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Judíos en la Industria Pornográfica

Por: Jack Goldstein

Como parte de ese mundo del shtetl, mi papá me crió con la idea de que los judíos no estábamos metidos en temas feos. Por ejemplo, no existía la mafia judía. Pero con el tiempo fui dándome cuenta de que más que no involucrarnos en temas mal vistos o criminales, lo que pasaba es que estábamos desproporcionalmente representados en muchas actividades, sea cuales fueran. No era que no éramos malos, sino que no éramos malos en lo que nos propusiéramos ser sin importar la valoración moralista de la actividad. Como pueblo, sencillamente, más que buenos somos desproporcionalmente eficientes. Así como las mafias judías existen y son muy prósperas, el mundo turbio de los casinos y la pornografía, que no necesariamente implican crimen, también son industrias “muy judías”.

Más allá de cualquier consideración, a veces válida, que vincula a la pornografía con la trata de blancas, explotación de menores o mujeres y riesgos a la sanidad pública, la pornografía también ha sido un canal de liberación. Quizás ahí radica ese vínculo entre la pornográfica y tantos judíos, la mayoría de ellos muy seculares. Esta industria, hija menor de Hollywood, fue desde el primer día un campo fértil para el emprendimiento de inmigrantes, principalmente de Alemania. Tratándose de una industria completamente nueva, no existía sobre ella regulaciones legales y, más aun, no había sesgos sociales contra el ingreso de judíos a esa industria. El cine, como expresión artística, podía canalizar los deseos de liberación que llevábamos reprimiendo en una Europa antisemita. En palabras de Al Goldstein, director de la revista Screw, la pornografía se convirtió en una sutil venganza contra la sociedad y moral cristiana que tantos traumas nos generó.

Además, para desarrollar la pornografía se requería poco dinero y mucha jutzpa, dos ítems que abundaban en las maletas de los judíos recién llegados de Europa. La pornografía también sirvió para combatir la imagen de Jewish American Princesses. El siguiente video (no pornográfico) contiene una breve entrevista a uno de los mayores productores de la industria donde relata brevemente hechos y anécdotas de la industria. Comenta por ejemplo cómo en la década de los 70´s la mayoría de los actores eran judíos y las mejores actrices eran católicas. Explica él que fue así como se cumplieron las más eróticas fantasías de niños judíos, incluidos aquellos como el famoso Ron Jeremy quien caricaturescamente representaba al judío feo e impopular y quien difícilmente podría conseguirse una novia despampanante.


En el campo de producción, hay que destacar la Galantina, pasquines de pornografía light y chistes verdes que se popularizaron entre los años 20´s y 40´s y fue una industria muy Yeke. Reuben Sturman fue considerado el Walt Disney del Porn de la post guerra y creador de los peep-shows. Steven Hirsh, de Vivid Entertainment, es llamado el Donald Trump de la pornografía. En el campo de la actuación sobresalen figuras como Naomi Russell; Nina Hartley, convertida ahora en gran educadora sexual; Michael Lucas, el mayor productor de cine porn gay y gran sionista; Jenna Jamison, la reina del porn y recientemente convertida al judaísmo tras su matrimonio con el diamantero israelí Lior Bitton; Adam Glasser (a.k.a Seymour Butts) y actor en la serie de Cable Family Business en la que junto con su mamá y su tío se representan a sí mismos. Otras famosidades son James Deen, Richard Pacheco, Gene Simmons, Lizzy Caplan, Howie Gordon y Joanna Angel, estos últimos dos criados en hogar ortodoxos.

James Deen es quizás la cara amable del momento, el buen vecino, el joven a quien la niña puede traer a la casa y el actor más taquillero de la industria del porno. Para él, el judaísmo fue básico para el desarrollo de su carrera porque le enseñó a hacer preguntas, a criticar al estamento, porque en el judaísmo el sexo no era el tabú que lo era dentro del mundo cristiano, porque el sexo incluso podía ser un mitzvah. Para él, criarse dentro del judaísmo permitía tener una barrera más baja para ingresar a esa industria y porque estando en ella no implicaba ser excomulgado de su pueblo. Con orgullo dice que desde 3º de primaria quiso convertirse en actor porno y que sus padres siempre lo apoyaron para lograr llegar a su meta.