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Asimilación y nuevas formas de idolatría

Por: Rav Daniel Shmuels

En la Parshá de Balak la Torá nos enseña que los hijos de Israel al establecerse en Shitim decidieron proceder inmoralmente con las mujeres de Moab. No solo fue el hecho de cohabitar con ellas lo que enfureció al Todopoderoso sino que tal hecho los llevó a adorar a los dioses moabitas, específicamente a la deidad Ba'al Pe'or y por tal motivo Dios decidió enviar una plaga sobre Israel. He aquí lo interesante del asunto, la plaga llega a su fin cuando Pinjas, uno de nuestros 49 profetas, mata a Zimri, quien estaba cohabitando con una Midianita importante. 

Del Pasuk anterior salen una cantidad de Halajot que aún hoy en día son vigentes y que no están supeditadas a Eretz Israel, ni al Templo, ni al Sanhedrin, son leyes que perfectamente podemos llevar a cabo como muchas otras, pero que debido a nuestra diáspora dejamos de practicar y hoy en día no las ejecutamos de ninguna manera. Esto no quiere decir que el pecado no se haya cometido o no se siga cometiendo o, Jas BeShalom, haya desaparecido como tal. La transgresión contra los valores de la Torá sigue vigente, el pecado sigue siendo pecado; sencillamente, quiere decir que el pecado será juzgado por Dios en el momento apropiado.

El Pasuk como tal nos presenta una de las muchas problemáticas que existen hoy en día dentro de nuestro pueblo pero que entre otras no es la única; empero, por experiencia, veo con una insistencia abrumadora la consecutiva recurrencia de este hecho que pasa desapercibido al ojo público y que en último análisis fue ese aspecto público el que procuró el proceder de Pinjas en la Parshá de esta semana. Si bien, se puede argumentar que fue la consecutiva idolatría lo que enfureció a Dios mas no el cohabitar con una mujer no judía, la realidad del asunto es que precisamente fue el cohabitar con tales mujeres el acto que conllevó a los hijos de Israel, por complacer a estas mujeres no judías, a la idolatría, fue la debilidad de la carne la que llevó a los hijos de Israel a abandonar su camino religioso. En pocas palabras, el "adorar" a las mujeres moabitas y los placeres que estas les podían brindar fue una expresión de idolatría que llegó a su cúspide con la adoración al dios Ba'al Pe'or.   Esto no quiere decir que todas las mujeres no judías son idólatras, Jas BeShalom! Lo que quiere decir es que hay diferentes y nuevas formas de idolatría que pueden parecer inofensivas pero que en realidad nos están separando de nuestra verdadera misión como judíos en esta tierra. Eso es lo que nos compete en esta ocasión; a saber, ¿hasta qué punto nos estamos alejando del camino judío por nuevas formas de idolatría?

En este punto es necesario entender claramente el concepto de nuevas formas de idolatría. La definición básica de idolatría es adorar cualquier imagen u objeto como si fuera Dios; entonces, bajo ese concepto central, cualquier acto que nos lleve a "adorar" algo diferente a Dios, es idolatría. Puede ser un objeto, una persona o una persona que nos lleve a un acto conciso de idolatría, como en el caso de la Parshá. Dios y su eterna Torá están por encima de semejante idolatría y hoy en día tenemos frente a nosotros al gran monstruo de la asimilación. En mi opinión, la asimilación es la más grande y amenazadora nueva forma de idolatría; de hecho, es a la que más estamos expuestos en la actualidad. 

Anteriormente vimos como las Mitzvot de Mishpatim pueden ser víctimas de nuestro razonamiento personal, comprometiendo nuestro Kabalat Ol al jugar con nuestro pensamiento y hacernos creer, por medio de un razonamiento lógico formal, que nuestra opinión acerca de tal o cual Mitzvá es la apropiada. Y así, en ese proceso, poco a poco, vamos cediendo a un sin sentido que desemboca en la total y absoluta tergiversación de nuestra sagrada Torá y Halajá. La problemática de la asimilación es un asunto muy complejo, extenso y delicado. En nuestros círculos ortodoxos lo solucionamos cuando en nuestra formación, en la Yeshiva, tomamos un Mashpiah, un mentor, que nos guía en nuestro diario vivir para no dejarnos engañar de ese razonamiento del cual podemos ser víctimas; el cual, puede ser un primer paso a esa asimilación y a la eventual idolatría. De cualquier forma, el judío promedio no siempre va a una Yeshiva y si va no siempre decide llevar a cabo una Semija. Es ahí donde la función del rabino local toma lugar y ese es su principal aporte comunitario; a saber, guiar a la comunidad en estos tiempos modernos en donde estamos expuestos a todo tipo de tentación y avance tecnológico dentro del camino judío, dentro de nuestras Mitzvot, Halajot y Minjaguim.

En mi opinión, el primer paso para la asimilación radica en que hoy en día nuestro judaísmo se ha convertido en un proceso de escoger y elegir lo que más nos conviene y a nuestro mejor acomodo. Entonces, vemos como muchos judíos establecen parámetros de comportamiento que no tienen nada que ver con nuestra sagrada Halajá; por ejemplo, el que alguien es Kasher en la casa pero no en la calle, el que alguien solo cumple los ayunos MiDeOraita, el que alguien cumple Shabat porque hace Kidush en la noche pero maneja carro, utiliza teléfono y no va al shul. Así puedo continuar con una cantidad de ejemplos que dan cuenta de un nivel mayor o menor de asimilación, pero que en última instancia evidencian este mal. No estoy diciendo que no hacer nada del todo es mejor, no! Pero si somos el pueblo elegido de Dios para llevar a cabo sus Mitzvot, ¿por qué no las podemos llevar a cabo como Dios las estableció?

Constantemente escucho las quejas de correligionarios acerca de las legislaciones y actualizaciones de Responsa en donde la Rabanut es una minoría que representa a la totalidad de Israel; empero, si todos siguiéramos la Halajá al pie de la letra, entonces seríamos la mayoría quienes estuviéramos legislando y no condenaríamos abruptamente a esa minoría, que hoy en día representan legalmente a la mayoría. Entonces; solo resta preguntarnos acá ¿hasta qué punto nuestro proceder diario le está abriendo las puertas a la asimilación y hasta qué punto esa apertura nos está llevando a nuevas formas de idolatría?