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El mundo y las elecciones presidenciales de los Estados Unidos

Por: Moshe Govrin

Alfei Menashé, 4 de abril de 2016

Qué mundo raro el que nos toca vivir. Por un lado la investigación periodística de los llamados Papeles de Panamá; los nombres de poderosos y famosos de todo el globo están incluidos en la lista. Mandatarios y políticos de regímenes de toda índole aparecen en la lista. Encontramos desde las democracias parlamentarias occidentales liberales hasta las tiranías más abyectas sin olvidar a los socialistas del siglo XXI. Por supuesto hay empresas registradas que operaron con los regímenes de Corea del Norte, Irán y Siria a pesar de las sanciones…

Por otro lado, las acciones terroristas no dan tregua. A pesar de que Obama sigue sin llamar al niño por su nombre es "terror islámico". Si se quiere ser políticamente correcto se puede agregar la palabra "radical". No todos los musulmanes son terroristas pero el 100% de los actos terroristas los hacen musulmanes. En este contexto se llevan a cabo las primarias para escoger candidato a la presidencia de EEUU.

A pesar de la doctrina Obama de "to lead from behind" (liderar desde atrás) y de "no boots on the ground" (no botas en el suelo), se publicó que una brigada de artillería americana colabora con el ejército iraquí para la reconquista de Mosul. La discusión acerca del papel de los EEUU como líder del mundo libre es central en las primarias. 

Otro tema que nos toca más de cerca es la posición de la nueva administración con respecto a Israel y al Medio Oriente.

Hace unas semanas se llevó a cabo el gran acto de AIPAC*1. En el año electoral de los Estados Unidos, se invita a todos los precandidatos a que expongan sus ideas con respecto a Israel y a la relación entre ambos países. ¿Acudieron todos como en otras ocasiones? Lamentablemente no. El único candidato ausente, fue el independiente, que corre bajo el rótulo demócrata Bernie Sanders.

Después de su victoria en New Hampshire, varios analistas marcaron la barrera que venció: el primer judío ganador de una primaria presidencial de un partido grande. Esta victoria en vez de generar los vítores de júbilo de la comunidad judía, produjo el silencio. Aun cuando ya mencionó en algún contexto que era de origen judío, evitó hablar sobre su origen. Los especialistas señalan que en su acento de Brooklyn se encuentran las huellas del Yiddish que se hablaba en casa. En New Hampshire, se describió a sí mismo como “el hijo de un inmigrante polaco”, no dijo inmigrante ‘judío polaco’. En un debate demócrata habló de la importancia histórica que tiene el que “alguien con mis antecedentes” busque la presidencia, y tampoco esta vez usó la palabra “judío”.

Tampoco reveló el nombre del kibutz dónde fue voluntario en los 60´s. Siempre dijo a los periodistas que lo averigüen. Cuando lo hicieron, se abstuvo de hablar del tema. En aquella época se manifestaba como un "orgulloso socialista". Después de unos meses en el kibutz regresó y como dijo en una entrevista: se olvidó de Israel, del sionismo y no pensó demasiado en sus raíces judías.

No molesta que no siga los rituales religiosos. Es más el Pew Research Center estableció una categoría llamada “judíos sin religión”. Michael Bloomberg, ex alcalde de Nueva York, tampoco es religioso, pero ha sido cobijado por la comunidad judía por su inquebrantable apoyo a Israel y por sus generosas donaciones a causas judías. Bernie, a lo largo de más de tres décadas como alcalde, representante y senador, estableció pocas relaciones con las organizaciones y líderes judíos; tampoco habló sobre temas religiosos, judíos, o sobre Israel. Apoya la creación de un doble estado en el conflicto palestino-israelí y no hizo de Israel una prioridad.

Irónicamente, cuando Sanders pronunció el discurso más religioso de su campaña, resaltó su distanciamiento con el judaísmo. Fue en la Liberty University, escuela evangélica en Lynchburg, Virginia, el día de Rosh Hashaná. Al hablar de sus creencias, dijo que se sentía “motivado por una visión” de justicia social, “que existe en todas las grandes religiones”.

