Por: Marlene Himerlfarb
El deporte es algo muy importante para la salud y el objetivo de realizar campeonatos deportivos a nivel nacional e internacional, es lograr la unión de los pueblos. Sin embargo, a veces los intereses políticos entorpecen esa labor de unión que trata de forjarse entre los países.
Es una competencia donde ganan los mejores, pero a diferencia de las guerras, son encuentros amigables. A veces, como sucedió en los olímpicos, Múnich 72, irrumpe la violencia, entorpeciendo todo lo que se ha construido para un encuentro agradable.
Para estas Olimpiadas hubo muchas protestas y protestaron por la presencia de la delegación israelí. Hubo amenazas a los deportistas israelíes, pero eso no logró bajar la nota de este gran campeonato deportivo., ni que los deportistas por temor se retiraran del evento.
Aunque prohibieron usar el símbolo color amarillo para demostrar la solidaridad con los secuestrados, el equipo israelí de nado sincronizado hizo una demostración magistral
para pedir por los secuestrados. Tuvieron que verlo.
Los deportistas israelíes están jugando su mejor papel. Han obtenido varias medallas y yo les daría además el premio a la valentía. La valentía de haber participado en los Juegos Olímpicos, a pesar de todas las amenazas recibidas. Con un antisemitismo boyante, se atrevieron a competir y a dar lo mejor de cada uno sin rendirse. Haciendo honor a la bandera y al himno, que los antisemitas tuvieron que escuchar, pues sonaba desde el podio de los ganadores, aunque se taparan los oídos. El Hatikva (himno a la esperanza) se les mete hasta por los oídos, aunque no quieran.
No vale la pena mencionar los nombres de los campeones, pues ustedes los han seguido en toda la información de los juegos, que han pasado en los distintos medios. Se llevaron varias medallas olímpicas, en medio del descontento de muchos, pero con la certeza de que iban a representar con mucho orgullo a este pequeño país, que ha estado en el blanco de las críticas del mundo entero. Sólo me queda felicitarlos, aplaudirlos y admirarlos por esa resiliencia que caracteriza a los israelíes a todo nivel.