Por: Victor Zajdenberg
Todo indicaría que de muy malo como lo que representaba el fallecido Ebrahim Raisi, el ultra conservador Presidente de la Teocracia Islámica Irán, pasaríamos a alguien peor.
Irán es el enemigo acérrimo del pequeño Estado Judío y los iraníes en especial llaman a la destrucción de la "entidad sionista" y a "borrarla del mapa" negando su derecho a la existencia.
La organización terrorista Hezballah en el Líbano, apoyada, financiada y armada por Irán, prometió en boca de su más alto dirigente Nasrallah que en la próxima guerra invadirán y ocuparán la Galilea, o sea la zona norte de Israel. No han podido hacerlo, pero desde hace 8 meses la bombardean mientras Israel está librando la guerra contra la Organización terrorista Hamas en Gaza por los fatídicos y salvajes hechos sucedidos el 7/10/2023.
Irán acecha sobre todo el Medio Oriente para tratar de imponer su creciente poderío misilístico-nuclear, no solo a Israel, sino también a sus vecinos árabes sunnitas y, a mediano plazo, a la destemplada Europa y a los indecisos Estados Unidos.
Los largos brazos del terrorismo iraní llegaron hasta Buenos Aires en 1992 con la destrucción de la Embajada de Israel y en 1994 con las bombas que demolieron a la AMIA, produciendo más de 100 muertos y centenares de heridos.
"La historia nunca se repite del mismo modo, pero los parecidos son potencialmente tóxicos" ha escrito en su momento el periodista Joaquín Morales Solá en el Diario La Nación (20-2-2011).
El organigrama teocrático iraní se asemeja a un triángulo perfecto donde la cúspide es ocupada solo por el "representante de Alá" en la tierra, primero por el Ayatola Jomeini (1979-1989) y luego de su fallecimiento hasta la actualidad por el Ayatola Jamenei, su sucesor, quien detenta el poder absoluto en la estructura del Estado teniendo, hasta su propia muerte, la última palabra en todos los campos religiosos, económicos, políticos y
militares.
El siglo pasado ha mostrado con claridad meridiana ejemplos parecidos en las nefastas figuras de Hitler en la Alemania nazi y de Stalin en la comunista Unión Soviética, cambiando solo los signos ideológicos anteriores por la actual ideología islámica coránica de la vertiente chiíta.
Descendiendo en la pirámide triangular se encuentra el "Consejo de Conveniencia" integrado por 36 Ayatolas designados por Jamenei quienes tienen facultades para determinar quienes cumplen con las leyes del Corán (Libro Sagrado) y las obligaciones de la Sharia (reglamentaciones) con las cuales indiscriminadamente autorizan o anulan nombramientos para ejercer puestos públicos, cargos, sentencias y candidaturas eleccionarias,
ejerciendo la proscripción de disidentes y opositores.
Con una base más amplia figuran los representantes que conforman el Parlamento, "elegidos" con un sistema electoral fraguado tanto por la veda prematura de los precandidatos no oficialistas y/o reformistas como por la utilización directa del fraude para cambiar los resultados electorales; en síntesis, sufragios que son una mera farsa con el aval de la máxima autoridad indiscutible, el "gran conductor" elegido por Alá.
De estas elecciones fraudulentas surge el presidente, hoy el interino Mohammad Mokhber, quien nombra a los que habrán de integrar su Gobierno, previa conformidad del representante de Alá, o sea el Ayatola Jamenei.
El siguiente espacio, vital para la supervivencia del régimen teocrático y absolutista, lo ocupan las Fuerzas de Seguridad cuya función es oprimir y reprimir la más mínima reacción independiente de un pueblo sojuzgado y mimetizado, donde las mujeres son las más subyugadas, violadas, golpeadas, encarceladas y asesinadas.
La Policía está supeditada a las necesidades inmediatas de seguridad y control de la población, actuando en primer término ante los posibles desmanes populares.
Si las revueltas pasaran a mayores intervienen las Milicias (Basij) dotadas con poderosas motocicletas y armas de todo calibre que hieren, persiguen y matan sin discriminación.
La Guardia Revolucionaria (Pasdarán) representa la defensa extremista del Régimen y conforma un Estado autárquico dentro del Estado, con Empresas, Industrias, Economía y Finanzas propias y armado hasta los dientes para defender sus propios intereses creados y los de la cúpula. Hezballah en el Líbano y las SS en la Alemania nazi son dos de los ejemplos que demuestran el poderío que llegan a tener estas "fuerzas paralelas" y son los mismos que durante la guerra con Irak (década de los 80) utilizaban niños envueltos en mantas para hacerlos rodar por los terrenos sembrados con minas antipersonales para limpiarlos antes del avance de los soldados y los tanques.
Finalmente, en las sólidas bases del esquema triangular están las Fuerzas Armadas preparándose para eventos mayores, dando instrucción militar a Hezballah, Hamas,Yijad Islámica y los Hutíes del Yemen, los sangrientos tentáculos del maligno pulpo iraní..
Con el mundo árabe en espera, con la UE dormitando y con un EE.UU. confundido la única beneficiada en este "nuevo des-orden internacional" es la teocracia iraní y sus próximas elecciones.