Imprímeme

Tres semanas

Por: Moshe Govrin

Alfei Menashé, 9 de mayo de 2016

Las tres semanas que transcurren entre Pesaj y Yom Ha’atzmaut expresan la síntesis de nuestra vida en la patria reinstalada. De la esclavitud a la Libertad, de la Shoá al Renacimiento.

Como judío, Sionista e Israeli patriota agradezco ser parte de esta generación y por el “zjut” de vivir en Medinat Israel. Cada generación recordamos que esclavos fuimos en la tierra del faraón y debemos vernos como si cada uno salió en esa larga marcha hacia la libertad. Que en cada generación debemos conquistarla. En el camino nos recogemos en el recuerdo de nuestros hermanos exterminados en la Shoá por el “pecado” de ser judíos.

En la víspera de Yom Ha’atzmaut recordamos a los muertos en acción y a las víctimas del terrorismo, en Yom Hazikaron l'Chalalei Ma'arachot Yisrael ul'Nifge'ei Pe'ulot Ha'eivah, para no olvidar que nuestra independencia no la recibimos en bandeja de plata. (Se acostumbra en la circuncisión presentar al niño tendido sobre una bandeja de plata).

Este año celebramos 68 años de independencia de la restauración de la independencia hebrea, luego de casi 2000 años de destierro obligado. Nunca dejamos de decir leshanah haba'ah b’yerushalayim (el año próximo en Jerusalem), ni siquiera en los campos de exterminio.

No soy de aquellos que creen que la Shoá produjo la creación del Estado, más bien creo que el Estado se creó años más tarde de los necesario. Si no fuera por la Shoá tal vez en el año 1939 o en 1940 se podría haber establecido. Como resultado de la acción política del Sionismo y de las acciones contra el Imperio británico. La declaración de la ONU fue más bien el lavado de conciencia del mundo cristiano por no haber actuado para evitarla a la Shoá; desde finales del siglo XIX el Sionismo buscaba la creación del Estado, incluso en 1917 Lord Balfour escribió su famosa carta conocida como la Declaración que lleva su nombre, al comienzo los árabes no se opusieron, hay fotos del encuentro entre el Rey Faisal y el Dr. Weitzman…Pero los tiempos hacen cambiar a la gente.

Hay quienes hoy hablan de la necesidad de aceptar el regreso de los palestinos y acabar con el Estado, se olvidan de nuestros “refugiados”… Los árabes que quedaron se integraron; aun no totalmente pero hasta un Juez Supremo hay en la fecha; oficiales Superiores de la Policía, altos funcionarios (pocos aun pero en aumento).

68 años es un periodo muy corto para un país, más aun para una milenaria nación como la nuestra. Desde el punto de la seguridad personal y nacional podemos comprender cómo mejoramos nuestra condición por ejemplo con el vuelo 301 efectuado por la Fuerza Aérea Israeli el 4 de septiembre del año 2003 sobre ras runas de Auschwitz – Birkenau, ese día, los cazas israelíes hicieron el mejor homenaje posible a los que perecieron bajo el horror nazi, dejaron constancia de que los supervivientes y sus descendientes están dispuestos a hacer lo necesario para que algo así no ocurra jamás. Si es preciso, empuñar las armas y dar la vida. En un momento dado, desde los altavoces de uno de los aparatos se escuchó la voz del general Amir Eshel, que decía: Somos pilotos de las Fuerzas Aéreas de Israel sobrevolando el campo de las atrocidades. Surgimos de las cenizas de millones de víctimas, cargamos con su grito silencioso, honramos su heroísmo y nos comprometemos a defender al pueblo judío y a su país, Israel”. Se lo puede ver haciendo click aquí.

Esta foto mira hacia el futuro. Este vuelo es la prueba que la sangre del pueblo judío nunca más será gratis. Yo personalmente sentí orgullo de poder vestir el uniforme de Tzahal, como también cuando nuestros hijos lo hicieron. No tenemos mercenarios para que nos defiendan, lo hacemos por mostros mismos sin pedir permiso ni a las autoridades locales, ni a los británicos, no es a escondidas, es con la bandera tendida y con orgullo. Mucho. Si bien es cierto que el precio que pagamos es alto – 23,4447 muertos en acción y 2,527 víctimas del terrorismo y no solo judíos, también los hay entre ellos beduinos, drusos, cristianos, todos ciudadanos del Estado. Todos construimos un país que es orgullo para sus habitantes y digo de admiración para el mundo.

Nuestra población creció hasta llegar a finales de marzo a la cantidad de más de 8 millones y medio de los cuales unos 6,400 millones somos judíos. Pero en el mundo aun no volvimos a los números pre Shoá. Cada mes nacen en Israel 13,600 niños de los cuales 10,000 son judíos. Israel es el único país cuya población autóctona retornó a su patria después de un exilio forzado de 2000 años. Hay 26 naciones oficialmente musulmanas en el mundo y 18 cristianas, pero hay sólo un estado judío.

En relación a su población, Israel es la nación que más inmigrantes absorbe sobre la tierra. Ha absorbido 350% de su población en 60 años.  Por ello Alemania le solicitó asistencia para integrar a las masas de desplazados que llegaron a su territorio. Israel es el único país en la historia que ha revivido una lengua extinta. Desde la fundación del estado, Israel tiene más premios Nobel per cápita que cualquier otro país. Tiene más laureados en números reales que China, México y España. Israel tiene la octava expectativa de vida más alta (80,7 años), mayor a la de Inglaterra, Estados Unidos y Alemania. Las películas israelíes han sido nominadas al Premio Oscar de mejor película extranjera por tres años consecutivos. 

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Cuando veo las miles de banderas flameando en las casas, en las calles y hasta en los automotores me repito, ¡Am Israel Jai! Jag Ha’atzmaut Sameaj!