Imprímeme
Antisemitismo, una enfermedad milenaria
Por: Victor Zajdenberg
Deborah Lipstadt, cuando logra vencer en los tribunales ingleses al historiador negacionista de la Shoah (Holocausto judío) David Irving, dice:
“Están los hechos, hay opiniones y hay mentiras”. Y hoy los hechos son:
- “Debido al creciente antisemitismo, judíos de Inglaterra se están yendo del país” (Vis A Vis – 20/8/18).
- “Valencia, ciudad de España, se proclama “zona libre del apartheid israelí”.
- “Pablo Iglesias Turrión, Jefe del Partido español Podemos definió al Estado Judío como un “país criminal e ilegal”.
- “En París los judíos no pueden salir con la kipá a la calle por miedo a ser lastimados o muertos”.
- “En Londres las mujeres judías llevan escondidos los colgantes con el Maguen David (Estrella de David) para no ser golpeadas”.
- “En Berlín niños judíos no pueden asistir a ciertos Colegios pues sus autoridades no controlan las acciones antisemitas que se desarrollan contra ellos” (Compromiso No. 67 – DAIA). Estamos asistiendo a lo que ya puede ser denominado como los “Pogroms New Age”, lo cual indica que Europa está teniendo una nueva recaída de su milenaria enfermedad antisemita, demostrando no haber sido suficiente para ella la catástrofe que ha provocado durante la 2ª. GM asesinando a 50 millones de seres humanos y gaseando e incinerando a 6 millones de judíos inocentes, entre ellos 1 millón de niños.
Jean Paul Sartre, en su libro “Retrato del antisemita”, define el antisemitismo como una actitud por la cual “un hombre atribuye las desgracias de su país o las propias a los judíos, privándolos de sus derechos, expulsándolos o directamente exterminándolos”. “El antisemita es, en lo más profundo de su corazón, un criminal”. “Sus pensamientos y acciones apuntan a su degradación, a su humillación y a su extirpación”.
La vida misma otorga al hombre momentos de felicidad, los que son atribuidos a sus propios éxitos, y momentos de penurias, para los cuales se buscan a terceros, culpables de su propia incompetencia o imprevisibilidad. Es lo que se denomina “el chivo expiatorio” que le ofrece una descarga del odio, que anida en el lado oscuro de su vida, contra un blanco fácil que no pueda defenderse. Durante casi 2000 años de exilio, desde su expulsión de Judea por el Imperio Romano, el Pueblo Judío no poseía patria, tierras, ejército y armas para contener los innumerables atropellos, expulsiones y masacres que tuvo que soportar por los “caínes” de cada época.
Una breve y sintética clasificación histórica nos puede aproximar a una verdad irresuelta de esta enfermedad milenaria que resulta ser el antisemitismo que hoy se ha metamorfoseado en un malicioso anti Sionismo, siendo el Sionismo el Movimiento de Liberación Nacional del Pueblo Judío, y en un furibundo anti israelismo, siendo Israel el único Estado Judío del mundo.
- Antisemitismo politeísta: La ignorancia y el desprecio de tribus saqueadoras como las de Amalek e Imperios totalitarios como Asiria, Babilonia, Grecia y Roma no toleraban la idea de un Dios único y universal que, como decía Baruj Spinoza: “Dios no puede odiar; tampoco Él castiga”.
- Antisemitismo cristiano: Cuando a una religión, que es una simbiosis entre el dogma y la fe, se la convierte en una ideología absolutista, deriva en persecuciones a infieles para la cual los judíos fueron los elegidos durante las Cruzadas. “En 1099, los cruzados entran en Jerusalem, reúnen a todos los judíos en la gran sinagoga de la ciudad y los queman vivos mientras cantaban <Cristo, a Ti adoramos>”. Durante el largo período que durara la Inquisición de Torquemada y los levantamientos del criminal ucraniano Bogdan Chmielnicki, “matar un judío, atormentar a un judío, era una virtud cristiana y un acto de justicia divina” (El Judío y la Cruz – Dagobert Runes).
