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Derecho a la dignidad

Por: Raquel Goldschmidt

Este año, se celebró nuevamente el Día Internacional de las Víctimas del Holocausto designado por la ONU a partir del año 2005. En dicha resolución se condena sin reservas, todas las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades, basadas en el origen étnico o las creencias religiosas donde tengan lugar. Al conmemorar la liberación de los campos de exterminio nazis, que instan a los estados miembros de la ONU a elaborar programas educativos que inculquen la enseñanza del Holocausto, con el fin de prevenir actos de genocidio en el futuro.

Muy cercano a esta fecha ocurren dos acontecimientos en el mundo, que le mueve el piso a quienes realmente luchan por la verdad, por la eliminación de la maldad en el mundo, que conduce no solo a actos de genocidio sino a actos de la más cruenta violencia contra cualquier elemento que no sea del agrado del atacante, puede ser étnico, religioso pero también político o social. Maldad es maldad.

1.- El ataque terrorista en Francia Contra Charlie Hebdo y el supermercado Kosher. 2.- El asesinato del Fiscal Argentino Alberto Nisman.

No es que hayan sido estos dos, los únicos elementos dignos de mención, solo que estos dos dejaron abrir una cortina a una ventana que muchos han tratado de tapar durante muchísimos años. Aquí va la lista: Antisemitismo – Odio incontrolable – Agresión sin límites – corrupción política – corrupción religiosa – corrupción social – escala de valores deteriorada en la que la justicia y la vida misma están en un segundo plano antecedido del deseo de poder, dinero e imagen.

Pero este año hubo un elemento diferente a otras épocas. Este año, los judíos no se la dejan “montar” como se dice vulgarmente en Colombia, no agachan la cabeza y sonríen, callando para no enojar a otros. La palabra “derechos” que para algunos –incluso de los nuestros- lo leen: “desechos”, ya empiezan a tornar a los lugares que le corresponden.

En Argentina, las comunidades e instituciones se negaron a realizar este evento que recuerda a las víctimas del Holocausto, al lado de un gobierno corrupto que actúa de una manera indebida y muestra un rostro que “justifica lo injustificable”. El presidente Obama se niega a recibir a Netaniahu, dejando un precedente bien claro de sus verdaderos pensamientos, con una “excusa inexcusable”. De esta manera, el presidente Rivlin, cuando es invitado por Obama, para celebrar el Día Internacional del holocausto, declina ésta invitación.

Tal vez ninguna de las dos acciones sea diplomática, pero ya es tiempo de dejar la falsa diplomacia y ser israelíes de mentalidad, ser sinceros y dignos. No hay que aceptar más humillaciones, ya no es más la época de la Shoa, ni de la Inquisición, ni de las Cruzadas. Somos ciudadanos judíos en el mundo entro y demandamos los mismos derechos que el resto de ciudadanos. Si bien es cierto que Israel es nuestro hogar, donde podemos ir sin sentir miedo y persecución, también la realidad es que vivimos en muchos países, donde el judío representa una sociedad de minoría productiva que beneficia al país donde vive y que merece el mismo respeto, que cualquier otro ciudadano del país donde vive. Al menos el derecho a la seguridad, al crecimiento dignamente, a la justicia y protección por parte del Estado, no solo comunitariamente sino individualmente, tal como ondea la bandera de la resolución de la ONU.

¿Ir a conmemorar precisamente junto con la corrupción, la violencia y/o con la falta de juicio, precisamente en memoria de judíos que murieron por ello?, ¡Bravo Rivlin! ¡Bravo comunidad judía e instituciones de Argentina! Gracias por devolvernos a los judíos el derecho a la dignidad.