Imprímeme

Respondiendo a una pregunta que sólo el alma puede contestar

Por: Bella Clara Ventura

Un amigo argentino israelí, no muy conforme con las políticas de Israel, me preguntó: ¿qué es Israel para ti?  Contesté desde la voz del alma. Israel es para mí lo que debería ser para cualquier judío, una patria que nos llena de orgullo, no de ego, por haber logrado en pocos años una nación florecida en bienes tanto materiales como espirituales. Tierra de frutales y de desiertos labrados con el sudor de nuestra gente venida de tantas partes del mundo, sin el idioma. Muchas veces con el bolsillo llano y la nostalgia del pasado.

No resultó sencillo construir país en una región rodeada de enemigos al acecho de la única democracia que es Israel en el Medio Oriente. Anhelan su destrucción, como lo prueban las muchas declaraciones que se escuchan por doquier y se manifiestan en agresiones contra este diminuto país en tamaño geográfico, pero gigante en historia y en su excelso proceso de desarrollo.

Científicos de varios orígenes y procedencias cobijados bajo la Estrella de David le ofrendan su sapiencia al mundo con el ánimo de obtener un hábitat más amable. Principios que responden a las buenas enseñanzas de la Torah, presentes en la formación del judío, conocedor del valor de la entrega al servicio de la Humanidad. Principal misión para todo judío, ya sea desde la diáspora o desde el terruño de nuestros patriarcas.

Israel, sin duda alberga defectos, como muchos o como todos los países llámense como se llamen, pero se destaca como un vividero cercano al paraíso, donde los ladrones no están a la luz del día y la corrupción es perseguida por montos que para otros gobiernos serían de risa. Lugar donde el progreso se respira en cada esquina y el standing de vida resulta alto. Lo prueba la inmigración que recibe de forma más abierta que en otros lares. Se ve gente de muchos colores trabajando y logrando mejor sustento que en  su lugar de origen. A pesar de sus problemas que no faltan, como todo lo que toca el ser humano, respira una energía que toda neshamá judía reconoce como ancestral.

Israel con todos sus defectos me llena de paz... y veo que es el edén para los niños donde se les cuida y protege como el mayor tesoro de la sociedad. Lo que debería ocurrir en toda nación que se respete. El mismo trato recibe la mujer, ya sea con vestimenta musulmana o con la falda larga de la religiosa más recalcitrante. Y recalco que Israel obedece a una real democracia donde gente como tú y yo, simples ciudadanos podemos opinar al antojo sin temor que las rejas se conviertan en nuestra morada. Qué te puedo decir más de Israel? No vivo aquí desde largo tiempo y a pesar de las dificultades de aprender su idioma, lo admiro. Vivo su proceso en su dolor y en sus alegrías. Como el ver la conmemoración de los caídos con tanto amor al que dio su vida por esta tierra, arrancándole lágrimas al desconocido que se vuelve su deudo, unido al sufrimiento de la familia y de los amigos del difunto. Observo también, cómo al día siguiente de este silencio que se guarda hasta en el más remoto pedazo de Israel, el país se viste de sonrisas para festejar el día de su nacimiento como Estado frente al mundo actual.

Lejos de sacar a relucir su armamento como lo hacen otros países, sólo se crea un ambiente de celebración que conmueve. La dicha y el jolgorío se riegan por las avenidas. Vivir en Israel representa un reto que me fascina y del cual hablaré en mis escritos, porque quedarse callado ante este milagro es olvidar nuestro pasado. Estoy por creer, que si bien existe un gen judío no dudo que exista también un gen antisemita, porque de otra manera no se entienden las reacciones que provoca nuestro pueblo. Siempre uno de los primeros en asistir a los auxilios en las catástrofes mundiales, o de tratar de aplicarle la mayor moral a una guerra, no provocada sino defendida, obligado a responder ante las amenazas que se le hacen con misiles y ataques, porque la idea no es dejarse aniquilar como desearían muchas naciones. La existencia de Israel molesta, quizá por el alto parámetro que muestra al resto de los países.

