Por: León Celnik
¿Son los KUZARI (Jasaros) los ancestros de los judíos ashkenazim?
¿Por qué me invocáis? ¿Cómo os atrevéis? ¡Sí! el Fantasma de Jehudah Haleví soy yo mismo. Nacido soy en Tudela y aunque otros dicen que soy de Toledo, no les deis crédito; ¿acaso no sé yo donde nací? Viví entre los siglos XI y XII E.C. y desde el cielo he visto las gracias y desgracias de mi pueblo hasta el sol que hoy brilla, en una sociedad que mis ojos, a duras penas, crédito dan y entender no concibo ¿Que qué opino de lo que ahora dicen, que los judíos del septentrión no son judíos? ¡Vamos! ¡Estáis todos locos!! En mi época, en medio del prolijo influjo de la esmerada vida cultural musulmana del desaparecido Califato de Córdoba y cuando nuestros bienhechores se dedicaban más a las artes y letras que a poner bombas y acuchillar infantes inocentes, desarrollé mis labores como poeta, filósofo y físico, lo que vosotros hoy llamáis médico.
Toda esta algarabía empezó el día que escribí “El Kuzari”, en el que relato a modo de diálogo, la conversión del Khan del reino Kuzari al judaísmo en el siglo VIII.
¿Que quiénes son ellos? Venga, pues: Los Kuzari fueron un grupo de tribus de origen túrquico -caracterización lingüística, no étnica, que se establecieron y luego formaron un extenso estado durante algo más de 400 años entre los siglos VII y XI de la Era Común, ocupando una enorme extensión en su apogeo, incluidas partes de lo que hoy es Moldavia, Ucrania, Rusia, Kazakstán y con costas sobre los mares Negro, Caspio y Aral. En su florecimiento, el Khan y toda su corte Kuzari convirtiose al judaísmo motivados posiblemente por apartarse de la rivalidad entre cristianos y musulmanes, dicen ellos, aunque claro, yo digo que fue por convicción y amor a nuestra fe. ¡Vaya uno a saber! Destaca la historia que fue una gran potencia. Aliados cercanos del Imperio Romano de Oriente, lucharon contra el segundo imperio persa, o sasánida, a quienes impidieron su progresión hacia el norte, lo que hubiera significado la ocupación de buena parte, sino toda Europa y la historia de hoy sería otra. ¿Os imagináis a los ayatolas gobernando el continente? ¿O será que ya lo hacen? Pero esa es discusión para otro día. Solo hasta el siglo X, las tribus orientales de eslavos, que conformaban el Rus de Kiev, lograron hacer declinar, diseminar la población y absorber su territorio.
Pues bien, aquí se cuece la discusión de “La hipótesis Kuzar Ashkenazi”:
Desde fines del siglo XVIII, se hizo la primera referencia a la conexión de los judíos ashkenazim con los Kuzari, pretendiendo que el yidish, idioma vernacular de esos, tenía sus raíces en tal khaganato. Hacia fines del siglo XIX, Isidoro Loeb, rabino, historiador y secretario de la Aliance Israélite Universelle, al argumentar a favor de la causa de la emancipación judía, cuestionó la idea de que las naciones se basaran en las razas y por lo tanto, los judíos podían ser excluidos como extranjeros. Por el contrario, argumentó, no eran diferentes de otros pueblos y naciones, todo lo cual surgiere mestizaje: los judíos no fueron la excepción y uno podría suponer, agregó, que muchos judíos alemanes, polacos y rusos descienden de los Kuzaris.
En 1919, durante la Conferencia de Paz de Versalles, donde se establecieron los términos de paz por parte de los aliados victoriosos de la Primera Guerra Mundial, cuando un judío sionista señaló a Palestina como la tierra de los ancestros del pueblo judío, otro judío, miembro del parlamento francés y anti sionista Joseph Reinach le refutó diciendo que la conversión había sido parte integral de la expansión del pueblo judío, afirmando que “la mayoría de los judíos de Europa oriental eran descendientes de los Kuzari, pueblo convertido a esta fe” ¡Vamos! El mismo H.G. Wells -uno de mis escritores favoritos- argumentaba que el grueso de la judería mundial nunca estuvo en Judea.
Cuando en 1947 se debatía en la ONU la partición de Palestina en un estado judío y uno árabe, algunos políticos británicos trataron de demeritar el argumento sionista que tenía sus bases en argumentos bíblicos, afirmando que los inmigrantes judíos en el Mandato Palestino eran descendientes de conversos paganos y no de los israelitas emigrados de Judea. Pasmosamente, el argumento fue sostenido, no solo por gentiles sino por judíos anti sionistas. ¿Qué podéis esperar entonces de nuestra propia armonía? Pues, veréis: esto fue un ingrediente adicional a la ola de anti semitismo mundial, particularmente en la Unión Soviética, Gran Bretaña y, también, los Estados Unidos, donde teóricos de la conspiración como el Ku Klux Klan y el movimiento anti comunista, impulsaron estas ideas para exigir al gobierno que se impidiera la inmigración de judíos que escapaban de los horrores de los pogroms, las persecuciones y matanzas en Europa del Este. ¡Los anti comunistas se aliaban intelectualmente con sus némesis! Todavía hoy se utiliza en Rusia la palabra Khazar para señalar despectivamente a los judíos.
El profesor Shlomo Sand, polémico historiador y profesor de la Universidad de Tel Aviv, judío(?) auto flagelante, perteneciente a varios movimientos anti sionistas, entre otras teorías que niegan el derecho del pueblo judío a retornar a Sion, sostiene en su libro de 2009, “La Invención del Pueblo Judío”, que los Kuzari son el origen étnico y religioso de los judíos ashkenazim de hoy, ya que son una mezcla de idumeos, bereberes, eslavos, yemeníes y por supuesto, Kuzaris, entre otros. ¡Quizá él mismo, seguramente, hubiera sido muy bien recibido en cualquier estamento hitleriano, creadores de los campos de concentración Nazi, (de donde sus padres lograron huir con vida) olvidando de inmediato su ancestro judío y rindiéndole honores!
¡Afortunadamente, la ciencia viene al rescate! La misma ciencia que los fundamentalistas judíos reniegan: ¡la genética! Bendita la ciencia, os lo digo yo, estudioso y defensor de la fe judía, pero seguidor de la escuela neoplatónica.
Recientes estudios genéticos del ADN mitocondrial de judíos de origen ashkenazí muestran que, en un alto porcentaje, estos provienen de una población antigua del Medio Oriente que se remonta hasta por lo menos 2000 años atrás, que se extendió por Europa a lo largo del tiempo y que, de hecho, comparten ascendencia con las poblaciones judías sefaradíes. Otro estudio aleatorio realizado con judíos ashkenazim e independientemente del anterior, no encontró linajes atribuibles al Cáucaso.
Un artículo del periódico judío Forward de Nueva York, de tendencia izquierdista, fechado en septiembre de 2017 resume detalladamente el tema y con ello, ya podré volver a la tranquilidad de mi retiro en el Gan Eden. ¿Estáis de acuerdo?