Por: Michelle Klahr Simhon
Este fin de semana con mi promoción XL, celebramos 20 años de graduados. Nos reunimos 22 de los 32 compañeros que nos graduamos, ¡y pude darme cuenta la importancia del colegio en la vida adulta! Los amigos que hicimos, son los amigos para toda la vida. Con ellos compartimos más tiempo incluso que con nuestros padres y hermanos. Nos vimos todos los días durante 8 horas por al menos 13 años.
Durante tres hermosos días estuvimos en Harry’s bar, Cacho y Pepe, Andrés Carne de Res, recorrimos el Colegio Colombo Hebreo, el rector nos contó cómo está el colegio hoy en día. Los avances que ha habido en los últimos años y lo que se piensa hacer académicamente. Nos contaron que mejoras han hecho y cuales se están por realizar. Nos dieron souvenirs CCH. Fuimos al Kabalat Shabat del Gan. Raquelita nos saludó como en los viejos tiempos y nos dio un hermoso discurso. Almorzamos delicioso en el comedor.
Nos encontramos con muchos profesores Gildardo, Albita, Yolanda, Jorge Tulio, Luis Fernando, Vicky, Luisa Fernanda, Alfredito, Néstor, Jorge, Dany Voll, Anita, Rabino Alfredo, Raquelita, Gabrielito, Quiroga, Consuelito y Giovani.
En todo momento compartimos risas, juegos, peleas, lloradas, fiestas, tradiciones... uno de los momentos más emotivos fue cuando nos reunimos en casa de uno de los compañeros y recordamos con fotos y videos momentos vividos. En nuestra promoción pasaron muchos pero nos graduamos 32 fuimos pocos pero unidos y excelentes amigos; incluso con los que se fueron. Hoy me siento realizada y agradezco todos los días de mi vida que estudié en el Colombo Hebreo y que fue con mis compañeros. Tengo muchísimos nuevos y buenos amigos pero no es lo mismo. Con los amigos del colegio uno tiene una relación especial que es difícil de reconstruir en otras etapas de la vida.
Cada uno tomó caminos diferentes, creció junto a sus hermosas familias y vive en su pequeño mundo, pero ¡hizo falta solamente abrir un chat para sentirnos cerca!, tenemos planeado encontrarnos nuevamente en 10 años.
Lloré como hace mucho no lloraba de emoción, de risa y ahora de guayabo moral. Realmente deseo quienes tengan hijos en Bogotá no dejen que se pierdan todo lo que nosotros tuvimos.
De verdad que a todos los adoro y les agradezco cada momento, ¡los llevo a todos en mi corazón!