Por: Raquel Goldschmidt
Estamos viviendo una época en la que nuestra comunidad no crece, que las necesidades comunitarias, institucionales, incluyendo las privadas, son las de crear armonía, actividades en común, las de buscar más puntos en común que nos hagan sentir más cercanos, que por el contrario las de buscar cualquier pretexto para formar “La guerra de las Galaxias”.
Recientemente las directivas del Colegio Colombo Hebreo de Bogotá, enviaron una carta a todos los padres de alumnos del plantel, mostrando su claro enojo ante el retiro de los hijos del rabino de la comunidad de la AIM, a otro colegio, y en una actitud furiosa sin precedente contra esta comunidad, tomaron una serie de medidas contundentes dirigida a la directivas de la AIM, la cual siempre ha estado presente en todas las ocasiones del plantel, aún desde sus inicios en 1948.
Aparte de estas medidas contra la AIM, también se castigó al rabino retirándolo de las clases que estaba brillantemente dictando en el colegio, y que en realidad quienes salen castigados son los estudiantes que se verán perdiendo esta oportunidad. Pero ésta acción, a mi manera de ver, es de una gravedad incalculable, dentro de la mentalidad judía, educativa y de principios morales. Tradicionalmente, el Rabino es la figura con la que una comunidad no sería comunidad sin ella. Solo por ello merece respeto. El Rabino es la imagen de la espiritualidad de cada comunidad, independientemente de si sus hijos estén o no en un colegio hebreo. Solo por esto merece kavod. -De hecho, casos se han visto de niños y jóvenes religiosos que han estudiado en colegios laicos y reciben en sus casas las enseñanzas adecuadas en cuanto a su identidad y su tradición judía-. El kavod que se le debe dar a un Rabino ha sido históricamente muy especial, claro, esto para la gente que conoce y no ignora el tema. El manejo inadecuado hacia el Rabino de una comunidad, debería accionar la protesta de todas las comunidades e instituciones. Un tema es plantear un reclamo, algo con lo que no se está de acuerdo, otro tema es, como se dice vulgarmente “trapear los pisos”, con el Rabino de una comunidad. Esto es incorrecto, está mal hecho.
Es razonable la lucha por la supervivencia del Colegio, es justificable el planteamiento de los valores judíos que el colegio le está aportando a los jóvenes y niños de nuestras comunidades, los esfuerzos que se hacen por preservar nuestras instituciones y nuestras comunidades, sí que deben ser olímpicos. Pero la exagerada reacción del CCH, lo vuelve odioso y los resultados seguramente no cumplirán con su objetivo, pero posiblemente sí se pueden convertir en un tema de candentes peleas, que lo que logra es aflorar rencores, odios, disgustos y no veo en verdad un objetivo positivo, digno de una institución de la altura que debería tener el Colegio Colombo Hebreo.
Escuché que dos familias se retiraron de la AIM, por este asunto. ¿Era ese el objetivo?, ojalá haya escuchado mal. ¿Qué les estamos mostrando a nuestros pequeños? ¿Qué ejemplo deseamos que ellos persigan? Yo quisiera que ellos entendieran que se llega a la verdad por medio del diálogo y no por medio de la agresividad.
Algunas personas no están de acuerdo con mi posición, otras personas están de acuerdo y no pueden ni dormir de la preocupación. Pero definitivamente debo defender los valores del respeto, del amor entre hermanos, de buscar soluciones y no agresiones. Y definitivamente enarbolar una bandera de pelea con las comunidades no es bueno.
Una junta directiva tiene una responsabilidad enorme y dentro de esas responsabilidades, tal vez la principal, es la de brindarle bienestar a todos sus socios, en este caso a sus alumnos. ¿Será que los alumnos cuyos padres pertenecen a la AIM, no se sentirán mal?, su rabino fue echado y a su comunidad se le restringe la participación en la actividad del colegio… ¿será que todo está bien con ellos?, ¿Será que los padres de estos chicos no se sienten avergonzados?, no entiendo la proyección de esta reacción atómica del CCH, la lógica me dice que con esta maniobra, no lograrán el objetivo propuesto (si es que el objetivo es que los hijos del rabino vuelvan a ser matriculados en el CCH), indudablemente es potestativo de cada padre , escoger el Colegio para sus hijos, en todo caso, pienso que es necesario obrar con inteligencia, pensando, analizando y procediendo mediante una adecuada respuesta que no lastime, que no haga daño y que beneficie al colegio, en vez de hacerlo parecer como el coco.
Ojalá los ánimos se calmen, -y jamás se vuelva a enviar una carta de ese tono a padres de familia sino que se arreglen las cosas dentro del marco de la formalidad de juntas para llegar a decisiones- se retome el tema y se redirija la situación a una más amable, en la que el colegio tenga lo que tiene por sus méritos y no por sus “pataletas”. Que los dirigentes, de comunidades e instituciones judías, especialmente quienes no han enviado a sus hijos al CCH, -y no les ha caído el CCH con todo el arsenal y tampoco deberían-, piensen en la importancia de que sus hijos vivan su infancia y adolescencia en el Colegio que con tanto amor se ha levantado para brindar un futuro lleno de valores y educación, para que se formen como gente de bien y excelentes profesionales como lo han sido. Y para quienes resuelven no enviar a sus hijos al colegio, al menos esforzarse, por un contacto que los beneficie a estos chicos y haga sentir a los que están en otros colegios como lo que son: nuestros hermanos.