Por: Victor Zajdenberg
Mikel Pence, Vicepresidente de EE.UU, adelantó en el Parlamento de Israel que la Embajada de su país se trasladará a Jerusalem antes del final de 2019, recordando la decisión de Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos, de “corregir una injusticia de 70 años de antigüedad” aunque paralelamente sostuvo que los límites definitivos deberán ser acordados entre palestinos e israelíes en negociaciones directas entre las partes. “La paz solo puede venir a través del diálogo” dijo.
Muy pocos recuerdan (o no les conviene recordar) que Vladimir Putin, el “Zar” de la “Nueva Rusia”, ya había adelantado en varias oportunidades que Jerusalem occidental es efectivamente la Capital del Estado Judío. Años atrás, en su visita a Israel y frente al Muro de los Lamentos, no solo colocó su papeleta personal en los resquicios del Kotel (Muro) sino que pronunció además una frase sustancial en la que reconocía que “las antiguas piedras de este Muro reflejan el vínculo del Pueblo Judío con Jerusalem”.
Federica Mogherini de la Unión Europea (UE) y varios de los Ministros de Exteriores de Europa escucharon con mucha paciencia a Mahmud Abbas, Presidente de la Autoridad Palestina (ANP), reclamando, o más bien exigiendo, a Bruselas el reconocimiento inmediato de Palestina como Estado independiente con Jerusalem como su capital. Sin Embargo la Sra. Mogherini ha confirmado que “está muy claro que no habrá negociaciones creíbles sin la participación de los Estados Unidos. Necesitamos unir fuerzas”. Asimismo Alfonso Dastis, Ministro de Exteriores de España, acompañó dichos conceptos afirmando: “ofrecemos toda la ayuda necesaria pero sin romper puentes pues Estados Unidos tiene que seguir siendo un interlocutor válido”.
En el mismo sentido se expresaron otros países como la República Checa, Hungría, Guatemala, etc. con el ánimo que la Autoridad Palestina no vuelva a perder esta nueva oportunidad que se le presenta para el logro de objetivos para la paz con Israel como ya lo hiciera en innumerables oportunidades durante 70 años; desde 1948 hasta la fecha.
Así como en 1917 la Declaración de Lord Balfour, Canciller de Gran Bretaña, a favor del “establecimiento de un Hogar Nacional Judío”, fue el corolario inicial para el reconocimiento posterior del actual Estado Judío, la Declaración Trump ratificada por Mikel Pence y sostenida en el tiempo por el Presidente Putin e indirectamente sustentada por la Alta Representante para la Política Exterior Europea Federica Mogherini, establece una auspiciosa tendencia para que la ciudad de Jerusalém sea reconocida en el concierto de las naciones civilizadas como la “Capital del Estado de Israel”.
Solo restaría que Mahmud Abbas concientizara que el único camino que le queda, si es que desea pasar a la historia como el hacedor de una paz verdadera con Israel, es sentarse a dialogar de una manera realista y sincera, lo que seguramente redundará en un beneficio para ambos pueblos que habitaban en la Palestina del Mandato británico: los judíos y los árabes.