Un país de tan sólo 67 años que está a la altura de las grandes potencias. ¡Cómo explicar tal prodigio! Debe ser que la tierra le pertenece, porque no veo que en países vecinos suceda lo mismo. Única zona en la región, donde toda persona tiene derecho a dar su opinión por contraria que sea. Es un país donde viven los árabes mejor que en otros de su mismo pueblo. Las mujeres se visten con sus shadores (Burkas) sin ser molestadas. Los árabes que residen en Israel reciben atención médica con esmero. Y sus mujeres circulan por las calles sin temor a represalias como en países hermanos para ellos, con vestimenta más occidental. Asisten a las universidades. Los llamados palestinos que tienen nacionalidad israelí gozan de muchos privilegios como el no pagar impuesto al estado de la Tierra Prometida.

Me pregunto ¿por qué el mundo se hace el ciego ante estas verdades? y sólo se unen a los intereses que los musulmanes defienden como ciertos. Viendo además los efectos que han causado en el mundo occidental los terroristas que emprenden una guerra contra otras culturas, tratando de imponer su fe en cada territorio que pisan, a riesgo de cortar cabezas y exponerlas como ejemplo de lo que puede sucederle "al infiel", según se nos llama. ¿Cuándo van a despertar nuestros hermanos sobre estas realidades? Será cuando sea demasiado tarde y el mundo musulmán haya hecho de las suyas imponiendo la voz del terror y apropiándose de predios que no le pertenecen. Preguntas que nos hacemos todos aquellos que no somos ajenos a la realidad. Sabemos que existe mala fe en la información que se le entrega al mundo sobre estas oscuridades.

Tiempo que la lucha entre la luz y la oscuridad tenga una salida donde los buceadores de la verdad encuentren el camino de la justicia y de la paz. Recuerdo lo que sucedió no hace tantos años en los campos de concentración, ¡donde la vida del judío era equivalente al humo! Hoy, el judío con un país a la vanguardia no dejará que sus hermanos sean convertidos en víctimas de las locuras del hombre. Israel retoma su pasado. La Historia tenía y sigue teniendo una deuda con el pueblo judío desde los tiempos bíblicos y hoy debe resonar la justicia.

Amo a Israel como la niña de mis ojos y le agradezco esta oportunidad que, sin darme su pan, me ofrece sus espigas espirituales. Las más importantes en mi devenir de ser humano y buceador de la paz para mí y para mis hermanos de la fe que sea o de raza diferente a la mía. Ante el Kotel pido que el mundo despierte y que sigamos siendo luz de las naciones por el bien que entreguemos, desde esta tierra de milagros que se palpan a diario. Mi gratitud por todo lo que le regala a mi alma, a mi vista, a mi paladar y a todos mis sentidos, hasta al sentido de gratitud que se olvida con tanta facilidad.

Y cómo no hablar de su vida cultural que se instala en cada rincón para darle la altura que se merece el artista. Pocas veces, he visto una sociedad donde se perciba tanto arte regado por calles y plazas o en los muros de cualquier ciudad de la Tierra Santa. ¡Cómo quedar insensible frente a tanta bondad!

Repito, a pesar de los conflictos que existen y se perciben, sobre todo con los peligros de guerra y la nueva modalidad de cuchilladas en las calles, que recuerdan las dos anteriores intifadas, creo que Israel mostrará nuevamente que su finalidad no es el combate sino  el poder vivir en paz, porque sabe que nadie se beneficia con las guerras. Debe enfrentarse a pensamientos diversos a los suyos porque sus vecinos, ávidos de territorios, no simpatizan con la existencia del Estado de Israel, una tierra que nos fue prometida desde Abraham. Hemos sabido sacarle su leche y su miel, mientras otras culturas que han pisado sus dunas, jamás sacaron de ellas el colorido que hoy habita a nuestra amada patria. Espero, querido amigo inconforme, haberte filtrado bien lo que es Israel para esta inmigrante que sabe amar a Colombia, México, Francia, sus otras patrias que de problemas también saben bastante. Te dejo con un abrazo para que sientas, que aún sin coincidir en nuestros conceptos, tienes mi respeto por tu posición. Me permite ver la mía con mayor claridad al detenerme en reflexión sobre mis posturas y defenderlas porque a veces siento que se patea la verdad.