Imprímeme

Independencia económica

Por: Rav Daniel Shmuels

Hace poco alguien me preguntó por qué los círculos ultra ortodoxos carecen de independencia económica; en cambio, dependen de múltiples donaciones para su subsistencia. Mi respuesta fue la siguiente: "Suponiendo que efectivamente los círculos ultra ortodoxos subsisten solo de donaciones, algo de lo cual no tenemos información específica ni estadística, puede radicar en el hecho que estas personas desean dedicar su vida, como una imposición personal, solo a estudiar Torá y llevar a cabo Mitzvot; de cualquier forma, conozco de primera mano muchos casos de ultra ortodoxos que no llevan ese estilo de vida y por el contrario mucho de su dinero va a múltiples tipos de donaciones". 

Esta respuesta; de cualquier forma, si bien pretende cubrir las posibles variables que se pueden involucrar, resulta incompleta y necesita de una mayor explicación y la verdad es que nuestra sagrada Halajá, de hecho, nos exige lo contrario; es decir, una independencia económica.

Partamos del hecho que el Mejaber en el Shuljan Aruj, en Oraj Jaim 156:1, nos enseña: "Después que una persona ha dedicado tiempo para estudiar Torá después del rezo matutino, ella tiene que ir a trabajar porque toda Torá que no está acompañada de trabajo con seguridad no lleva a ningún lado (...)". Es más, el Mejaber acentúa este aspecto en Yoreh Deah 255:1 cuando dice: "Aún cuando una persona sea un escolar honrado, él se debe ocupar en una profesión de base, aún cuando sea una profesión desagradable". Así mismo, en Even HaEzer 70:3 el Rema nos recuerda: "Un esposo está obligado a ir a trabajar para mantener a su mujer tal como él se obligó en la Ketuba". Es decir; nuestra Halajá hace énfasis en que la independencia económica es necesaria y obligatoria para todo judío, así como lo es estudiar Torá, cumplir Mitzvot y llevar una vida cotidiana.

Rav Abraham Isaac Kook, el primer Gran Rabino Ashkenazi, de quien actualmente tenemos múltiples Poskim y quien he mencionado anteriormente como un precursor en el mantenimiento de la Halajá como un instrumento dinámico adaptable y no una roca petrificada, hizo gran énfasis en esta obligación Halájica de independencia económica. Rav Kook explica esta obligación práctica y Halájica basado en la Masejta de Brajot 8a donde se establece que la autosuficiencia es más grande que el temor al Cielo por cuanto comer de la labor propia constituye una cualidad especial. 

Rav Kook dice: "La sensación de autosuficiencia es la sensación moral más completa y buena que puede tener un hombre". De acuerdo a él, esta es la forma más elevada de Providencia Divina, pues Hashgaja Pratit no es que Dios provea para nuestras necesidades sino que el Todopoderoso nos de la habilidad para que nosotros mismos las proveamos y así exaltemos Su nombre. De acuerdo a Rav Kook, alguien que provee por sí mismo por medio de sus propios esfuerzos a nivel material también va a estar inspirado a mejorar constantemente a nivel espiritual. De acuerdo a esto, aquellas personas que solo se dedican a estudiar Torá crean un hábito de dependencia en otros y quedando satisfechos solo con lo que se les provee frecuentemente desarrollan "pereza espiritual"; lo cual, a su vez, lleva a un estado de complacencia en donde cualquier tipo de Servicio Divino que les surja naturalmente en ellos está bien. 

No es en vano que el Rambam establece como el máximo grado de caridad aquel donde se le da a otro judío los medios para que pueda ser autosuficiente. Es precisamente porque tenemos la obligación Halájica de tener que proveer por nosotros mismos y para los nuestros. Empero, como todo, es una balanza, un punto intermedio. No nos podemos olvidar de nuestros deberes como judíos por el simple motivo de proveer por nosotros, así como tampoco nos podemos olvidar de proveer para nosotros mismos en pro de solo estudiar Torá y cumplir Mitzvot. La inmensa y eterna sabiduría de nuestra sagrada Halajá nos exige ambos aspectos, no sólo uno y está en nuestras manos lograr ese equilibrio para mantener nuestra supervivencia física y espiritual sin depender directamente de la caridad de otra persona. Es nuestro esfuerzo físico y espiritual, ese equilibrio entre ambos aspectos, Gashmiut y Ruajniut, el que nos va a dar esa felicidad en este mundo y en el mundo por venir. Entonces, ¿podemos llegar a ese equilibro?