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El mundo es hoy un “cambalache”

Por: Victor Zajdenberg

“Prefiero ver la estrella judía sobre los tanques israelíes y no cosida sobre la ropa como en 1944”. Imre Kertész (Premio Nobel de Literatura 2002).

Cambalache es el título de un tango compuesto por Enrique Santos Discépolo en 1934, 90 años atrás, cantado por el insuperable Carlos Gardel, fallecido el 24 de junio de 1935 en un accidente de aviación en Medellín, Colombia.

La palabra “cambalache” se refiere a un lugar o situación en los que predominan significativamente el desorden, el ruido y el desconcierto. Se adapta perfectamente a cualquier época, aunque esta vez nos habremos de referir al siglo XXI, en el que estamos viviendo, reflejado en el comienzo de éste tango que dice: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé” y termina con: “Es lo mismo el que mata o el que cura, o está fuera de la ley”.

Para Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas (ONU); Josep Borrell, Canciller de la Unión Europea (UE); Pedro Sánchez, Presidente de España; Karim Khan, Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI); Cyril Lamaphosa, Presidente de Sudáfrica; Directores sobornados por los petrodólares, Profesores militantes y una parte de los imberbes estudiantes de las supuestas renombradas Universidades de las Estados Unidos es lo mismo “el que mata, Hamas, Hezbollah, etc., que el que cura, el Estado de Israel con sus modernos y eficientes Centros de Salud y sus innumerables descubrimientos científicos para la sanidad de sus habitantes y del mundo entero.

Cambalache es el “Tratado de Defensa” entre Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa, y Kim Jong-Un, Dictador comunista hereditario que, junto con su padre y abuelo, asesinaron a millones de personas.

Cambalache es la “Cumbre de la Paz” realizada en Suiza con la ausencia de Rusia, una de las partes involucradas en la Guerra de Ucrania; la de China, aliada fundamental de Rusia y la negativa a firmar la Declaración de países esenciales como Brasil, Arabia Saudita, India, México y otros.

Cambalache es la inflación que se ha producido en USA y la UE por haber emitido 250 mil millones de dólares y euros en la innecesaria y pavorosa guerra que se desarrolla en Ucrania desde febrero de 2022 con el fin de sostener un enfrentamiento en el que ni Occidente ni Ucrania han obtenido ningún beneficio. Por el contrario, Ucrania se encuentra en grandes dificultades bélicas, territoriales y humanas.

Cambalache es estar permitiendo la muerte, las heridas y las mutilaciones de cientos de miles de jóvenes a ambos lados de la línea de fuego de Ucrania para quitarles juventud y vida.

Cambalache es estar muy preocupados por los agresores gazaties y del Hezbollah libanés (proxis y sicarios de la Teocracia iraní) en lugar de apoyar abiertamente y con justicia a los agredidos israelíes, o sea las víctimas del 7/10 en el Sur de Israel, cometidas por los salvajes caníbales de Hamas y el bombardeo continuo en el Norte que ha desplazado a cientos de miles de habitantes de sus hogares.

Cambalache son las feministas defendiendo a machistas; LGTBIQ+ apoyando a homofóbicos; ateos justificando a islamistas; anarquistas loando a represores y trotskistas favoreciendo a millonarios.

Solo el odio y la envidia al Estado de Israel y a los judíos pueden lograr esta inimaginable y perversa magia. Como dijo Luis Almagro, Secretario General de la OEA, “el antisionismo es antisemitismo”.