Por: Raquel Goldschmidt
La historia está llena de líderes antisemitas, gente culta, gente estudiada, pero en el caso de los Papas, (de quienes el autor David Kertzer escribió en su obra “”Los Papas contra los judíos”), es inevitable destacar algunos, para contextualizar la historia actual:
-El Papa Pablo IV (Gian Pietro Carafa 1555-1559): Emitió la bula Cum Nimis Absurdus, restringiendo los derechos de los judíos en los Estados Pontificios, después de la llegada de los sefaradím a la Península de Italia. Confinó a los judíos en el Gheto romano.
-El Papa Gregorio III (Ugo Buoncompagni 1572-1585): Emitió la bula: Antiqua judaeorum improbitas, autorizando a la Inquisición a manejar los casos de los judíos y prohibió que cristianos se emplearan a judíos. Además, obligó a los judíos a usar vestimenta distintiva (sombrero puntiagudo e insignia amarilla), impuestos desorbitantes, despojarlos de sus propiedades, obligarlos únicamente a actividad comercial (para acusarlos de usureros), difundió historias de magia negra y asesinatos sacrílegos.
-El Papa Pío V (Antonio Michele Ghislieri 1566-1572) emitió la bula papal Hebraeorum gens acusando a los judíos de practicar la adivinación y nigromancia, expulsó a los judíos de los Estados Pontificios.
-El Papa Clemente VIII (Ippolito Aldobrandini 1592-1605) Emitió la bula cum Saepe prohibiendo a los judíos vender productos. Renovó las bulas antijudías existentes emitidas por Pablo IV y Pío V arrojando a los judíos de sus territorios, dándoles 3 meses para abandonar sus territorios.
Esto por nombrar algunos. Recién a partir de 1914, bajo el Papa Benedicto XV (Giacomo Della Chiesa), las autoridades papales empezaron a humanizar al judío, tratando de borrar la recurrente acusación del “crimen ritual” o del “deicidio” (haber asesinado a Dios), entre otras acusaciones fantásticas.
Después de esta serie de leyes y bulas papales que amargaron constantemente la vida de los judíos especialmente en Europa y posteriormente en América, llegaron al Vaticano Papas que fueron poco a poco suavizando las crueles leyes antisemitas y las relaciones del mundo católico con los judíos del mundo, de los cuales vale mencionar al Papa Juan XXIII (Angelo Rioncalli), quien ayudó a salvar la vida de miles de judíos perseguidos por la ideología asesina nazi, o el Papa Juan Pablo II (Karol Jósef Wojtyła) quien hablaba de los judíos como “nuestros hermanos mayores”.
Hasta el actual el Papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio), quien, en una demostración de su alta dedicación al amor, la paz y la justicia y que jamás condenó a los terroristas de Hamás por la cruel masacre de 7 de octubre del 2023 a inocentes civiles en Israel, y que Israel tuvo la necesidad de defenderse contra dichos terroristas atacándolos donde estaban en Gaza, no sin antes advertir a la población civil dónde iban a atacar para que protegieran sus vidas, resolvió que había que investigar si Israel era genocida.
Muy humildemente no acusó directamente a Israel de genocida, pero con esa frase de “investigar”, condujo a los nuevos antisemitas (antes lo eran, pero estaban en el closet), a que sus ataques a judíos en el mundo junto con las falsas nuevas acusaciones contra Israel, fueran totalmente justificados, al menos bajo el espectro de la Iglesia Católica.
Anteayer lunes, el rabino Yosef Garmón (Coalición Humanitaria), le entregó al Papa Francisco una fotografía de dos soldados de su unidad que cayeron mientras revisaban una casa palestina para que no fueran afectados civiles. Imagino que esto sería una manera de “ganrse” la opinión del Papa que por favor no acuse a Israel de genocidio…
Esta vez, antisemitas del mundo: incluyendo líderes de toda estancia, incluyendo a judíos enfermos con el mal de autoodio, tenemos un país que nos defiende y nos define exactamente quienes somos y un gobierno en Israel que sabe defender a su gente. Cada persona sabrá escoger de qué lado de la historia debería estar, para ello, hay que conocerla desde sus raíces, no guiarse únicamente por los noticieros tendenciosos, ni una ONU inútil y contagiada del nuevo antisemitismo, ni gobiernos “ex” terroristas de izquierda.