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El divorcio del judaísmo liberal norteamericano de Israel

Por: Roberto Edery

Agosto 26/2018

El día 13 de Agosto pasado apareció en el New York Times, un artículo de opinión titulado “Israel, ésto no es lo que nosotros somos”.  El autor sugiere que el Estado de Israel es defectuoso desde un punto de vista moral, que ha empeorado en los últimos años, que el gobierno de Netanyahu es el culpable, y que Israel se está convirtiendo en una teocracia no democrática.  Y añade: “No podemos permitir que la política de una minoría radical ultra-ortodoxa pueda alienar a millones de judíos de todo el mundo”.  Y amenaza: “Si la actual tendencia persiste, los jóvenes judíos [norteamericanos] podrían no aceptar afiliarse con una nación que discrimina contra judíos no ortodoxos, minorías no judías y la comunidad LGBT.  Ellos podrían negarse a combatir el movimiento Boycot, Disociación y Sanciones, ellos podrían no apoyar a Israel en Washington, y podrían no proveer con la retaguardia estratégica que Israel tanto necesita.”

Estas ideas y expresiones parecen tomadas del manual de la izquierda israelí, y el NYT, con su clara predisposición anti-israelí, está más que dispuesto a publicarlo.  Pero el autor no es un izquierdista cualquiera: es Ronald Lauder, el Presidente del Congreso Judío Mundial, uno de los más importantes filántropos judíos.  En Marzo publicó otro artículo, propugnando la creación del Estado Palestino y condenando a Netanyahu.  Es decir, Lauder se ha unido a los líderes de los movimientos Reformista y Conservador del judaísmo, que son (hasta el momento) la mayoría en los Estados Unidos, así como organizaciones supuestamente pro-Israel, pero que son todo lo contrario, como J-Street.

¿Cuál puede ser la razón de esto?  En el caso de Lauder, que fue gran amigo y apoyador financiero de Netanyahu, la razón puede estar en una confrontación que tuvo con él en 2011, cuando era el accionista principal del Canal 10, que tuvo como resultado que el Primer Ministro cortó toda relación con Lauder.  Pero la explicación del comportamiento de los Reformistas y Conservadores (en adelante usaré el término “liberales” para abreviar) es más compleja y preocupante.

Aunque la pelea de los liberales con Netanyahu se publicita como causada por el acceso de ellos al Muro de los Lamentos (Kotel), que fue aprobada inicialmente por el Gobierno, destinando el área del lado derecho, donde se encuentra el museo arqueológico, pero otras disposiciones, como que los liberales pudieran participar en el Consejo de Administración del Kotel, fue bloqueada por los Haredim (ultra-ortodoxos) que hacen parte de la coalición de gobierno.  Hay que hacer notar que, aunque en  Estados Unidos los liberales son una clara mayoría, en Israel es muy diferente.  Una Encuesta Pew de 2014-2015 mostró que sólo el 2% de los judíos israelíes se identificaban como Conservadores, y 3% como Reformistas.  Es decir, que no tienen ningún peso político, que es acaparado por los ortodoxos.

Pero la verdadera tragedia es la evolución de los movimientos Reformista y Conservador en Estados Unidos, que los está llevando a su progresiva desaparición, por increíble que pueda parecer. Y su relación con Israel ha llegado a un punto de quiebre, debido a la radicalización de la ideología izquierdista que ha permeado su historia en el último siglo.

“Desde los años 20, la comunidad judía norteamericana se ha identificado con la Izquierda política. Mientras que la Izquierda – y en particular la Unión Soviética -  apoyaba el movimiento nacional judío de liberación, el Sionismo y el Estado Judío, la Izquierda judía era feliz siendo tanto izquierdista como Sionista.  La ruptura del movimiento judío americano con Israel comenzó después que la Unión Soviética cortara relaciones diplomáticas con Israel en 1967.  Hoy, los activistas anti-israelíes son la fuerza creciente en el Partido Demócrata, y los judíos norteamericanos SIEMPRE han votado en abrumadora mayoría por ése partido.”(1)

Eso pudo tener sentido en el pasado, porque los dos partidos apoyaban a Israel en el Congreso, pero eso empezó a cambiar drásticamente con la ascensión de Barack Obama a la Presidencia.  Durante esos 8 años, el Partido Demócrata ha experimentado un giro violento hacia la Izquierda, y hoy en día hablan abiertamente de “Socialismo Demócrata”, eligen musulmanes en su liderazgo y, lo que es peor, se han unido con musulmanes y palestinos en contra de Israel, lo que hace más increíble que los judíos puedan seguir votando por ellos. Pero así es.

Más arriba mencioné la “desaparición” de los movimientos Reformista y Conservador.  La causa de ello es que no solamente han abandonado a Israel, están abandonando el judaísmo, o al menos sus líderes lo están haciendo.  Veamos:

El antisemitismo va en aumento, especialmente en las universidades, y lo grave es que, en vez de enfrentarlo y combatirlo, los liberales han decidido NO hacerlo, porque se encuentran en una crisis de su propia identidad.  Y su número va declinando cada vez más aceleradamente.  Las Encuestas Pew sobre el judaísmo americano han mostrado (datos de 2013) que más del 60% de los judíos hacen matrimonios mixtos (la última encuesta llega a 80%).  Sólo la mitad de los judíos americanos de hecho se casan, y de ellos, menos del 30% crían sus hijos como judíos.

En 2013, el 32% de los judíos americanos menores de 30 años decían que no eran judíos por religión.  Hoy la proporción ha subido al 47% (!).  Igualmente, los identificados como Reformistas han bajado de 35 a 28% y los Conservadores de 18 a 14%.  Y los datos para aquellos menores de 30 años es mucho peor (20 y 8%).  En cambio, entre 2013 y 2017, los Ortodoxos aumentaron de 10 al 15%.

Los líderes liberales han dado la bienvenida a antisemitas y anti-Israelíes (no es cuento) dándoles plataforma para exponer sus odiosas ideas – hasta en una ceremonia de graduación de rabinos! – con lo cual están aprobando sus ideas.  Como sumariza brillantemente Caroline Glick:

“Una vez que permites que antisemitas entren en tu movimiento, pierdes la habilidad de existir.  Tú no puedes justificar tu derecho a existir, porque los antisemitas a los que le abriste la puerta son prueba de que no eres serio; ellos existen para destruirte, y tú los has aceptado como legítimos, incluso miembros deseables.”

Hay que combatir esa locura suicida.  ESO es lo más importante para salvar el judaísmo norteamericano.

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Caroline Glick – “American Jewry’s necessary moral reckoning” – Jerusalem Post