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La Unesco ha subastado sus principios y objetivos

Por: Victor Zajdenberg

La Unesco, Organización para la Educación, la Cultura y la Ciencia de la ONU (Naciones Unidas), viene tergiversando la honorable misión para la cual fue creada en 1945 con una persistente, inicua y vil metamorfosis que la ha llevado a la emisión de resoluciones totalmente contrarias a disciplinas tan importantes como el derecho, la historia, la ciencia y la arqueología.

Es por ello que los Estados Unidos, en una decisión bipartidista, han anunciado que abandona la Unesco porque “la Agencia se ha politizado y se ha convertido en una vergüenza crónica”.

El Departamento de Estado explica que la Organización ha desarrollado un “continuo sesgo anti israelí”, algo que ya viene denunciando desde hace mucho y en forma tajante Nikki Haley, la valiente Embajadora  de USA ante las Naciones Unidas.

El Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, expresó su beneplácito por la decisión de los EE.UU e instruyó a sus funcionarios para que el Estado de Israel también se retire de la Unesco declarando que “es una decisión moral porque dicha organización se ha convertido en un teatro del absurdo y porque en lugar de preservar la historia la está distorsionando”.

La saliente Directora General de la Agencia  Irina Bokova, otrora candidata fallida y no electa a la Secretaría General de la ONU, es la que ha consentido que el proceso de descomposición creado permita que uno de los candidatos a reemplazarla fuera  Al-Kawari, un diplomático de Catar.  Este Emirato es conocido y acusado de financiar a todos los grupos  terroristas que existen en el mundo, entre ellos al Hamas (usurpadora durante 10 años de la Franja de Gaza). Posee  además la  cadena televisiva internacional Al Jazeera, creada en 1996, que ha servido de comunicadora de las declaraciones del terrorista Osama Ben Laden, jefe de la siniestra Al Qaeda y que ha perjudicado a países como Egipto cuando dicho Estado se encontraba en plena lucha contra los integristas de la Hermandad Musulmana.

Las últimas resoluciones de la Unesco asignando el Patrimonio de la Humanidad de todos los lugares santos en Jerusalem a Palestina y a los musulmanes son un despreciable e ignorante acto de discriminación hacia Israel, pero también hacia los judíos y los cristianos que poseen una historia milenaria relacionada con dicha ciudad. En el Corán no existe una sola referencia a la ciudad de Jerusalem mientras que en la Biblia judía y en el Nuevo Testamento cristiano se la nombra centenares de veces con constante devoción y memoria. Por otra parte Palestina no existió y nunca ha sido un Estado constituido en dichas tierras, mientras que el Estado Judío ha tenido a Jerusalém desde hace más de 3.000 años cuando el Rey David se instaló en ella y la declaró como única y eterna Capital del Pueblo Judío.

La gota del insulso contenido que rebalsó la frágil y endeble copa que todavía sostenía a la corrompida  Unesco ha sido la Declaración en Julio pasado de la ciudad vieja de Hebrón como “Patrimonio Mundial Palestino” cuando en ese mismo lugar espiritual comienza justamente la gran aventura revolucionaria del Monoteísmo Judío con el primer entierro de la Matriarca Sara y luego el de su esposo el Patriarca Abraham, para proseguir más tarde con las grandes figuras bíblicas de Isaac y su esposa Rebeca, cerrando el círculo patriarcal con las tumbas de Jacob y su esposa Leah. (Rajel, la segunda mujer de Jacob había fallecido durante el trayecto y su sepulcro se encuentra cerca de la ciudad de Belén).- Esta subasta de la verdad precipitó los hechos.