Por: David Alejandro Rosenthal
“Serás un israelí, serás un soldado. Edificarás la patria con ciénagas: la levantarás con desiertos. Trabajará contigo tu hermano, cuya cara no has visto nunca. Una sola cosa te prometemos: tu puesto en la batalla”. -Jorge Luis Borges; Israel, 1969.
Defiendo al Estado de Israel porque es el único Estado judío en el universo que conocemos. Defiendo a Israel porque su existencia ha costado la vida de millones de judíos, de amigos de Israel, de Justos entre las Naciones. Defiendo al moderno Estado de Israel porque es el hogar nacional judío y siendo así, se convirtió en el hogar de los cientos de miles sobrevivientes del Holocausto, que no solo acabó con las vidas de los 6 millones de judíos, entre esos, un millón y medio de bebes y de niños, tirados a los crematorios junto a sus padres, sin ninguna misericordia; sin piedad. Y, asimismo, Israel no se crea a raíz del Holocausto, pues la causa sionista liderada por el legendario Theodor Herzl, y todos los demás judíos que impulsaron e incluso murieron por la causa, data de finales del siglo XIX.
La causa sionista antecede al nazismo, aunque no al antisemitismo. El antisemitismo que data de hace siglos, y que, a hoy, protagoniza nuevos “libelos de sangre”, promueve ataques (incluso hasta la muerte) a individuos o colectivos judíos y fomenta el vandalismo ante instituciones judías, entre otras cosas. Así que primero hay que ir a ver la tumba de Herzl en el monte del mismo nombre, antes de ir a visitar el monumento a los 6 millones de judíos europeos exterminados por los nazis. Entiéndase que el movimiento sionista es el precedente del moderno Estado de Israel. Y, lo es así, a causa del antisemitismo que causo terribles “pogromos” o matanzas a judíos, incluyendo vejámenes de diferentes tipos, a causa, y solo por el hecho de que eran judíos.
El Estado moderno de Israel se crea en 1947 mediante la resolución 181 de la Asamblea General de la ONU, que ratifica la labor y el esfuerzo del movimiento sionista internacional, y que de alguna forma, reivindica a las naciones con los judíos ante el gran abandono que hubo durante los años en que los millones de judíos fueron llevados de forma inhumana a su fin por la mano del hombre, en este caso de los nazis y de todos sus simpatizantes y colaboradores.
Pues bien, Israel, tal vez es la nación que más derecho tiene a existir, ya que fue un pueblo, una nación, sin tierra, a pesar de haber tenido siempre los requerimientos necesarios para consolidarse como Estado, salvo el de la tierra. Tierra que, en este caso, tuvo presencia de los primeros judíos conocidos en nuestra civilización, es decir, Abraham y toda su gran descendencia, entre ellos habría personalidades en todas las áreas, por ejemplo: Moisés, Jesús, Maimónides, Mendelsohn, Spinoza, Marx, Kafka, Freud, Einstein, Allen, Spielberg, etc.
Hay un hecho que solo por estadística tiene un indicador considerable, como lo demuestra los premios Nobel, otorgados a un porcentaje de alrededor 25% de individuos judíos, siendo solo el 0.2% de la población mundial, una de las más pequeñas minorías en el mundo. Además, considerando que, más de un tercio de la población judía mundial desapareció en el Holocausto.
Defiendo a Israel como nación con derecho a la defensa, como nación perseguida históricamente, atacada sin cese por el terrorismo islámico, por el antisemitismo mundial, por la hipocresía antijudía, antisionista, antisraelí…antisemita. Además, Israel es y ha sido el hogar nacional de los judíos desprotegidos, perseguidos, atacados, acosados e incluso expulsados de sus naciones de nacimiento, solo por el hecho de ser judíos.
Israel, acechado por sus enemigos, ha logrado consolidar una de las naciones líder en el mundo, con avances tecnológicos y científicos, que dan ejemplo a las demás naciones. Lo ha hecho todo mientras se defiende. Durmiendo con un ojo siempre abierto, y a pesar de eso, el enemigo se ha logrado salir con la suya, y pretende que toda la culpa sea del israelí, que lleva la frente en alto, pero no por orgullo ni por altivez, sino porque le toca.
La más antigua de las naciones es también la más joven, dijo Borges.