consideraba a esta concepción del Sionismo como antecesora y necesaria a las posibilidades del momento para el Sionismo Político de Hertzl y sus seguidores.

El modelo Hertzliano en cambio estaba basado en la realidad política surgida en el Tratado de Westfalia de 1648 donde se plasma el concepto del “Estado-Nación” y es reafirmado en el pos napoleónico Congreso de Viena de 1815. Es por ello por lo que su manifiesto profético lo intitula “Der Judenstaat”, “El Estado Judío”, donde vislumbra que “Si lo queréis, no será una leyenda” y “ En 5 o en 50 años surgirá el Estado Judío”.

La historia posterior a este agudo debate ha confirmado la imprescindible interdependencia de ambas concepciones donde la gestión política y la construcción cultural fueron ambas necesarias para arribar a la Declaración de la Independencia del Estado de Israel en 1948.

De su epistolario.

Es importante, para comprender su pensamiento y entender su temperamento, analizar sus cartas que están compiladas en 6 volúmenes denominados “Higuerot Ajad Haam” de las cuales solo se habrán de mencionar algunas pocas que reflejan su ideario fundamental y su carácter tan peculiar. Comienza a sacar copia de las mismas en 1886 cuando dirigía “Hashiloaj” en hebreo y las continúa estando ya radicado en Palestina en 1922.

  1. En 1896 le escribe a S. Barbasch (Odessa): “Soy un general sin Ejército”. Recién comenzaba a manifestarse.
  2. En 1897 a J. Zeitlin (Moscú): “Sé que Hashiloaj no es el mejor de los periódicos europeos, pero no puede compararlo con Hashajar (Amanecer)”. Este último, dirigido por Peretz Smolenskin, defendía el nacionalismo judío contra el asimilacionismo.
  3. En 1897 a M. Ussishkin (Ekaterinoslav): “He incluido el artículo no por lo que dice – es muy traído de los cabellos – sino por la forma en que está escrito”. Aquí demuestra su temperamento.
  4. En 1898 al Rabino E. Lolli (Padua): “En mi ensayo <Servidumbre en la Libertad> creo haber demostrado claramente que la religión por sí sola no cuenta para nuestra supervivencia; somos una Nación diferente”. Recalca la importancia de la tradición, la historia y la cultura en el judaísmo.
  5. En 1907 a S. Dubnow (San Petersburgo): “Estoy muy sorprendido por el tenor de sus críticas contra mí”. Ajad Haam privilegiaba la vida nacional en Eretz Israel a diferencia de Dubnow que la promovía en la Diáspora.
  6. En 1909 a S. Dubnow (SP): “Tiene Ud. razón al afirmar que <La cuestión del Idish es lo que nos divide>”. Consideraba fundamental al hebreo como idioma nacional para la unidad del Pueblo Judío.
  7. En 1898 a la Sociedad Sionista: “Mi actitud frente al Sionismo en su forma presente, exige que conserve mi libertad de acción y no me incorpore a la Organización General”. Define así sus diferencias con el Movimiento Sionista Político encarnado por Teodoro Hertzl.
  8. En 1898 al Dr. S. Bernfeld (Berlín): “Mis relaciones con los sionistas se tornan cada vez peores”. Prosigue definiendo su posición divergente del Sionismo Espiritual con el Sionismo Político y Pragmático.

Estas pocas y breves cartas expuestas, tal se ha dicho más arriba, demuestran el compromiso de Ajad Haam con el ideario cultural, nacional y espiritual que, desde Eretz Israel, emanaría a todos los judíos del mundo como una especie de “afectio societatis” sionista, que hoy puede observarse en la inmensa mayoría de las Congregaciones judías.