Imprímeme

Ima adamá, madre tierra

Por: Myriam Krausz Holz

Lo que yo siento por tí nadie lo entendería
Jag sameaj Israel

Luces de esperanza para el mundo.
Coraje, protección, amor, ángeles, palomas de Noé con promesas de futuro.
Am Israel Jai. El pueblo judío vive.
Tu milagro es tu gente. Tu milagro es supervivencia de siglos, Eretz Israel, Tierra de Israel.
Diáspora programada, fuera de los ghetos. Despierta  a la vida de esperanza, despierta de pesadillas y florece en las arenas del desierto.

Ma tovu Medinat Israel. Cuan bellas son tus tiendas, Jacob, tus moradas Estado de Israel…
Tus líderes comparten el compromiso y la responsabilidad con la herencia de Dios.
No en vano el sentimiento aflora para cumplir la promesa al mundo. La luz del mundo. La consciencia del mundo, la responsabilidad del universo.

Tus manos, oh Israel, logran que la promesa de Dios se cumpla en la tierra de la que mana leche y miel.
El Brit, el pacto, está más allá del cisma en tu fuero interno.
De cada crisis sales fortalecida.
Tus habitantes aún tienen la fiereza y la fuerza del León de Judá.
La agilidad de la gacela de montaña en el Emek Hatzv’im o Valle de las gacelas en  Pri Har, en el corazón de Jerusalén.
Tienen la terquedad del toro que sigue embistiendo a pesar de sus heridas.
El sigilo de la serpiente del desierto y el aguijón del alacrán.
Pero también tiene la mansedumbre del cordero, la delicadeza y la armonía de las aves que surcan tu cielo.
Así es la gente de Israel. Fiel a su legado, orgullosa de su Historia.
Lejaim Israel. Que la Menorah, que te acompaña desde el monte Sinaí, ilumine siempre tu camino.