- Antisemitismo árabe: surge en el siglo VII en Arabia:
El rechazo de los judíos a la nueva religión de Alá y de su profeta Mahoma conllevó a una persecución de graves consecuencias inmediatas, mediatas y futuras.
La península española, llamada por los árabes Al-Andalus, había sido conquistada por sus ejércitos que, en un comienzo, mantuvieron un equilibrio inter-confesional entre cristianos, musulmanes y judíos, hasta que la penetración de los Almohades a mediados del siglo XII trastocó la vida de la judería de Sefarad y obligó a muchos de ellos a exiliarse, entre ellos a la familia de Moisés ben Maimón (Maimónides), llamado también el Rambam.
En 1947/8 casi un millón de judíos que habitaban en los países árabes fueron expulsados de sus hogares como consecuencia de la Declaración del Estado de Israel, dejando todos sus bienes, sus historias y sus recuerdos.
- Antisemitismo doctrinario: Drumont en Francia, Chamberlain en Gran Bretaña, Gobinau también en Francia y Rosenberg en la Alemania de Hitler fueron los forjadores intelectuales del antisemitismo pseudo doctrinario convertido en la ideología básica que inculcó e inoculó, a varias generaciones europeas en general y alemanas en particular, el huevo de la serpiente judeofóbica que, al poco tiempo, diseminó su veneno mortal por todo el mundo.
- Antisemitismo Nacional Socialista (Nazi): Genocidios hubo, hay y habrá siempre pues una parte del ser humano y de la sociedad que lo alberga contienen el germen de la maldad que en cualquier momento puede liberarse. Pero el “genocidio industrial” desarrollado por el nazismo con los judíos es único y nunca visto en la historia de la humanidad; por desgracia se ha podido constatar que el “mal absoluto” existe. Un tercio del Pueblo Judío ha sido exterminado por los nazis y ello ha podido suceder con la complicidad de un mundo que permaneció ajeno e indiferente. Hasta el “gran demócrata” Franklin D. Roosevelt, Presidente de los EE.UU, le negó la entrada a los casi 1.000 refugiados judíos alemanes que imploraban su recepción desde el barco Saint Louis, devolviéndolos a las garras de la bestia. Solo se salvaron 287 pasajeros que habían sido aceptados por Gran Bretaña, donde Hitler no pudo, o no quiso llegar.
- Antisemitismo hegeliano: El filósofo George W. Hegel afirmaba en forma dialéctica que “todas las contradicciones finalizan en una síntesis, incluidos los opuestos y/o los contrarios”:
Esta sinopsis es aplicada por decenas de miles de antisemitas. Pues, ¿qué tienen en común un socialista europeo con un populista español; un árabe a favor de la Sharia; una musulmana vestida con burka; una libertaria europea en remera y ojotas; un yihadista del Hamas; un dictador terrorista de Estado como Assad y un teócrata iluminado como Jamenei de la República Islámica de Irán ?... Por supuesto: el Estado Judío de Israel a quien, algunos quieren destruir, otros desean echar a los judíos al mar, aquellos promueven la aplicación del BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones); estos (Suecia, Noruega) envían dinero al Hamás para que adiestren a los chicos en los campos de entrenamiento de Gaza a matar judíos y, todos juntos, a marchar por las calles de las ciudades europeas vociferando contra Israel por defenderse de los vecinos cercanos y lejanos que lo quieren aniquilar.
No debe dejar de mencionarse a Mahmud Abbas que en su tesis sobre el Holocausto, del título obtenido en Moscú (era soviética), escribió sobre este tema que “El Holocausto no fue consecuencia del antisemitismo sino del comportamiento social de los judíos”.
- Antisemitismo mediático: Los medios masivos y superabundantes de información, sin filtros o supervisión, no diferencian verdaderos hechos de noticias falsas (fake news) y sucesos ficticios o armados. Alvin Toffler nunca imaginó en su libro “La Tercera Ola” que la revolución tecnológica, cuyo advenimiento previó, podría ser utilizada por cobardes ocultos en la nube para desvirtuar el conocimiento, el saber y el entender a fin de difundir el vil antisemitismo que se ve hoy en las redes sociales. El antisemitismo es una enfermedad milenaria crónica que debe ser combatida sin pausa.