Por: Yehudá Serrato
El 31 de marzo de 1492, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, más conocidos como los Reyes Católicos, expidieron el Edicto de Granada ordenando la Expulsión de los judíos que, no se acataron la orden de los monarcas de convertirse al Catolicismo, y el plazo para realizar su proceso de conversión se cumplía a finales de julio de este hogaño.
Lo que hoy es España, ya se empezaba a manifestar un movimiento antijudío, pues, ya se habían presentado los primeros brotes de violencia contra el pueblo escogido, como lo es el año, se produjo un ataque a la judería de Sevilla, el cual fue promovido por Ferrán Martínez. Acontecimientos que se repitieron en otras juderías como las de Valencia, Toledo y Barcelona.
Los judíos sefardíes que habitaban en la península Ibérica no tenían muchas opciones, si no acataban la orden de convertirse al catolicismo, eran condenados a la pena muerte por el Tribunal de la inquisición.
Muchos judíos con el fin de salvar sus vidas realizaron la conversión al cristianismo, pero, aun así, no eran bien vistos por los gobernantes de la época, porque no confiaban que su conversión fuera genuina, por lo que sospechaban que continuaban con las prácticas hebreas, por lo cual, muchos de ellos fueron acusados de judaizar en secreto.
Por lo tanto, se instauró la Inquisición en 1478, por el inquisidor general Tomas de Torquemada, los Reyes Fernando de Aragón y Isabel de Castilla, conocidos como los reyes católicos consideraban que los judíos eran una mala influencia para los conversos, por lo cual, procedieron a decretar la expulsión de estos, mediante el Edicto de Granada.
Los judíos se dispersaron por diferentes territorios, tales como África en espacial Marruecos, países bajos, y lo que, hoy es Italia, que, para la época hacia parte de España, tal como lo era América. Los expulsados algunos migraron al Imperio Otomano, donde fueron bien recibidos por el Sultán, que se borlo de lo estúpido que era Fernando el Católico, por menospreciar a los judíos, siendo un grupo social tan provechoso para el desarrollo de la economía.
Ante esta situación crítica, para el pueblo elegido, surgía un líder llamado Cristóbal Colón, un marinero versado en esta labor, quien avizoraba nuevas tierras, como era el descubrimiento de las Indias o América, emprendiendo una compañía para describir un nuevo mundo, a la vista estaba América, organizo una expedición con otros 120 judíos de diferentes nacionalidades; logrando que fuera financiado por los judíos de la época.
Iniciando su viaje el 3 de agosto de 1492, arribando a Isla Guanahani la cual bautizo como San Salvador, allí, se encontró con los indígenas que habitaban esta tierra, al verles se sorprendió, y procedió hablarles en hebreo, porque tenía la convicción que de que había encontrado con una de las 10 tribus perdidas de Israel.
Con las pesquisas que, han realizado algunos investigadores, han descubierto que, Cristóbal Colón era judío, al igual que su tripulación, en dichos viajes, no venía ningún sacerdote católico, los tripulantes más notables de la expedición eran: Juan de Medina (de profesión sastre); Cristóbal Caro (oficio platero); Diego Pérez (un pintor); el señor Lope y calafate; García Hernández; Alonso Calle (el tesorero)1, adicionalmente se encontraban Cristóbal García Sarmiento (dueño de Pinta); Fernando de Triana y Juan Arias, ambos grumetes, Juan de la Cosa (dueño de la Santa María); Rodrigo de Triana; Juan Verde de Triana, marineros; y Luis de Torres que era el intérprete que hablaba hebreo y árabe2
Colón recibió el apoyo del gran astrónomo y físico judío de la Universidad de Salamanca Abraham Zacuto, quien le facilitó las tablas astronómicas y también le organizó su salida de “Puerto Palos”, además le recomendó la compañía de Luis Torres el intérprete de hebreo y árabe.
Se la logrado encontrar que, otros judíos como lo eran: Juan Cabrero que era el camarero del Rey Fernando; Juan Coloma, Secretario de Estado del Reino de Aragón; Gabriel Sánchez; Fray Diego de Deza y Alonso de la Caballería entre otros más, apoyaron la expedición de Colón, es importante mencionar que estas personas fueron olvidadas por los Gobiernos de España y América, solo se ha encontrado en Valencia y Sevilla una sola calle con el nombre de Luis Santángel.
Otro judío que, le facilitó financiación a Colón fue Luis de Santángel (el valenciano) en vista de la incapacidad financiera de los reinos de Castilla y Aragón para sufragar la expedición, el señor Santángel le realizó un préstamo a Colón sin intereses por la suma de 16.000 mil ducados, para la época era cuantiosa suma de dinero, el cual recogido entre los mismos judíos obligados convertirse al catolicismo, quienes contemplaron la oportunidad, para recuperar su vida judía y la libertad que había perdido en manos de los reyes católicos, embarcándose en esta correría.
Se destaca la labor del señor Abraham Sénior de Segovia, administrador de tesoro Castellano y otros miembros de la comunidad judía, que evitaron que la Reina Isabel de Castilla, empeñara sus joyas para patrocinar la peregrinación.
En necesario, traer a colación unos procesados por la Inquisición como lo fueron: Juan Ramírez Serrato y Pedro Serrato; que luego se les concedió licencia para pasar al Perú, en compañía de sus criados. Otros procesados fueron Adolfo Bruzon, Serrato (sumario 641-45), Antonio Ferraz Serrato (sumario 93-45), acusados por el delito de masonería, documentos que reposan en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, España Portal de Archivos Españoles PARES. Aunado a lo anterior, el Virreinato de la nueva Granada con su capital Santafé (hoy Bogotá), se establecido por cédula real emitida por Felipe V, el primer Rey Borbón, 1717 qué duró hasta 1723, para volver a pertenecer al Virreinato del Perú, y luego se volvió a constituir en 1739, que duro hasta 1822, cuando se formalizó la independencia de la Corona Española.
REFERENCIAS