La vida de Sanders sigue la misma trayectoria de comunidad judía en Estados Unidos en el siglo XX: es el hijo de un inmigrante que creció a la sombra del Holocausto, del que Sanders ha dicho que acabó con buena parte de la familia de su padre en Polonia. En su infancia fue a la escuela hebrea e hizo su bar mitzvá, pero las lecciones que extrajo parecen más de la regla de oro de la moral (no le hagas a nadie lo que no quieres que te hagan a ti) que a una moral específicamente judía.

“El ser judío es muy importante para nosotros”, dijo su hermano Larry en una entrevista. “No era un tema sujeto a debate, era parte de nuestras vidas, lo mismo que ser estadounidense. Pero Bernard no es muy religioso. No va seguido a la sinagoga. Tal vez vaya solo a bodas y funerales, no a rezar”. Comenzó su carrera política cuando se trasladó a Vermont en 1960. Acá el 40% de sus residentes no tiene religión alguna. En 1988 se casó con su segunda esposa, Jane, criada como católica, en una época en que la tasa de matrimonios interreligiosos subió tanto que los líderes judíos la definieron como una crisis nacional.

Luego de Margen Protector Sanders estuvo entre el pequeño grupo de senadores que no patrocinaron una resolución de apoyo a Israel aprobada de viva voz. 

Bernie dijo que Israel había “sobreactuado” con la intensidad de los ataques y que el bombardeo a una escuela de la ONU “algo muy mal hecho”. Pero también criticó a Hamas por lanzar proyectiles en contra de Israel.

Hay dos tipos de judíos que desempañaron altas funciones en los países en los que nacieron: unos como León Blum y Pierre Mendes France, en Francia, que aun cuando no eran muy devotos no negaron sus orígenes e incluso en algunas ocasiones hasta favorecieron las medidas pro Israel. Otro es el caso de Bruno Kreisky (El Síndrome Kreisky) fue el primer y único judío en gobernar un país de habla alemana. En los trece años (1970 - 1983) que fue Canciller nunca perdió una elección. Fue el más exitoso líder político austriaco del siglo pasado, pero desde la perspectiva de los judíos austríacos o Israel, este período siempre será recordado con sentimientos amargos. Estas narrativas divergentes son esclarecedoras, sobre todo a la luz de la deslegitimación actual de Israel por parte de judíos de Izquierda en Israel y la Diáspora. Fue el primer estadista de Europa Occidental en promover activamente la causa palestina, reconocer diplomáticamente a la OLP y condenar a Israel como "estado de apartheid". Afirmó que el sionismo es un tipo de racismo nazi, a la inversa. Se opuso a los esfuerzos de Wiesenthal por llevar a los criminales de guerra nazis ante la justicia y por la lucha contra la amnesia sobre el pasado nazi que seguía predominando entre la mayoría de los austríacos. Kreisky alentó esta amnesia. Constantemente restó importancia a la complicidad de Austria en los crímenes de guerra nazis y su rol en la Shoá.

La venganza de Kreisky contra Wiesenthal, más que su visceral anti-sionismo, despertó las sospechas que podría ser un "judío antisemita". En 1970 Kreisky nombró cuatro miembros antiguos nazis en su primer gabinete. En 1975 buscó una coalición con el partido de extrema derecha Partido de la Libertad. El líder, Friedrich Peter, había servido en las SS en el frente ruso y había sido responsable del asesinato de miles de judíos. Wiesenthal denunció ambos hechos, Kreisky nunca perdonó estas intervenciones; acusó a Wiesenthal de "agente" de Israel. A esto añadió calumnias de inspiración comunista, que había colaborado con la Gestapo durante la Guerra y alegó que Israel trataba de derrocarle.

