Imprímeme

El retorno triunfal de Juanes

Por: Bella Clara Ventura

¿Por qué escoger la Tierra Prometida para dar un concierto de una magnitud poco vista y sobre todo en países tan pequeños en tamaño como es Israel? La misma pregunta se debió hacer Juanés antes de aceptar la oferta de llegar al Medio Oriente entre los supuestos zumbidos de balas y la mala prensa que ocupa este diminuto país entre naciones como Colombia y otros países, que no entienden quién es el verdadero causante de guerras y violencias en la zona, donde la única democracia se edifica sobre el pueblo de Abraham desde 1948.

Imagino que luego de su sonado éxito anoche, un 30 de junio con luna plena en la plaza escogida para su concierto, el parque de Ranana donde se congregaron miles y miles de latinos e israelís para deleitarse con sus canciones, su enfoque sobre la problemática en el medio oriente debió cambiar de norte y su concepto sobre el Israel que se desconoce. La manera cómo fans y curiosos acudieron al hallazgo de la voz del artista que nos representa por el mundo con su camisa negra y el talento paisa, arraigado en sus venas, el cantante de fama internacional debió transmutar la impresión que se tiene sobre nosotros, esos judíos con los que se va topando por el mundo o los mismos que en su infancia debieron jugar fútbol con él en el Medellín de sus afectos. Hubo grandes saludos y agradecimientos, inclusive en hebreo para hacerse más cercano a los aplausos.

Una venia al público mostró su carisma y el deseo de mostrar la gratitud que todo artista debe manifestarle a su público. El escenario vibraba al unísono con la voz que no cesaba de entablar canciones a su ritmo, bajo un chorro de luces que jugaba con las figuras en el escenario: sus músicos. Tan agitados y talentosos como él. Nos deleitaron con su maestría al romper el silencio de la noche para colmarlo de fantásticos sonidos, bajo el embrujo de la imaginación de otros mares y otro continente. Una coreografía de magias se hizo presente al son de la batería y de los demás instrumentos musicales que le daban realce al canto, elevado a un cielo descubierto que sonreía a sus anchas. Con guitarra en mano, el hombre con aspecto de niño bueno daba saltos de alegría en escena y le daba vuelo a su canto. Tocaba corazones y despertaba la emoción que el latino sabe entregar cuando el sudor y lo virtuoso traspasan fronteras. Un coro respaldaba su voz y el micrófono que dirigía por momentos hacia al público así lo demostraba.

Un eco divino se escuchaba entre notas de calor y sabor. El atractivo desplegado se hacía ilimitado, un video de fondo le daba realce a la producción y cada nota se entorchaba en el alma para decirnos que Colombia es país de ejemplos para regar por el mundo y hacernos sentir orgullosos de una nacionalidad que nos supo dar bienestar y razón de ser. A su pregunta "por qué Israel? anoche antes de abrazar el sueño y acariciar sus ensueños Juanes obtuvo la respuesta desde el clamor de una asistencia enardecida con su talante.

Confieso, no sin cierta vergüenza, que cuando lo vi anunciado no pensaba asistir al concierto. No le di la importancia que este evento tendría en mi vida. Un bichito tal vez compatriota me picó la existencia: ver en vivo y en directo a nuestra casta triunfar y decirle al mundo que nuestra Colombia no es un lugar estigmatizado por lo negativo si no la maravilla de rincón que sabe dar talentos y genios bajo el brillo de nuevos astros. Qué orgullosa me siento de haber nacido en esa Colombia que muestra su mejor rostro cuando expone ante la mirada de todos sus talentos; un Juanés renacido que sabe hacer estremecer a sus seguidores y a aquellos que sabrán de él por el poder de la comunicación del boca a boca. Una boca que queda boquiabierta ante el lujo desplegado anoche… un lujo de talento, ingenio y de belleza con una producción a lo Hollywood. ¡Viva Colombia! cuando exporta su mejor imagen y nos permite gozar de sus destacados exponentes en el exterior para enaltecer nuestro terruño amado y tantas veces tan injustamente nombrado.

Esos personajes representan a nuestro país con el donaire y la elegancia que debemos señalar en todo momento y más cuando se nos da la oportunidad de verlos convertidos en realidad como embajadores de cultura. Mucha gracia y garbo anoche ante los ojos extasiados de un público que aclamaba a nuestro Juanes. Palmas para su futuro y un saludo invitándolo a regresar porque dejó el portón abierto para su retorno con el gustillo bueno de lo que se anhela. Con ese otra, otra, otra selló su triunfo. Retumbó mientras unía las dos banderas lanzadas al escenario. Israel y Colombia fueron una, no sólo en la tela de sus estandartes sino en el corazón de cada asistente bajo la ovación de las estrellas en Tierra Santa.