Por: Rav Daniel Shmuels
La semana anterior se celebró el aniversario número 68 de la proclamación del estado de Israel, mejor conocido como Yom Haatzmaut, el día de independencia del estado de Israel o el día de Israel. Un día en el cual todos los judíos del mundo nos regocijamos por la creación de un estado civil geográfico que abraza a todos los judíos en su territorio. Sin embargo, qué tan cierto es que todos los judíos del mundo celebramos este día; sobre todo, cuando observamos judíos ultra ortodoxos protestando activamente contra la existencia del estado de Israel. Entonces; nos preguntamos, ¿cómo es posible que un judío no se alegre por la llegada de este día en nuestra historia? Más aún, ¿cómo puede ser que un judío no quiera que exista el estado de Israel? Estas preguntas son las directrices de este trabajo; empero, el objetivo del mismo no es establecer la validez o invalidez, lo apropiado o inapropiado, lo legal o ilegal, de tales comportamientos de acuerdo a la Halajá o de acuerdo a nuestro sentimiento como judíos. Lo que se pretende hacer es analizar desde la perspectiva Halájica la opinión tanto de aquellos que se oponen a la creación y existencia del estado de Israel como aquellos que están de acuerdo. Cabe anotar que bajo ninguna instancia se puede considerar este corto escrito como un trabajo completo que expresa a cabalidad ambas opiniones, es solo un trabajo comparativo que no pretende favorecer ninguna de las posiciones ya mencionadas; en pocas palabras, es tan solo un escrito informativo.
En principio he mencionado dos grupos; a saber, aquellos que están en contra de la existencia del estado de Israel y aquellos que están a favor. Esto nos aclara que no todos los judíos del mundo celebran Yom Haatzmaut y no todos los judíos se alegran por este evento histórico. Ahora bien, ¿por qué algunos judíos no están de acuerdo con la existencia del estado de Israel? El punto principal es porque este grupo considera que solo el Moshiaj puede regresar a los judíos de la dispersión que Dios nos ha impuesto y llevar a cabo ese retorno sin su presencia ni guía es ir en contra del edicto Divino. Lo interesante de esto es que no hay ninguna Mitzvá de la Torá que prohíba directa o indirectamente la creación de un estado civil geográfico de Israel; es más, no hay ninguna Halajá puntual recalcada que establezca semejante prohibición. Es a partir de pasajes del Tanaj como Isaías 11:1-12 y Ezekiel 37:21-14 que este grupo llega a esa conclusión; paradójicamente, esos pasajes ni son Halajá ni mencionan ninguna prohibición, solo mencionan que el Moshiaj es quien traerá a Eretz Israel a los todos los judíos dispersos entre las naciones del mundo, pero no hay ningún tipo de mención que si quiera sugiera la prohibición de crear un estado civil geográfico para los judíos.
Ahora bien, la única base Halájica fundamental verdadera que este grupo tiene se encuentra en el Talmud en la Masejta de Ketubot 111a en donde nuestros sabios interpretan un pasaje del Shir HaShirim y establecen que Dios puso, después de la destrucción del Segundo Templo y el subsecuente exilio, dos edictos sobre los judíos y otro sobre las demás naciones, uno de los cuales dice: "El pueblo judío no puede ir a la Tierra Sagrada como una muralla"; es decir, en masa. Sin embargo, es la única mención en toda nuestra Halajá donde se hace tal prohibición, no la menciona el Rambam ni la menciona el Mejaber. Todo el resto de menciones que se puedan hacer del Talmud, o de la Halajá en general, son en relación con el mesías como aquel que reúne a los dispersos de las naciones. En este caso la Halajá recae sobre el Moshiaj más no sobre los judíos, ese es uno de sus deberes. De cualquier forma, el punto talmúdico traído a colación nos propone una pregunta que debemos dejar abierta.