Seguramente hay un elemento patológico en las respuestas de Kreisky a Wiesenthal y a las "preguntas judías" en general. Según Wiesenthal ello provenía de una necesidad imperiosa de demostrar a los gentiles cuan desapegado estaba Kreisky de sus raíces "judías". Kreisky fue virulento sobre todo hacia Begin, a quien le gustaba describir como un deformado ostjude (judío del este) "alienado de las maneras normales de pensar". En sus últimos años su furia hacia los judíos de Israel explotó frecuentemente. Comparó el control israelí de Cisjordania con la invasión rusa de Afganistán; llamó a las acciones del ejército israelí contra los palestinos "una forma refinada de bandidaje" y rechazó cualquier sugerencia que debía sentir empatía hacia el estado judío. Sus relaciones con los primeros ministros Meir y Rabin (socialistas) fueron casi tan tensas como aquellas con Begin. Justo antes de la Guerra de Yom Kipur, Golda Meir tuvo que viajar de prisa a Viena. Kreisky capituló ante las exigencias de terroristas palestinos que cerrara el Castillo Schoenau - un punto de tránsito en Austria para los emigrantes judíos de la URSS.

Kreisky creía que sólo se podía luchar contra el terrorismo abrazando a sus perpetradores. Los líderes terroristas Gadafi y Arafat fueron recibidos en Viena con tratamiento VIP. Este apaciguamiento fracasó cruelmente. En 1981, Abu Nidal atacó una sinagoga en Viena y causó varias muertes; asesinó al presidente de la sociedad de amistad Austria e Israel (socialista) a plena luz del día en Viena durante un desfile del 1º de Mayo. Poco después el embajador de la OLP para Austria fue capturado en el aeropuerto de Viena con dos maletas de armas desde Beirut.

En 1983 fue asesinado el más cercano amigo palestino de Kreisky, Sartawi, liquidado por elementos radicales de la OLP. Kreisky responsabilizó a Arafat personalmente y rompió relaciones. Aunque era consciente que Arafat era un mentiroso compulsivo, optó por guardar silencio al respecto en público, en contraste con su condena mordaz a las acciones de Israel, que continuó sin disminuir. 

Su intensa hostilidad hacia Israel fue una curiosa mezcla de auto-odio, ideología marxista y arrogancia del judío "universalista" que cree trascendió el tribalismo de sus hermanos más "atrasados". 

En el clímax del Caso Wiesenthal comentó a Der Spiegel: "los judíos son un pueblo, luego ellos son un pueblo repulsivo". Su punto de vista cosmopolita - como un austríaco internacionalista socialdemócrata y patriota - lo llevó a la erradicación de su identidad de origen. Nunca pudo sacudirse la inseguridad latente de ser un judío en un país antisemita. A pesar de sus innegables logros y la ambición de convertirse en el “goy dorado”, no pudo liberarse del miedo a su sombra judaica.

Según algunos, Bernie es tanto un heredero de la experiencia de inmigrante y del socialismo judío de los viejos tiempos como un fenómeno propio de nuestra época y de los aprendizajes recientes, que llevaron el capitalismo al corazón del mundo desarrollado y que condujeron a una renovación de la izquierda hacia la adopción de un lenguaje actual. (Podemos y Syriza). La novedad ahora es llevarlo al corazón del capitalismo. Creen lógico entonces que sea un outsider en todo sentido, un verdadero judío de la política, el que se convierta en la cara visible de este fenómeno. 

¿Si Bernie es presidente será como Kreisky o como Blum y Mendes France?


*1 El American Israel Public Affairs Committee AIPAC, es un lobby ante el Congreso de los EE.UU y en la Casa Blanca en favor de mantener una estrecha relación entre Israel y Estados Unidos. Se describe a sí mismo como un "Lobby Pro-Israel en EE. UU.". Es una organización con gran cantidad de miembros incluyendo Demócratas, Republicanos e independientes. AIPAC es financiado por las contribuciones de sus miembros.
Se formó durante la administración de Eisenhower y desde entonces ha ayudado a asegurar la ayuda y el apoyo de EE. UU. a Israel.