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Cancelación en los juegos olímpicos

Por: Victor Zajdenberg

Es evidente que, hasta en los Juegos Olímpicos, se están aplicado nuevas normas de cancelación (¿o “Inquisición”?) para los deportistas de la Federación Rusa y de Belarus, ex Bielorrusia.

Se justifica la discriminación a Rusia por la invasión a Ucrania en febrero de 2022, que el suscriptor de la presente tampoco ha aprobado. Pero ¡por qué Belarus que no está en guerra!

Y si se trata de “invasiones” como justificativo para Rusia, por qué no cancelar también a Türkiye, ex Turquía, que hace 50 años invadió y usurpó el norte de Chipre; en 2023 el norte de Siria para asesinar a los kurdos ¡y ahora en 2024 el presidente Erdogán amenaza a Israel con la guerra!

Por qué no suspender a Corea del Norte que tiene a todo un pueblo hambreado y a los cristianos en Campos de reeducación; a China, una dictadura invasora del Tíbet que segrega a los Uigures y se apropia de los derechos de Macao y Hong Kong; a Palestina, cuya organización terrorista Hamas pergeñó el monstruoso 7/10 contra el Estado de Israel, asesinando a sangre fría a 1.200 personas, entre ellos a niños y bebés, violando a mujeres, incinerando a familias completas en sus hogares, saqueando propiedades y llevándose como rehenes a 250 civiles (vivos y muertos); a la República terrorista de Irán que con sus proxis islamistas Hamas, Hezbollah, los Hutíes y otros criminales atacan desde hace decenas de años al Estado de Israel (el pequeño satán) y denigra a los Estados Unidos (el gran satán); Afganistán cuyo régimen talibán oprime y convierte en momias a sus mujeres cubiertas con esos horribles trapos llamadas burkas de las cuales solo pueden verse los ojos.

Y así se podría continuar con muchos otros países integrantes de los Juegos como la capturada Venezuela por ese pajarraco dictador de Nicolás Maduro y sus sicarios policiales y militares, una Venezuela cooptada por instructores y vigilantes de la comunista Cuba quienes dirigen la represión del Pueblo venezolano que acaba de elegir un cambio que la dictadura no lo permite.

Asimismo, debería ser multada Francia por los silbidos de los franceses al Himno Nacional argentino; por el mal trato a sus deportistas y por los robos de las pertenencias a sus jugadores.

Y finalizando este análisis se debería mencionar la incorrecta y torpe coreografía y escenografía presentada en el acto inaugural de los Juegos Olímpicos, mal llamada multicultural, sobre “la última cena”, una especie de suicidio a la propia cultura judeocristiana del país anfitrión del evento y de una Europa que transita hacia su propio apocalipsis.