El asunto es solucionado muy fácilmente por el otro grupo bajo la lingüística. En primera instancia, determinan que Pikuaj Nefesh prevalece frente a cualquier prohibición y una de los pilares para crear el estado de Israel era proteger la vida de los judíos. Enseguida, dicen que no hay una Halajá puntual establecida que prohíba la creación de un estado civil geográfico para los judíos; por consiguiente, el nombre dado al estado judío es Medinat Israel a diferencia de Eretz Israel. Al ser Medinat y no Eretz es un estado civil más no religioso, un estado civil que acoge y cobija a todos los judíos del mundo. Acá se presenta una dicotomía, es un estado civil que acoge y protege a un grupo de personas que pertenecen a una religión específica, esto se convierte en una contradicción de términos; empero, se nombra civil y como tal funciona, con cortes de justicia civiles, constitución civil, desarrollo político con asamblea establecida por voto popular. Un estado civil que dista de un estado religioso como lo establece la Torá. Técnicamente, no se ha hecho una migración masiva a Eretz Israel, se ha creado un estado totalmente civil que recibe a todos los judíos del mundo que quieran vivir allá, un estado civil que no tiene rey, que no tiene Templo, que no tiene Sanhedrin (a pesar del intento hecho hace unos años) y cuya constitución no es la Torá con su sagrada Halajá. Desde esta perspectiva, no se ha cometido ninguna infracción contra ningún edicto porque Medinat Israel es un estado civil geográfico más no religioso. De acuerdo a los lineamientos de la Torá, técnicamente Medinat Israel no es Eretz Israel, aún cuando queda en la misma zona geográfica. Aparte de ello, el estado de Israel no va en contra del esperado regreso del Moshiaj porque no todos los judíos del mundo hemos regresado a Israel; de hecho, aproximadamente, el 50% de los judíos del mundo vivimos en la diáspora, así que aunque se considerará a Medinat Israel como un estado religioso, con todos los judíos aún en la diáspora, el Moshiaj llevará a cabo su labor sin ningún inconveniente y nuevamente, no se ha ido en contra del edicto Divino. Ahora bien, frente a las quejas que surgen del grupo opositor acerca de los judíos que viven en Medinat Israel y no cumplen la Torá a cabalidad y en cambio se entregan a romper el shabat, a tatuarse, etcétera; otra vez, Medinat Israel es un estado civil geográfico como cualquier otro en donde hay judíos que tampoco cumplen las Mitzvot del Todopoderoso.
Empero, nos queda una pregunta fundamental; a saber, ¿por qué la Halajá actual no ha instaurado Hiljot específicas para este día? La respuesta de la Rabanut es simple, porque es una celebración civil más no religiosa, es una celebración que festeja la creación de un estado civil. Entonces, si la Rabanut establece que es un estado civil geográfico y no religioso, ¿por qué siguen existiendo estos grupos? Entendible que no celebren este día; pero, ¿por qué ir en contra de nosotros mismos y del único estado que nos puede refugiar a manos abiertas? Esta es otra pregunta que nos queda abierta.
Lo que sí es cierto es que celebrar, festejar, conmemorar dentro del marco Halájico implica un consenso religioso de Klal Israel que establece una serie de regulaciones frente al proceder de aquello que se está celebrando. Acá nos encontramos con otro inconveniente, si bien en Medinat Israel hay una serie de celebraciones y eventos nacionalistas, en la gran mayoría de comunidades fuera de Israel, igualmente se celebra este día con actos conmemorativos en embajadas, consulados, colegios, universidades, congregaciones, etcétera; sin embargo, seguimos sin una unificación frente al proceder de este día. La unificación a la que me refiero es la Halajá, ese es el medio que regula y unifica nuestro proceder y que frente a este día es inexistente. Para que todos los judíos del mundo celebrásemos este día, aún cuando civil en esencia, debería haber una serie de Hiljot que nos digan como celebrar tal evento, qué rezo agregar o quitar en este día, si debemos tener una Seudat Mitzvá, etcétera; empero, nada de esto se ha hecho en los 68 años de existencia del estado de Israel, nada ha hecho la eminente Gadol Rabanut de Israel. Nada es nada, ni Hiljot que establezcan nuestro proceder para que todos celebremos este día ni una Halajá que claramente diga que no es un día para celebrar. Frente a este día solo hay un mutismo Halájico perpetuo. Lo único que existe es un sentimiento nacional de aquellos que viven en Israel y un sentimiento grupal disperso de aquellos que vivimos fuera de Israel. Este aspecto es muy importante para entender el pensamiento y proceder de aquellos judíos que van en contra de la existencia del estado de Israel, pues en último análisis, si no hay Halajá que lo establezca ni determine un proceder frente a este día, quiere decir que la Rabanut, que representa hoy en día a Klal Israel, no comparte la existencia de este estado civil geográfico de Medinat Israel, no lo aprueba, no lo condena, en cambio esa ausencia promueve y confirma las protestas de aquellos que se oponen al estado e igualmente el estado no pide una solución a este asunto porque al fin de cuentas es un estado civil que solo necesita sus actos conmemorativos nacionalistas para este día. En mi opinión, considero que esa ausencia de Halajá es algo por lo cual todos nos debemos preguntar. Entonces, más allá de negar conversiones, negar Semijot, negar el judaísmo de ciertos grupos judíos, negar el ingreso de judíos al estado de Israel, destituir autoridades rabínicas, sacarle plata al gobierno y mandar a hacer las vestiduras del Cohen Gadol para uno de sus dirigentes, ¿qué ha hecho en los últimos 68 años la Gadol Rabanut de Israel por nuestra Halajá?