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La tumba de Noé y las reliquias de su Arca

Por: Jack Goldstein

Dentro de la tradición judía no llevamos registro de lugares como éste, quizás porque reconocemos que su historia se dio en tierras lejanas que nunca hemos controlado, o porque la leyenda es más antigua que Am Israel mismo. Por fuera de la Tierra Prometida, son contados los lugares arqueológicos relacionados con historia sagrada y que hoy tengan algo de arqueología para visitar. La tumba de Aaron se encuentra sobre la cima de una montaña cerca de Petra (y de la cual encontrarán un video reciente de un grupo de judíos ortodoxos quienes, disfrazados de árabes, llegaron hasta allá a rezar). Jeremías tiene su tumba en Babel, ISIS destruyó hace dos años parte de las ruinas de Nínive en el lugar donde Jonás llegó a predicarle a su población. Del profeta Daniel hay varias tumbas, una de las cuales visité hace años en Samarkanda y que me hizo pensar que más que profético, Daniel habrá sido “grande” por lo alto, ya que la tumba tiene 9 metros de largo.

Pero hasta hace poco, desconocía de la existencia de la tumba de Noé. La misma hace parte del folklore musulmán en la República Autónoma de Nakhicheván, una exclave de Azerbaiyán que se encuentra entre Armenia e Irán. Los armenios explican que el origen del nombre de esa república es uno muy diferente y nada tiene que ver con famoso navegante, pero para los azerís, Nakhicheván es la Tierra de Nakh (Noaj -Noé). 

Ararat, como sabemos, es el monte donde la leyenda dice que Noé finalmente encalló su arca. Hoy en día está dentro de territorio turco, al extremo oriental de ese país, pero hace parte integral del paisaje de Yereván, capital de Armenia. En Etzmiadzin, el centro religioso de la Iglesia armenia, a una media hora de la capital, dentro del museo de su catedral, se encuentra junto a múltiples reliquias de varios santos cristianos, lo que la tradición armenia dice es una madera del Arca del marino milenario, una pieza indudablemente antigua pero de dudosa procedencia.

Pero antes de encallar en Ararat, la leyenda cuenta que el Arca se topó contra otro cerro en territorio del actual Nakhicheván rodeado hoy por un paisaje majestuoso. El perfil del monte muestra una pronunciada hendidura, “prueba” de ese accidente. En las afueras de la ciudad del mismo nombre y capital de la autonomía, un pequeño pero colorido mausoleo contiene una tumba que dice tener 6 milenios, según la tabla en su exterior, y que afirma que el mausoleo ha sido reconstruido múltiples veces desde entonces. Supuestamente, ahí yace nuestro tatarabuelo Noé.